ASMR O RELAJACIÓN EXCITANTE, UN PLACER SOLO AL ALCANCE DE ALGUNOS
La Neurociencia ha dejado de lado este fenómeno porque lo normal es estudiar lo que provoca enfermedad. En este caso, los expertos investigan cómo se desarrolla la sensación placentera que le provoca a nuestro cerebro una canción, rasgar una hoja de papel o que alguien nos dibuje algo en la espalda
LA CORUÑA
INFOGRAFÍA: G. PABLOS E I. GONZÁLEZ
Una sensación extraña que hace que nos sintamos bien. Este es el título de una exposición sobre el ASMR que albergará el Museo de Diseño de Londres hasta el 10 de abril de 2023, que entre sus propuestas interactivas cuenta con una maqueta hiperrealista y mecanizada de una lengua o una sala cubierta de colchonetas dispuestas como los surcos de un cerebro, todo muy en consonancia con un fenómeno que nos parece bizarro.
¿Qué es realmente el ASMR? Sus siglas responden en inglés a ‘Respuesta sensorial meridiana autónoma’ y describe una sensación de relajación placentera que responde a estímulos sonoros o visuales fundamentalmente. Un nombre rimbombante que parece haber surgido de un simposio neurocientífico, pero que en realidad se creó de una manera mucho más amateur y precisamente para llenar ese hueco que la ciencia no estaba cubriendo.
Álvaro Sánchez-Ferro, portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN), confirma que la ciencia en parte ha dado de lado a este fenómeno, pero no porque exista un rechazo de base o porque no «crean» en él, sino porque tanto el campo de la Neurociencia como el de Psicología o la Psiquiatría se centran sobre todo en lo patológico, en lo que nos enferma o en lo que nos hace más difícil nuestro día a día... Y el ASMR no tiene nada de patológico.
El universo por el que el ASMR es más conocido y popular es el de los vídeos de YouTube en los que la gente susurra o mueve las manos lentamente como si nos tocasen la cara o el pelo. Si este es nuestro único contacto con este fenómeno es muy probable que lo veamos como algo peculiar
o incluso friki. Pero en realidad la sensación que describen y que esos vídeos buscan intensificar y estimular es una sensación mucho más común de lo que pensamos. Cualquiera de estos sonidos o imágenes forma parte de nuestro día a día, y en el contexto adecuado es posible que en algún momento nos hayamos dejado llevar por ese cosquilleo que caracteriza al ASMR. Pero también es posible que no sintamos nada o incluso que logren irritarnos. La explicación de esta dispar respuesta no está clara, y aquí es donde entra en juego esa aún escasa base científica sobre el ASMR.
Por ahora lo que tenemos con seguridad es un fenómeno que se describió (y bautizó) de forma espontánea: de hecho, la exposición londinense se titula como el mensaje de un foro de internet en el que se abordó este tema por primera vez de manera pública. En esa entrada un joven de 21 años buscaba respuestas sobre por qué siempre había tenido una sensación «extraña» pero agradable en determinados contextos, como cuando le leían un cuento de pequeño o si alguien de su círculo cercano le hacía un dibujo en la palma de la mano.
Nadie pudo ofrecerle una respuesta, pero muchos afirmaron compartir esa sensación y la describieron de formas muy creativas: una «chispa brillante» dentro de la cabeza, un «brain-gasm» (orgamo cerebral) eufórico u oleadas de piel de gallina en el cuero cabelludo que iban y venían con mayor o menor intensidad. Entre los posibles detonantes, mucha variedad: ver a alguien rellenar un formulario, ver pintar, escuchar susurros...
Richard Craig, profesor de ciencias biofarmacéuticas y experto en ASMR (cuenta con su propia universidad y un podcast), describe esa sensación como «relajante y parecida ligeramente a la que induce la música suave o los sonidos de la naturaleza, pero con un efecto relajante más fuerte que también incluye un cosquilleo chispeante en el cerebro». Una encuesta dirigida por Craig apunta a una frecuencia de este fenómeno del 22%, cifra con la que también está de acuerdo la psicóloga Giulia Poerio, que ha dirigido y publicado varios estudios que analizan y observan el ASMR desde la psicología. Parece ser algo más común que la sinestesia (la percepción cruzada, como ver colores al escuchar sonidos) y menos común que el ser sensibles a la música relajante (que sorprendentemente solo lo es para el 50% de la población). Y sin que existan diferencias significativas entre hombres y mujeres.
Para intentar adivinar el porqué de lo selecto del ASMR hay que fijarse en cómo parece desencadenarse. SánchezFerro apunta a «la relación entre los estímulos auditivos y la respuesta sensorial», a la asociación fisiológica entre ambos: con ASMR o sin él, todos sabemos lo que es tener la piel de gallina al escuchar una determinada canción. Y eso es lo que se analiza en los estudios sobre este fenómeno. Para ello se emplean resonancias funcionales o registros de encefalograma y se ven los cambios en las respuestas ante la exposición a estímulos concretos. Por el momento, todo apunta a esas estructuras límbicas en respuesta a las emociones. «Tenemos un cerebro ‘reptiliano’, muy
momento y cualquier lugar. «Tenemos musulmanes, judíos, cristianos, drusos, personas seculares... todos trabajando juntos. Se han hecho amistades, salvado brechas culturales y adaptado el trabajo según las festividades que celebra cada uno y sus particularidades, sea Ramadán o Yom Kipur».
Sí es preciso que realicen 200 horas y 100 llamadas de capacitación para poder ser EMT y, una vez aprobados los exámenes, reciben el equipo de rescate y el dispositivo telefónico. Para llegar en tres minutos o menos cuentan además con distintos vehículos, como sus icónicos ambucycle, como los han llamado: motocicletas equipadas con un maletín de primeros auxilios que pueden moverse más rápidamente entre el tráfico. También disponen de bicicletas eléctricas, coches (ambucar), ambulancias, ambutractors (vehículos 4x4 usados para operaciones de rescate en las montañas o en el desierto), un bote de rescate y dos motos de agua en el Mar de Galilea, así como drones.
Financiado con donaciones, United Hatzalah recibe unas 1.800 llamadas al día y desde 2006 ha atendido a más de cuatro millones de personas (casi la mitad de la población del país). Pero además de atender las emergencias, la organización tiene varios programas a nivel nacional (cursos de seguridad laboral; de primeros auxilios, atención médica semanal a personas mayores que viven solos...) e internacional. Así realizan misiones de rescate como ahora recientemente en Puerto Rico tras el huracán Fiona. En Ucrania, cuando estalló la guerra, instalaron centros médicos para hacer triajes en la frontera con Moldavia y tras cruzar esa frontera hasta 200.000 refugiados, pusieron en marcha la operación Alas Naranjas con la que consiguieron llevar a muchos de esos refugiados a Israel.