Azotar a las ‘Mónicas’
IRENE Montero dedicó el debate en el Congreso a reproducir lo que había escuchado decir a unos chicos de un colegio mayor por la ventana. Lo hizo mirando de reojo a la bancada del PP, como la Iguana de Sing, tratando de evidenciar que, si ella no seguía en el Gobierno, los alumnos del Elías Ahuja acabarían asesinando a sus parejas o algo peor, en un Gobierno del PP, que ya veo en diez años a más de uno repasando las sombras de las ventanas buscando ministros, como en el incendio del Windsor.
La suerte quiso además que Pablo Casado hubiera ido a ese colegio; y que muchas Mónicas, las del colegio mayor de enfrente, a las que gritaron por el mismo motivo que otros a esa edad creen que desde ahí pueden alcanzar una piscina, les disculparan en la tele, lo que en realidad daba la razón a la ministra.
El alumno que llevó la voz cantante acabó expulsado por el mismo motivo que el Padre Redondo nos echaba de clase al azar cuando había mucho ruido: para conseguir el silencio. Otra cosa es que hubieran gritado «puta policía, puta monarquía» o «tu bandera española está más bonita en llamas, igual que un puto patrol de la guardia civil cuando estalla», o «que explote un bus del PP», en plan Valtonik, que ya tendríamos liada otra vez con la libertad de expresión.
También les habría salvado de la ministra gritar «menos rosarios y más bolas chinas», o «contra el Vaticano, poder clitoriano», que cantaba Rita Maestre levantándose la camiseta en su época universitaria, durante el asalto a la capilla de la Complutense. Que la pobre portavoz de Más Madrid se tuvo que disculpar ante el arzobispado y la metieron juicio, en el que se defendió con que era un vídeo de 2011, en plan Onieva pero de verdad, y que es absurdo juzgar con ojos del presente sucesos de nuestros antepasados en las antípodas, tanto como los de su época universitaria, en las antípodas del uso de razón.
Es una pena que no hubieran gritado «Mónicas, me gustaría azotaros hasta que sangrarais», rememorando la famosa declaración de intenciones de Pablo Iglesias a Mariló Montero, privando a España de ver a la ministra leyéndolo textualmente en la sesión, que habría dado una audiencia al Canal 24 horas que ríete tú de Tamara en El Hormiguero. Es lo que diferencia a los niños de los adultos, que los primeros gritan las cosas por la ventana y pagan las consecuencias, mientras que los segundos las dicen a los compañeros de partido, y no las pagan casi nunca.
Otra cosa es que hubieran gritado «que explote un bus del PP», que ya la tendríamos liada con la libertad de expresión