La más letal liquidadora de ‘malos’ maridos... ¿y de Mozart?
Es siciliana y su nombre pasó a la historia como sinónimo de veneno. Hasta el autor de ‘La flauta mágica’ creía en sus últimos días haber sido envenenado con ‘acqua toffana’. Ahora Giulia, la mujer de la pócima, resucita teatralmente en el Teatro de la Abadía de Madrid. Se le atribuyen 602 víctimas
EL MUNDO. DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 2022 derecho a estar en desacuerdo con mis propios personajes. Así, lo más importante en esta trama judicial era no juzgar a los personajes, puesto que son muy controvertidos», explica Montfort
Es, además, «una obra que está instalada en una época muy jugosa, que es el paso de la alquimia a la química», explica la autora. «Un salto desde los magos y del inframundo mágico a la ciencia. Un salto también de una época más liberal para la mujer, como pudo ser la última Edad Media a una mucho más reaccionaria contra ella, como fue el Renacimiento». Y es que éste «fue más para los hombres», denuncia Montfort sobre la época de supuesto esplendor.
El humanismo sólo funcionó para ellos, prosigue la dramaturga. «Entonces la mayoría de las mujeres morían en el parto o bien en accidentes domésticos. O sea, víctimas de asesinatos y de maltratos dentro del hogar. Y ése es un caldo de cultivo para que la violencia genere violencia. Aunque, subrayo, sin justificar el hecho de que Giulia Toffana envenenara a 602 supuestos maltratadores o maridos abusivos junto a su hija y a su ayudante».
Tras años de investigación, Montfort siente que ese personaje villano de Toffana «debería haber sido protagonista para Shakespeare. ¡Ríete tú de Lady Macbeth!».
ASESINA HIJA DE ASESINA
silencio, con la Fundación Ana Bella y me llamaba mucho la atención la perspectiva que ofrecían ellas de sí mismas. Se llaman supervivientes; nunca quieren hablar de víctimas».
Lo cual conecta con otra pista que la autora fue descubriendo al revisar viejos archivos de Roma. «Otra cosa que me ha llamado mucho la atención es que estaba muy bien protegida», sentencia. «Porque ella y esas mujeres atentaron contra el sacramento del matrimonio, que era una herejía muy grave. Y a medida que fui investigando descubrí que estaba implicada la Iglesia. Al unir los puertos se forma una red impresionante en la que hay monjas, sacerdotes y hasta algún cardenal».
Y no sólo eso: «Creó una red mafiosa». De hecho, Montfort tiene una broma recurrente: «Al ser ella siciliana, digo que la mafia empezó con una madrina, no con un padrino, y mucho antes de lo que esperábamos».
Las similitudes con el presente no acaban ahí. «Creó una red piramidal, como podría ser hoy la venta de Avon, que era imposible de rastrear, porque las clientas se convertían inmediatamente en implicadas y eran ellas las que distribuían el veneno previo paso por el confesionario del padre Colona en Santa Inés en Agonía, en Piazza Navona», señala.
Se calcula que, por causa del ‘acqua toffana’, perdieron la vida más de 600 presuntos maltratadores. Así, fue acusada de herejía, por atentar contra el santo sacramento del matrimonio
«Creó una red piramidal, como podría ser hoy la venta de Avon, que era imposible de rastrear, porque las clientas se convertían inmediatamente en implicadas y eran ellas las que distribuían el veneno»
Desde allí, este compuesto de arsénico, plomo, belladona y otros compuestos en menor grado «e metía en frasquitos de agua bendita de San Nicolás y se vendía previo pago de una buena suma de dinero. De hecho, hay quien dice que los illuminati se hicieron con ella y luego la utilizaron. Yo solamente rezo para que no caiga en manos de Putin», bromea
Montfort para rebajar la tensión.
Lo de Mozart, concluye la autora, «demuestra que la leyenda seguía en ese momento muy vigente». ¿Y cómo es posible que fuese así, después de tanto tiempo? Montfort responde: «Uno de los investigadores de la época con los que nos hemos documentado sospecha que, en un momento dado, se pudo convertir en un genérico, un veneno de acción lenta, poderoso e irrastreable».
¿Tenía razón Wolfgang Amadeus? La única que lo pudo saber es Constanze, que le sobrevivió 50 años. Aunque... un momento: ¿¡Constanze!?