Un juez de EEUU ‘reabre’ la frontera a los emigrantes
Miles de venezolanos se benefician del bloqueo del Título 42 para la expulsión de ‘irregulares’
Miles de emigrantes venezolanos a la deriva y en tierra de nadie, entre la frontera sur de EEUU y Colombia, recuperaron parte de la esperanza perdida. El juez federal de Columbia Emmet Sullivan bloqueó por «arbitrario y caprichoso» el polémico Título 42 aprobado bajo el mandato de Donald Trump que permitía la expulsión inmediata de los emigrantes que entraban de forma irregular y sin papeles a EEUU, ya fuera atravesando el Río Grande, superando el famoso muro o entregándose directamente a las autoridades.
Aunque su aplicación no será inmediata. Porque el juez Sullivan ha concedido un plazo de cinco semanas, «con gran reticencia», para que Washington se prepare para el fin del Título 42, a petición del Departamento de Seguridad Nacional. La medida favorece a todos los emigrantes y supone un enorme desafío para la Administración de Biden tras el respiro electoral. Trump impuso este decreto con la excusa de la pandemia y Joe Biden nunca lo ha derogado, aunque sus funcionarios suavizaron durante meses las expulsiones.
La oleada migratoria de venezolanos, que crecía sin parar, provocó que Washington cerrara hace un mes su frontera a cal y canto para los criollos que buscaban desesperados la Tierra Prometida. La medida drástica, al amparo del Título
42, ocurrió en vísperas de las trascendentales elecciones parlamentarias y a gobernadores. Durante semanas, los republicanos usaron la emigración como arma arrojadiza contra los demócratas; incluso los gobernadores de Texas y Arizona enviaron autobuses con venezolanos en dirección a Nueva York y otros estados del este.
Washington ofreció a los venezolanos un nuevo programa de 20.000 permisos humanitarios al año para entrar por avión y con patrocinadores en el país, entre otras medidas imposibles para quienes se lo habían jugado todo para llegar a Estados Unidos. Las autoridades ya han entregado 6.800 permisos en
estas primeras semanas y 490 han viajado a su país de acogida.
Las cifras de octubre corroboran la importancia de esta herramienta para el Gobierno: los agentes fronterizos detuvieron a más de 230.000 migrantes y de ellos casi 80.000 fueron expulsados sin derecho a defensa. En total, desde su puesta en marcha durante la pandemia, se calcula que más de un millón de emigrantes llegados de México, Centroamérica, Cuba, Haití y Venezuela fueron rechazados.
Cuando Estados Unidos cerró su frontera sólo a los venezolanos para evitar el efecto llamada, se produjo una especie de atasco monumental: hasta 10.000 se quedaron
Migrantes camino de EEUU, en México.
La oleada migratoria desde Venezuela llevó a Washington a cerrar a cal y canto
atrapados en la colombiana Necoclí en espera de una lancha que les acercara a la terrible selva panameña del Darién. Otros miles quedaron a la deriva a lo largo del corredor centroamericano. Y lo mismo en México, desde las fronterizas Tijuana, Ciudad Juárez o Matamoros hasta la frontera sur de Tapachula, desde donde hace dos días partió otra marcha de 1.000 emigrantes, la mayoría venezolanos.