LA ‘REEDICIÓN’ DE LA VARIANTE TROPICAL DE DONALD TRUMP
dijo a EL MUNDO Celso Amorim, ex canciller y principal consejero de política exterior de Lula. «Trataremos a todos por igual, buscando siempre nuestro interés».
Invoca a Dios cada vez que puede, ama las armas, se dice más patriota que nadie, lanza frases machistas y discriminatorias sin inmutarse, está en contra de los derechos de las minorías sexuales, descree de la ciencia e insulta y descalifica con potencia de bomba nuclear a cualquiera que opine de forma diferente a él. Responde al nombre de Jair, pero bien podría llamarse Donald.
Es, en todo caso, Bolsonaro, la variante tropical de Trump.
El presidente de Brasil, que busca hoy la reelección al frente de la mayor economía de América Latina, llegó hace cuatro años al Palacio del Planalto tras una carrera de 27 años como diputado federal en la que destacó sobre todo por sus extravagancias y perfil extremo. Nadie lo veía como un presidenciable, pero la destitución de Dilma Rousseff y el interregno de Michel Temer generaron el ambiente de un Brasil dividido, irritado y alterado que abrió el camino de la Presidencia, con el 55% de los votos, a un hombre cuyo segundo nombre es Messías.
A sus 67 años, Bolsonaro quiere seguir cuatro años más, y para lograrlo propone
más de lo mismo. Casado tres veces, divorciado dos y padre de cinco hijos, tres de los cuales tienen una intensa actividad política, el líder de la derecha dura brasileña es un ex capitán del ejército y paracaidista retirado. Su paso por la institución armada le granjeó la admiración de muchos oficiales y problemas con sus superiores.
Escuchar a Bolsonaro es un viaje a un mundo de rudeza, agresividad, lenguaje vulgar y frases tan simples como redondas en las que Dios siempre oficia de salvoconducto.
Casado con Michelle de Paula Firmo Reinaldo, de 40 años, Bolsonaro tiene en su esposa, ex secretaria parlamentaria suya, a una firme aliada e impulsora de su figura. El último ejemplo, el dúo con Neymar que fue un gran éxito en las redes. Un asunto, el de las redes sociales, sin el que es imposible entender su figura.
Si fracasa en su ambición, en buena parte será debido a su política ante la pandemia del coronavirus. Más allá de definirlo como gripecita, su insensibilidad impactó en un país con tradición de vacunación. Su mayor esfuerzo estuvo en impedir el regreso del «comunismo», que él identifica con Lula.
La salida de Trump del poder le restó repercusión internacional y llevó a Bolsonaro a concentrarse más en su país. Los intelectuales lo desprecian, deportistas de peso y popularidad lo apoyan y decenas de millones de personas lo aclaman y lo llaman «mito». Bolsonaro, está claro, es cualquier cosa menos una broma.
JAIR BOLSONARO ACTUAL PRESIDENTE