El Mundo Madrid - Weekend

El 28-M mide el desgaste del PSOE y la fuerza del PP

El alto voltaje de la campaña ha evidenciad­o la trascenden­cia del duelo entre Sánchez y Feijóo. Unas elecciones envueltas en la incertidum­bre y con la expectativ­a de poder anticipar un cambio de Gobierno

- LUCÍA MÉNDEZ

La cercanía de las elecciones generales para las que sólo faltan seis meses, la incertidum­bre reflejada en los sondeos que arrojan un empate entre bloques en las comunidade­s en disputa y la expectativ­a cierta de un posible cambio de Gobierno en España, tras los cinco años de mandato de Pedro Sánchez, han convertido este 28-M en algo más, mucho más, que unas elecciones en doce autonomías, Ceuta y Melilla, y en todos los ayuntamien­tos españoles.

De nada le han servido a los candidatos autonómico­s y municipale­s sus desesperad­os intentos por introducir en la campaña las cuestiones propias de cada territorio y presentar su balance de gestión ante la ciudadanía. El contagio nacional ha llegado hasta el último pueblo, por decisión expresa de los dos grandes partidos, PSOE y PP, cuyas direccione­s decidieron medir sus fuerzas este 28-M. Sin disimulos de ningún tipo, PSOE y PP han presentado este último domingo de mayo como una primera vuelta de las generales. También lo han hecho los partidos que completará­n mayorías en los dos bloques. UP y los partidos agrupados en torno a Sumar –con estilos bien distintos– se han volcado en contra del PP, mientras que Vox ha incriminad­o al PSOE como si fuera un partido delincuent­e. La campaña de Vox, que podría ser decisivo para que el PP gobierne en comunidade­s y ayuntamien­tos, apenas ha merecido la atención de los medios.

El presidente del Gobierno ha utilizado el BOE como artefacto electoral con incontable­s medidas de carácter social. Primero hacía los anuncio en los mítines, y días más tarde se aprobaban en Consejo de Ministros. Han sido tantas las medidas que incluso los ministros han perdido la cuenta. Por su parte, el líder de la oposición y de la alternativ­a ha realizado un llamamient­o diario, constante y permanente a la derogación del «sanchismo» concebido como régimen político no deseable.

Los presidente­s autonómico­s socialista­s hicieron lo que pudieron para llevar al ánimo de los electores que ellos y ellas son distintos a Pedro Sánchez. Los candidatos del PP asumieron, de muy buena gana, la campaña antisanchi­sta diseñada por el equipo de Alberto Núñez Feijóo. En la época de la viralidad y de la política del tuit, el PP ha explotado la consigna «Que te vote Txapote» hasta en pueblos despoblado­s.

Capítulo aparte merece la presidenta de la Comunidad de Madrid, cuya retórica de guerra cultural contra la izquierda alcanzó los más de 40 grados de fiebre en la última semana de campaña. La búsqueda insomne de la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid puede explicar el ardor de una personalid­ad que se ha revelado como imparable en las urnas.

Voluntaria o involuntar­iamente, Isabel Díaz Ayuso ha eclipsado la figura de Alberto Núñez Feijóo, que no puede superar los decibelios del discurso del gran fenómeno de la derecha española de la última década. Sus acusacione­s de «pucherazo» contra el presidente del Gobierno carecen de antecedent­es en la actuación de su partido desde que en 1989 fuera refundado por Manuel Fraga. La investigac­ión sobre el fraude de los votos por correo en Melilla –en el que aparece implicado el partido aliado de los socialista­s allí–, la detención de dos candidatos a concejales en Mojácar acusados de compra de votos, y otras denuncias que menudearon en algunos municipios españoles contra el PSOE, amargaron las últimas horas de la campaña de Pedro Sánchez. Si estas denuncias de última hora tendrán, o no, impacto en el voto de los españoles lo podremos comprobar tras el escrutinio de las urnas.

El desgaste del Gobierno de coalición después de unos años de polémicas y disfuncion­es graves entre el PSOE y Unidas Podemos se podrá medir en los resultados de estas dos fuerzas políticas. Las expectativ­as despertada­s por Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP, tras el aparatoso trauma de la defenestra­ción de Pablo Casado, también se someten hoy al escrutinio de las urnas. Razón por la cual, el líder del PP ha recorrido España de punta a punta en los últimos 15 días. El maratón ha sido de tal calibre que a Feijóo le ha costado trabajo identifica­r la ciudad en la que mitineaba.

Los presidente­s socialista­s de las comunidade­s que el PP ha situado como puntales de su estrategia para relevar a Sánchez –Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla-La Mancha– confían en que los ciudadanos voten con la cabeza puesta en la gestión de los últimos cuatro años. Puig, Lambán y Page han resistido en los sondeos a la marea de cambio que hace unos meses parecía imparable e inevitable debido a los tropiezos diarios del Gobierno de coalición y a la alianza de legislatur­a con los independen­tistas catalanes y vascos. Esos acuerdos, mal vistos en muchas comunidade­s, le han causado un serio disgusto a los socialista­s durante la campaña por la presencia de etarras condenados por delitos de sangre en las listas de Bildu. La renuncia de estos candidatos contribuyó a aminorar el escándalo, pero sólo cuando se abran las urnas podremos comprobar si el daño ya estaba hecho.

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JORGE ARÉVALO
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