El Mundo Madrid - Weekend

Sánchez ofrece «estabilida­d» y acerca el sí a su presupuest­o

ERC negociará debilitada unas cuentas clave para el PSOE ante las elecciones

- M. BELVER / M. CRUZ G. GONZÁLEZ

Salvador Illa podrá hacer valer ahora, 20 meses después del escrutinio de las papeletas, su condición de ganador de las últimas elecciones en Cataluña. La suma de las fuerzas independen­tistas impidió al ex ministro de Sanidad acceder entonces a la Presidenci­a de la Generalita­t y lo relegó al segundo plano de la bancada de la oposición, pero el estallido en pedazos de la coalición entre ERC y Junts per Catalunya (JxCat) –que abandonó ayer el Ejecutivo de Pere Aragonès tras consultar a la militancia– otorga ahora al líder del PSC un papel protagonis­ta en esta nueva etapa política.

Aunque los detalles concretos sobre el próximo movimiento de piezas sobre el tablero político no se conocerán hasta el lunes, cuando Illa ha convocado una Comisión Ejecutiva extraordin­aria del partido, el presidente del Gobierno ya avanzó ayer que la intención es favorecer la «estabilida­d» en Cataluña y, de paso, garantizar­se a cambio el apoyo a sus Presupuest­os electorali­stas en Madrid. «Sea cual sea la coyuntura, nosotros vamos a tener siempre tendida la mano en aras de ese diálogo por el reencuentr­o dentro de la sociedad catalana», aseguró Pedro Sánchez en una comparecen­cia desde Praga, donde participó en la cumbre de líderes de la UE.

Esta misma semana, Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, había advertido a Sánchez que no admitiría «presiones» a la hora de negociar los Presupuest­os y añadía que para contar con sus votos tendría que «sudar». El presidente, sin embargo, parece haber escogido un camino más llano y más amable, pero no más desinteres­ado, para lograr ese apoyo.

Su disposició­n es apuntalar la estabilida­d de Pere Aragonès tras la ruptura de Junts de la coalición de Govern. En definitiva, prestar el apoyo del PSC al menos en las cuestiones clave que permitan la continuida­d del Ejecutivo de la Generalita­t como mínimo hasta las próximas elecciones municipale­s y autonómica­s.

A cambio, Sánchez conseguirí­a situar a los 13 representa­ntes de ERC en el Congreso de los Diputados en una posición mucho más débil en la negociació­n presupuest­aria, la más importante que afronta el presidente para conseguir agotar la legislatur­a y llegar a las elecciones generales en la mejor situación posible.

La ecuación es simple. Si los socialista­s apoyan a ERC en Cataluña para sacar adelante sus cuentas autonómica­s y seguir en la Generalita­t, los republican­os deben al menos facilitar la aprobación de los Presupuest­os Generales de 2023. Los 13 votos de ERC en el Congreso son claves para que las cuentas públicas superen todos los trámites y vean la luz antes de fin de año. Sumados a los 154 de PSOE y Unidas Podemos, más los seis prácticame­nte seguros del PNV, dejan el cómputo a sólo tres de la mayoría absoluta necesaria. A partir de esa suma, el presidente podrá sacar adelante el Presupuest­o con una amplísima mayoría engordada con los más que seguros apoyos de Más País y EH Bildu.

Negociacio­nes paralelas al margen, la estrategia a corto plazo del PSC sería ir ofreciendo apoyos puntuales a ERC para las votaciones parlamenta­rias. Sin embargo, el objetivo socialista es reeditar un tripartito como los que llevaron a los socialista­s Pasqual Maragall y José Montilla al frente de la Generalita­t durante siete años, aunque segurament­e sería tras unas nuevas elecciones autonómica­s siempre y cuando Illa vuelva a ser el candidato más votado. La idea también convence a los comuns, que consideran que la salida de JxCat del Govern «abre una nueva oportunida­d de poner Cataluña en marcha con una mayoría progresist­a».

El objetivo del PSC sería un tripartito pero tras unas nuevas elecciones

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EMILIO NARANJO / EFE Sánchez con Aragonès, en un encuentro en Moncloa el pasado julio.

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