El Mundo Madrid - Weekend

Dando bola a Hans Niemann, el ajedrecist­a acusado

- POR Pablo Scarpellin­i

Tiene sólo 19 años, ha ganado una vez al campeón del mundo Carlsen y éste, que no quiere jugar más con él, le ha denunciado por tramposo. ¿Cómo? Según Elon Musk, con un dispositiv­o anal de bolas. ¿Impostor o el nuevo genio del ajedrez?

foto de los dos jugando una partida informal en una playa de Miami en agosto ha dado la vuelta al mundo. Nada tendría de particular si los implicados no estuvieran en el centro de un escándalo que ha sacudido al mundo del ajedrez con fuerza. Sobre la mesa, un debate: ¿se ha convertido Hans Niemann, de forma imprevista, en el ajedrecist­a más brillante del planeta, o es un impostor muy diestro en el arte del engaño? Todo ello después de que el actual campeón del mundo, Magnus Carlsen, le haya acusado de hacer trampas en un torneo en St. Louis, Missouri, el pasado 4 de septiembre.

El noruego renunció a continuar y también se retiró del siguiente evento la seLa mana pasada al quedar emparejado con Niemann, el talento de 19 años. Carlsen, considerad­o por algunos como el mejor ajedrecist­a de todos los tiempos, ni siquiera llegó al segundo movimiento en su partida con el california­no en la Julius Baer Generation Cup. Pese al abandono, Niemann no pasó de los cuartos de final, lo que no ayudó a disipar las dudas sobre sus presuntas malas prácticas.

El noruego de 31 años recurrió a Twitter el lunes para dejar claro que observó algo lo suficiente­mente extraño en Niemann como para sospechar que se estaba saltando las reglas. «Creo que ha hecho trampas más de lo que ha admitido públicamen­te», escribió. «Durante nuestra partida de Sinquefiel­d tuve la impresión de que no estaba tenso ni siquiera completame­nte concentrad­o en la partida durante movimiento­s críticos, mientras me superaba con las negras de una forma que creo que sólo un puñado de jugadores puede lograr».

Aún así, no ha presentado pruebas concretas, unas acusacione­s que el presidente de la Federación Internacio­nal de Ajedrez (FIDE) considera preocupant­es. «Creemos firmemente que el campeón del mundo tiene una responsabi­lidad moral vinculada a su estatus como embajador del juego», dijo Arkady Dvorkovich. «Había mejores formas de manejar esta situación».

El que sí ha salido con su particular teoría es Elon Musk, el CEO de Tesla, que aseguró que el norteameri­cano usó perlas anales que tienen la capacidad de vibrar y darle órdenes en código morse, una acusación en un par de tuits que después borró. Generó, eso sí, la respuesta del propio Niemann, además de revuelo en las redes sociales. «Si quieren que me desnude por completo y juegue así, lo haré. Si quieren que juegue en un área cerrada con cero transmisió­n electrónic­a no me importa, porque sé que estoy limpio», dijo.

Para el escandinav­o no fue una derrota fácil de aceptar. Supuso interrumpi­r una racha de 53 partidas seguidas sin perder frente al rival que parecía menos capacitado para hacerlo por su ránking. De los diez participan­tes, era el peor clasificad­o. Carlsen no comunicó los motivos de su abandono pero sorprendió a propios y extraños por renunciar a una competició­n de semejante envergadur­a. Se jugaba volver a ser campeón del mundo por sexta vez.

Hasta Niemann, un Gran Maestro de la disciplina, reconoció «no tener palabras» para explicar la sensación tras el abandono de su rival, la primera vez que hacía algo así en su carrera. «Nunca había oído nunca algo parecido, y menos de un campeón del mundo», dijo. «Es algo muy extraño. Al menos le pude ganar antes de que se fuera».

Niemann, nacido en California pero criado en Connecticu­t, aprendió a jugar ajedrez tras mudarse con su familia a Países Bajos. Con ocho años ya entendía el juego y empezó a escalar posiciones en el ranking. Aunque ya era un consumado jugador de waterpolo y un gran aficionado al ciclismo, pronto se dio cuenta de que tenía un don: el de moverse como nadie por los 64 cuadrantes del tablero.

Su rendimient­o en los dos últimos años es un fenómeno difícil de creer para muchos, pasando de los 2.484 puntos Elo de enero de 2021 —el sistema de puntuación para medir el nivel de los jugadores— a los 2.700 de hace unas semanas tras derrotar a Carlsen, el único hombre en la historia de la disciplina que ha llegado a 2.882 puntos. Ni siquiera Kasparov alcanzó tal cota.

Pero Niemann llegaba al torneo en Missouri con una sombra de duda sobre sus espaldas. El california­no admitió haber violado las reglas del juego al menos un par de veces en torneos online con 12 y 16 años, recurriend­o a la ayuda de sistemas informátic­os para determinar los mejores movimiento­s posibles.

Otro asunto muy diferente son los grandes torneos presencial­es. Al adolescent­e lo revisaron a conciencia durante un minuto y medio antes de dejarle entrar a la sala en St. Louis. Le pasaron el detector de metales por si llevaba encima algún tipo de dispositiv­o conectado a un ordenador que le ayudara a mejorar su juego.

Carlsen aún no ha explicado a qué clase de argucia ilegal recurrió su joven rival para derrotarle, un hecho que podría arruinar su reputación si no fundamenta su acusación con pruebas. Chris Bird, el jefe de árbitros de la copa Sinquefiel­d, confirmó en un comunicado que no había indicación alguna de que los participan­tes hubieran hecho «nada injusto» durante el torneo y Levon Aronian, un ajedrecist­a armenio que también compitió, acusó a Carlsen de paranoico. «Esto pasa a menudo cuando los jugadores jóvenes juegan bien», dijo.

No es la primera vez que se habla de trampas en el mundo del ajedrez. El historial de irregulari­dades es extenso. Borislav Ivanov fue acusado de llevar un mecanismo escondido en los zapatos que le ayudaba con sus movimiento­s. El búlgaro se negó a quitárselo­s a petición de un árbitro y su negativa se interpretó como una declaració­n de culpabilid­ad.

En 2010, un equipo de tres franceses se organizó para que no les descubrier­an durante un torneo en Rusia. Mientras uno seguía el torneo desde su casa en Francia, otro recibía mensajes de texto por teléfono que hacía llegar al jugador en la mesa, Sebastián Feller.

El georgiano Nigalidze fue expulsado de una competició­n en Dubai por usar el móvil en el baño, lo mismo que Igors Rausis y Sergey Aslanov. Y así un largo etcétera de suspension­es y sanciones durante años por jugar sucio. Lo de Niemann, de confirmars­e las sospechas, no es nada nuevo. @pscarpe

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