Los barones limitan la crítica a proteger su electorado
Page y Lambán se desmarcan de la línea oficial del PSOE a seis meses de los comicios
La propuesta de rebaja del delito de sedición ha causado una fuerte convulsión interna en un sector del PSOE. Los barones de Castilla-La Mancha y Aragón, los más críticos con los socios independentistas en los que Pedro Sánchez se apoya para poder mantenerse al frente de La Moncloa, salieron ayer en tromba a criticar la reforma planteada por el Gobierno para incluir acciones como el referéndum ilegal convocado en Cataluña en 2017 en la categoría de «desórdenes públicos» con «agravante», lo que reduciría la pena máxima de 15 años de cárcel que se contempla en la actualidad a entre tres y cinco años.
En todo caso, los duros reproches verbalizados en público por ambos dirigentes no fueron más allá del ámbito declarativo, con el que trataron de trazar un cortafuegos con la línea oficial de Ferraz a seis meses de las elecciones autonómicas en las que los dos se juegan la reelección. Al menos por el momento no se ha registrado ningún conato de rebelión interna para tratar de forzar al presidente a que rectifique su posición al respecto.
«Estamos en plena escalada de los precios y lo único que se va a abaratar es el ataque a la Constitución», denunció con rotundidad el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que llegó a decir que la noticia de la reforma del delito de sedición le había quitado el sueño. «Lo que más me preocupa es que este debate hoy en realidad no toca. El primer objetivo sería que Puigdemont viniera a España y se sometiera con las mismas normas como hicieron Junqueras y los demás a los tribunales de justicia, no «Refuerza derechos». La portavoz de su Gobierno, Aitana Mas, afirmó que la rebaja del delito «refuerza derechos». Abogó por «más libertad y menos represión».