«No arreglo nada no viniendo»
Son más de las dos de la tarde en Moscú y Paco Vallejo (Es Castell, Menorca, 1982) acaba de despertarse. Dice que ha dormido «fatal». Desde que vendió su casa en España, la residencia del mejor jugador español de la historia, y número 30 del mundo, es la habitación de hotel de su último torneo, ahora con campo de golf y vistas al río Belyana. Hace dos días que ha terminado el Chess Star de Moscú, el torneo más importante en el que ha participado desde la pandemia, y aún no sabe cuál será su próximo movimiento.
Pregunta.- EEUU ha dicho a sus ciudadanos que salgan de Rusia y usted se va a jugar un torneo, y encima a un sitio que se llama Vegas.
Respuesta.- No soy ciudadano estadounidense y nadie me ha dicho que no pueda venir, entiendo que es legal, mi bandera es el ajedrez. He jugado al ajedrez en más de 50 países, en Macedonia con tanques en la calle, en la Libia de Gadafi, en Riad cuando Anna Muzychuk se negó a jugar con velo. A veces, si no te pones una venda en los ojos, no puedes jugar. ¿Qué hago? ¿No voy? ¿Y qué arreglo no viniendo? Nada. P.- ¿Tuvo dudas?
R- Hombre, no lo decidí en un minuto. Sabes que te puede perjudicar, y me parece injusto.
Ningún otro occidental ha accedido a participar en este torneo con 250.000 euros en premios, en modalidad rápida y blitz, también llamada bombardeo. De los diez grandes maestros que logró convencer la organización, Vallejo ha quedado sexto. «No jugué bien, no estaba inspirado, sobre todo para rematar, como el Madrid el otro día con el Shakhtar». Su premio: un millón de rublos antes de impuestos, unos 17.000 euros. Antes de la guerra habrían sido 11.000 euros.
Vallejo ganó su primer gran torneo a los 10 años. Se convirtió en el gran maestro más joven de la historia de España con 16 años, ha logrado derrotar a la mayoría de los campeones del mundo de las últimas décadas como Karpov o Magnus Carlsen, y calcula que entre torneos y ex novias, habrá vivido en Moscú un año de su vida. «Incluso hablo un poquito de ruso», presume.
P.- ¿Cómo se dice jaque mate?
R- Ufff, pues ahí me has pillado. Es que no decimos jaque mate, ni jaque al rey, no se habla, ni tiramos el rey, pero te puedo pedir de comer o un taxi.
P.- ¿Y ha notado Moscú muy cambiado?
R- Pues no he notado gran diferencia, la gente hace vida normal.
En el torneo participaba Sergey Karjakin, sancionado durante seis meses por la Federación Internacional de Ajedrez por apoyar a Putin en el conflicto.
P.- ¿Han hablado de la guerra?
R- No… Bueno, no mucho, pero entiendo que debería poder mostrar su opinión. Invisibilizar o censurar a la gente que puede estar equivocada no es la manera, y se está viendo mucho en los últimos tiempos, y no me gusta.
¿Sois raritos los grandes maestros o vais de raritos?
R- La gente de ciencia, matemáticas, informática, ajedrez tiene una parte un poco más abstraída de la realidad, lo de raritos tiene un poco de verdad.
P.- ¿Le queda mucho a Carlsen de número uno?
R.- Está muy lejos del dos, pero no sé cuánto tiempo le puede durar la motivación, son muchos años.
Sobre la polémica con Niemann, Vallejo está con Carlsen: «He visto algunas partidas asombrosas, hace movimientos inhumanos en pocos segundos, o es el mayor talento de la historia, superior a Fischer, o alguien le ayudó con un ordenador».
P.- ¿Es el ordenador el mejor ajedrecista del mundo?
R.- Sí, con muchísima diferencia, y hace tiempo. El ordenador juega casi perfecto. De 10 partidas, Carlsen conseguiría hacer tablas en una. Sería una masacre. Es como tratar de ganar corriendo a un coche.
Vallejo dejó los estudios a los 20 para dedicarse íntegramente al ajedrez, pero casi lo deja por culpa de Hacienda. Se puso a jugar al póker online y perdió, lo que no evitó que Hacienda le reclamara 500.000 euros, lo que le llevó a un largo pleito que acabó ganando. «Estaba roto intelectualmente, moralmente ya no podía representar a España y me fui… Pero tengo pasaporte español, y compito con bandera española, aunque viva fuera de España. Si tu país te trata mal lo normal es irse», explica.
Paco Vallejo, el mejor español de la historia, se convierte en el único occidental que viaja a Moscú para un torneo / «A veces, si no te pones una venda en los ojos, no puedes jugar»