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‘Anatomía de una caída’, una Palma de Oro justa y cartesiana

Festival de Cannes. La directora Justine Triet impone su descarnada y milimetrad­a lectura de las relaciones humanas en una edición memorable y se convierte en la tercera mujer en lograr el premio mayor en 76 años

- Por Luis Martínez

Nunca antes en las dos últimas décadas (quizá tres), hubo tantos candidatos a una Palma de Oro justa en la sección a competició­n de Cannes. Nunca antes en el plazo razonable que alcanza la memoria, la selección de oficial brilló tanto y a tanta altura. Nunca antes se antojó tan fácil (o difícil, según) discutir un premio por otro, por la calidad de todos ellos. Y quizá por ello, y para equivocars­e lo menos posible, el jurado presidido por el sueco Ruben Östlund optó por la solución que menos aristas presenta y que se atreve con el más eterno y presente de los asuntos. Anatomía de una caída, de la francesa Justine Triet, se alzó con el premio mayor y lo hizo de la mano de un ejemplo de cine cartesiano (importa el método) riguroso, calculado y perfectame­nte tenso. De este modo, se convirtió en la tercera mujer en las 76 ediciones que ya tiene Cannes (duele la frase: tres de 76) que consigue la Palma de Oro. Tras Jane Campion y Julia Ducournau, ella. Justo de pura justicia.

La directora de afiladas y dolientes radiografí­as humanas como El reflejo de Sibyl propone en la película del momento una pieza estudiadís­ima de cine atento al procedimie­nto. Todo discurre sin pausa, sin aliento y con cada detalle de la narración perfectame­nte colocado en su sitio. Aparece el cadáver de un hombre. Ha caído desde lo más alto. ¿Suicidio o asesinato? Lo que sigue es una descarnada autopsia de una pareja, de nosotros. Pero no sólo eso, lo que se discute es el papel cambiante del hombre y de la mujer, de las relaciones de poder, de los cuidados en la familia, de la responsabi­lidad, del sentido del sacrificio, del amor, de la capacidad de las institucio­nes para seguirle el paso a la sociedad, a la mujer y a nosotros... Triet completa así una elaborada y hasta explosiva pieza de orfebrería guiada por el trabajo perfecto de la actriz Sandra Hüller.

Tan cuidadosa a la hora de describir lo que ocurre dentro del hogar como precisa en el relato del juicio, la película se mueve con la misma solvencia por el melodrama que por el thriller criminal. La emoción cuenta tanto como el suspense, el terror se coloca a la altura misma del llanto. El retrato que ofrece del hombre y su agónica relación con su incapacida­d para admitir el fracaso, su facilidad para verse a sí mismo como víctima o su falta de generosida­d a la hora de aceptar el talento de la que es su compañera son asuntos expuestos con una claridad que asusta, con una luminosida­d que ciega, transparen­tes de puro oscuros. Admitámosl­o, se están cayendo muchas cosas. Desde lo más alto. Y ya está tardando. Que caigan más.

Triet subió al estrado y, fiel a su condición de francesa, arremetió contra las políticas neoliberal­es de su gobierno, reclamó más protección para lo común (la excepción cultural) y se llevó la Palma de Oro a casa. De forma más que justa.

Por lo demás, el jurado se limitó a rellenar las casillas con la celeridad y disposició­n debida. Pocas veces antes el estreno de una película coincide con el fallecimie­nto

La edición de este año ha sido excepciona­l con al menos cuatro candidatos claros al premio mayor

Subió al estrado y arremetió contra las políticas neoliberal­es de su Gobierno que laminan la excepción cultural

del autor en que se basa. La zona de interés es el libro de Martin Amis que Jonathan Glazer adapta a su particular modo. La película con su título en inglés, The zone of interest, se proyectó el mismo día que moría el escritor. Grave coincidenc­ia que no podía pasar desapercib­ida y para ella fue el Gran Premio del Jurado.

La novela es un texto incómodo y corrosivo que da voz, luz y hasta humanidad (triste, pero humanidad) a los verdugos del Holocausto. Tanto es así que las crónicas recogen que los editores habituales del autor se negaron a imprimirla. Y la cinta, en correspond­encia, se mueve por la pantalla arañando las retinas sin pudor, sin miramiento­s, sin exhibicion­ismos. Sin renunciar a nada, incluso a la comedia mucho más que negra, se cuenta la historia de una familia nazi que vive en su extraña y acomodada tranquilid­ad nazi. El director renuncia a la historia de amor que plantea el libro para centrarse en la sensación ácida y metálica a la vez del más elemental vacío. La pantalla se llena de sonidos cerca del mercurio, de imágenes próximas al relámpago, de la placidez no tanto banal como profundame­nte ridícula del mal al borde del infierno, del de Auschwitz.

Quizá, y por aquello de discutir lo indiscutib­le, que Tran Anh Hùng fuera el elegido como mejor director por La passion de Dodin Bouffant podría parecer exagerado. Pero lo cierto es que el director vietnamita-francés logra en su película sobre gastronomí­a decimonóni­ca (como suena) que el espectador salga del cine con hambre de lobo. Qué bien cocina lo que rueda o al revés.

En el apartado de interpreta­ción, que la mejor actriz (y por partida doble) se haya quedado fuera suena raro, tremendame­nte raro. Pero no hay que olvidar que Sandra Hüller es protagonis­ta a la vez de la Palma de Oro y del Gran Premio del Jurado. Y, la verdad, gran parte del mérito de esas menciones es suya. Así las cosas, la actriz turca Merve Dizdar se hizo con lo suyo por su trabajo en Les herbes sèches, de Nuri Bilge Ceylan, y el actor japonés Koji Yakusho consiguió lo propio por su derroche de contención en Perfect days, de Wim Wenders. Bien por los dos.

Por ultimo, la obra maestra de Kaurismaki, su mejor película repetida en mucho tiempo, se hizo con el Premio del Jurado, y la delicada insistenci­a de Kore-eda en su mundo, con el guión. Nada que objetar. No se entiende, sin embargo, que la más original de las cintas a competició­n haya quedado fuera. Lástima que La chimera, de Alice Rohrwacher no hay logrado lo que merecía. Nunca antes, Cannes ofreció tanto. Por eso, la película de Justine Triet se puede considerar la mejor película de la mejor edición.

 ?? AFP ?? Justine Triet recoge la Palma de Oro por ‘Anatomie d’une chute’.
PALMA DE ORO
GRAN PREMIO DEL JURADO
DIRECTOR Tran Anh Hùng por ‘La passion de Dodin Bouffant’ o ‘The Pot au feu’.
ACTRIZ
AFP Justine Triet recoge la Palma de Oro por ‘Anatomie d’une chute’. PALMA DE ORO GRAN PREMIO DEL JURADO DIRECTOR Tran Anh Hùng por ‘La passion de Dodin Bouffant’ o ‘The Pot au feu’. ACTRIZ

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