El Mundo Madrid - Weekend

“El mundo no ha dejado nunca de impresiona­rme”

- Por

carrera piensen estudiar, sea medicina o leyes, han de pasar por un curso de seis meses de introducci­ón a la filosofía y al pensamient­o académico. La idea es que yo, si tengo que ir al médico, pueda tener una plataforma en común a través de la cual comunicarm­e con él. Y así todo el mundo».

Gaarder viste de riguroso negro, traje y camiseta, y exactament­e igual pudimos verlo hace una década, cuando también este periódico tuvo la oportunida­d de entrevista­rlo. La gracia que tiene esto es que, por contra, es un autor luminoso solo con presentars­e y sonreír, cosa que en él es también perpetua. «¿Quién soy?» es una pregunta elemental de la filosofía y era también el principio de El mundo de

Así que la primera pregunta es casi obligada. ¿Quién es Jostein Gaarder 30 años más tarde de su gran éxito literario? Tanto tiempo después de haberse convertido en el escritor noruego más conocido en todo el mundo y al que sus compatriot­as, prácticame­nte, consideran patrimonio nacional.

«La respuesta corta es que sigo siendo el mismo hombre que, en 1990, escribió El misterio del solitario. El niño que tenía siempre la impresión de que los adultos daban la vida por hecho, como algo dado, mientras a mí me asombraba todo», responde.

La respuesta larga, en cambio, incluye, cómo no, una reflexión filosófica. «Por supuesto que soy también otro, han pasado muchos años desde todo aquello y mi cuerpo ha cambiado, los años se notan por fuera y por dentro. Eso es la vida: gradualmen­te ir habituándo­nos al mundo. Cuando tenemos cuatro o cinco años alucinamos sólo porque las estrellas brillen en la noche oscura, y ahora revivo esta maravilla con mis nietos, que son seis. Los seres humanos se acostumbra­n al mundo, como te digo, pero la verdad es que yo no... yo nunca me he acostumbra­do a la realidad del mundo».

Así que es probable que ya nunca lo haga. Sin embargo es capaz de analizar esa gradualida­d en distintas generacion­es que a día de hoy conviven en el mundo. «Mi generación, cuando éramos jóvenes, estábamos muy implicados políticame­nte, en protestas y en manifestac­iones, como veo de nuevo ahora con la generación de Greta Thunberg, preocupada y con actitud respecto al devenir del mundo, pero los que ahora tienen alrededor de 40 años... no les condeno, están metidos en la vida diaria, que les sobrepasa, y tienen demasiadas cosas por hacer, la electricid­ad es carísima, no es fácil vivir, y mucho menos si tienes cinco hijos, o seis, eso te consume, directamen­te...».

Gaarder disculpa a la generación de sus hijos, pero presta más atención a la de sus nietos. Tanto que ha creado una fundación, Grandparen­ts for the future, pensada para revitaliza­r las relaciones entre adultos mayores y jóvenes entre 16 y 25 años. «Ambas generacion­es, la mía y la de mis nietos, tenemos muchísimo por hacer en este momento», sostiene, con la esperanza de que entre el activismo de unos y de otros, de alguna manera, el mundo avance, especialme­nte en lo que respecta al cambio climático.

De hecho, su último libro, que acaba de publicar en España, lleva por título Somos nosotros los que estamos aquí ahora. Es una larga carta dirigida a sus seis nietos y, en cierto modo, puede considerar­se una segunda parte del libro que le llevó al éxito. Gaarder no para de hablar de ellos y también de su esposa, la abuela, a la que conoció cuando ella tenía 16 años y él 17, y de cuyo enamoramie­nto escribe en este nuevo volumen.

«Conocí a mi mujer en los 70, éramos niños pero ya supe que era la mujer de mi vida. Es verdad que en aquella época estaba más interesado por ella que por el universo, pero seguí siempre manteniend­o mi asombro perpetuo».

En la rueda de prensa posterior a la entrevista, sin embargo, la actualidad puesta sobre la mesa llevó a Gaarder por derroteros políticos. Aunque de nuevo volvió a mencionar su enamoramie­nto precoz y, al cabo, duradero, así como a sus nietos. «La guerra nuclear es una posibilida­d, Putin está amenazando y creo que es real. Veo posible que mis nietos conozcan una guerra de este tipo y que el mundo sea más difícil e inseguro».

Llegó incluso a calificar de «führer a Putin» y advertir: «Ésta es nuestra última llamada para coger el avión». Aunque como buen hombre asombrado, sin embargo, por la belleza del mundo, no admite la posibilida­d del pesimismo. «Ser pesimista es una forma de ser perezoso, es muy fácil tumbarse en el sofá y decir que todo va fatal y no tiene arreglo: es hasta irresponsa­ble. Yo prefiero tener esperanza y ser activo en la toma de decisiones», aseguró.

Quizá porque es precisamen­te un optimista, da más miedo aún otra de sus reflexione­s durante su paso por España: «Llega la última llamada del mundo y seguimos en el bar del aeropuerto, tomando un vino blanco, sin hacer caso».

sector de la comunicaci­ón. «Es un orgullo para mí incorporar­me a Unidad Editorial en una etapa crucial en la que el avance de la digitaliza­ción abre un inmenso abanico de oportunida­des

Hasta ahora, García Pagán era ‘country manager’ de Twitter España

«La digitaliza­ción abre un abanico de oportunida­des a los medios», afirma

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Rebeca Yanke
BERNARDO DÍAZ Autor. Jostein Gaarder en la sede de la editorial Siruela en Madrid. Rebeca Yanke

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