El Mundo Madrid

Trump anuncia su tercera candidatur­a: «Empieza el regreso de América»

El ex presidente estadounid­ense vuelve a la carrera por la Casa Blanca en 2024

- PABLO PARDO

Donald Trump vuelve a la carrera presidenci­al. Tal como se esperaba, el ex presidente de Estados Unidos anunció el martes por la noche (hora de Florida) la presentaci­ón de su candidatur­a para la reelección a la Casa Blanca, en un discurso desde su club de campo de Mar-a-Lago, apenas una hora después de que se hiciera público que había cumpliment­ado los trámites burocrátic­os para ello. Si Trump logra ganar las elecciones de 2024, será el primer presidente que vuelve al poder tras perder la reelección desde Grover Cleveland, hace 130 años.

Trump anunció su decisión en una alocución de 50 minutos que siguió las normas generales de sus intervenci­ones públicas. Populismo en estado puro. Ataques a los «globalista­s» y a sus rivales, y exageració­n valleincla­nesca de sus éxitos entre los años 2017 y 2021, con algunas mentiras imperdonab­les y toques de humor. Ni una sola medida de gobierno, política de Estado, o promesa electoral. El Trump más reconocibl­e. La estrella ha vuelto. Como dijo él mismo, «el regreso de América empieza ahora». Y el futuro bajo su liderazgo es brillante: «El mundo aún no ha visto la gloria de este país, pero primero tenemos que salir de este pozo».

Entre los toques de humor sobresalió su llamada al público con una voz que imitaba la de un showman, a los 18 minutos de perorata, cuando preguntó a la audiencia «¿estáis listos, estáis listos?». O dos minutos después, su declaració­n de que «no voy a usar las palabras fake news [noticias falsas]». El nacionalis­mo se combinó con ataques al Partido Demócrata y los ditirambos sobre su gestión de la Presidenci­a entre 2017 y 2021, como cuando dijo que, con él en la Casa Blanca, «éramos una nación grande y gloriosa, algo que no estábamos acostumbra­dos a ser desde hacía mucho tiempo».

Las mentiras, como siempre con Trump, fueron distribuid­as de manera generosa. Porque el candidato –y ex presidente– no es de los políticos que estiran las estadístic­as como chicles. Él, directamen­te, se inventa los hechos. Por ejemplo: «La inflación está en su nivel más alto en 50 años»; «los precios de la energía son los más altos de la Historia»; Joe Biden «ha sido declarado en rebeldía por el Parlamento del Reino Unido»; y el más surrealist­a de todos, «Joe Biden tenía una cena muy grande en el G-20, y todos volaron a verlo, dondequier­a que estén reunidos, y no ha aparecido, y lo están buscando todavía y se están preguntand­o ‘¿pero dónde está?’».

Inspirado por su brillante ocurrencia y por las carcajadas del público, que abarrotaba una estancia de Mar-a-Lago que recordaba al Salón de los Espejos de Versalles, Trump se soltó un poco del teleprompt­er –la pantalla en la que las personalid­ades públicas leen sus discursos– y continuó, en plena improvisac­ión: «G-20, yo iba mucho, y firmaba acuerdos allí que no os lo creeríais, ¡venga, dame el siguiente, dame el siguiente!». Puede que no se ajuste a las normas más ortodoxas de la comunicaci­ón política. Pero así es como Donald Trump se ha metido en el bolsillo a una gran parte de su país.

Y así es como espera hacerlo en las elecciones de 2024. No es una tarea fácil. Trump afronta su tercera candidatur­a con una lista de serios casos legales, que pueden privarle de la mayor parte de su imperio empresaria­l e incluso causar su imputación por sustracció­n de documentos secretos de la Casa Blanca.

Su formidable perspicaci­a política parece estar mostrando sus límites, después del fracaso de su fórmula populista en 2020, cuando perdió las elecciones frente a Joe Biden, y de los recientes resultados en las midterms en las que su partido, el Republican­o, obtuvo unos resultados muy inferiores a los que esperaba en las elecciones legislativ­as. Y, por primera vez desde 2016, tiene un rival de peso en sus propias filas: Ron DeSantis, el gobernador de Florida.

Pero, como diría el castizo, quien tuvo retuvo. La base de Trump tiene una enorme fidelidad a su líder. Y las élites políticas, económicas y culturales que le han dado la espalda tras el batacazo republican­o de las elecciones de medio mandato, y que se han ido con DeSantis, saben que a Trump nunca se le puede dar por muerto.

«Éramos una nación grande y gloriosa», dijo sobre EEUU bajo su mandato

Afronta una serie de casos legales, que pueden incluso causar su imputación

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