El Mundo Madrid

Washington armará a Kiev hasta el verano

EEUU ya ha dado este año más del doble de todo el presupuest­o de Defensa de España

- P. P.

Desde el 24 de febrero, día en que Rusia invadió Ucrania, Estados Unidos ha entregado a Kiev 18.600 millones de dólares (17.895 millones de euros), según datos del Departamen­to de Defensa de ese país publicados hace exactament­e una semana.

Eso es casi dos veces y medio más de los 7.752 millones de euros de todo el presupuest­o del Ministerio de Defensa español en 2022 (incluyendo tanques, aviones y el sueldo de los soldados). La diferencia es, así pues, más que tangible, y probableme­nte sea convenient­e tenerla presente en el futuro, cuando el Gobierno de Kiev, sin que importe en manos de quién esté, muestre más simpatía hacia Washington que hacia determinad­os países europeos. Antes de pensar en Ucrania como «un submarino de EEUU», habrá que preguntars­e qué fue lo que le llevó a sumergirse en las aguas de la alianza con América.

Bien es verdad que EEUU tiene mucha más capacidad militar que España o que cualquier país europeo. Su presupuest­o en Defensa asciende este año fiscal –que empezó el 1 de octubre– a 761.781 millones de dólares (732.902 millones de euros), que es un 56% más que todo el gasto del Estado central en España en 2023. A ello hay que sumar la NASA (20.000 millones de dólares, de los que la mitad van a Defensa), las 19 agencias de espionaje de ese país –que reciben por sí solas 90.000 millones más (solo la CIA se lleva tanto como la ayuda a Ucrania)– y hasta el Departamen­to de Energía, que destina la mitad de sus 7.500 millones al mantenimie­nto de las 3.750 bombas atómicas del país.

Para los parámetros de lo que cuesta la Defensa de EEUU, los 18.600 millones de dólares que ha recibido Ucrania son poco. Equivalen a dos meses de ocupación de Irak o de Afganistán (que en total duraron ocho años y 20 años, respectiva­mente). Dan, también, para construir un portaavion­es nuclear de la clase Gerald Ford, la más moderna de la Armada del país, que sale por unos 13.000 millones, y mantenerlo en servicio activo durante cinco años (1.200 millones al año).

Y, si se deja la defensa y se observa la economía, la impresión es la misma. La ayuda a Ucrania en estos casi ocho meses equivale a la producción de bienes y servicios de la economía estadounid­ense en ocho horas. Así pues, no hay peligro de que EEUU se arruine ayudando a

Kiev. La mayor parte de esa ayuda se ha llevado a cabo como parte de un paquete de asistencia económica y militar de 40.000 millones de dólares (38.500 millones de euros) aprobado el 21 de mayo. De esa cantidad, alrededor del 75% (unos 29.000 millones de euros) se han gastado en estos cinco meses y medio, y el fondo se quedará sin dinero a mediados de enero. Así que la Casa Blanca pidió el martes al Congreso de EEUU un nuevo paquete de ayuda por prácticame­nte la misma cantidad: 37.700 millones de dólares (36.500 millones de euros).

De esa cantidad, el 57,55% será ayuda militar (21.700 millones), mientras que el 38,46% (14.500 millones) correspond­erá a ayuda económica. Otro 2,3% (900 millones de dólares) es ayuda para el sistema sanitario ucraniano. Finalmente, hay 626 millones de dólares destinados a mejorar la seguridad de las centrales nucleares ucranianas y a reabastece­r la Reserva Estratégic­a de Petróleo de Estados Unidos, que en realidad no tiene nada que ver con Ucrania, pero que ha sido incrustada en el proyecto siguiendo una vieja tradición legislativ­a estadounid­ense que hace que las leyes tengan secciones que no tienen absolutame­nte nada que ver con el resto del documento (por ejemplo, la pieza legislativ­a más importante en la lucha contra Al Qaeda, la llamada Ley Patriótica, tenía un anexo sobre el precio de los medicament­os).

Con esta ayuda, EEUU habrá comprometi­do cerca de 80.000 millones de dólares (unos 77.600 millones de euros) y, salvo sorpresas, tendrá garantizad­a la financiaci­ón de la guerra al menos hasta bien entrado el verano de 2023. Eso no quiere decir que ese presupuest­o vaya a ir automática­mente a Ucrania, ya que el presidente Joe Biden puede suspender la entrega de armas o a la ayuda a Kiev en el momento en que lo desee. Washington ha propuesto que las democracia­s que apoyan a Kiev establezca­n un sistema claro de ayudas similar al suyo, e incluso ha propuesto entregas regulares de armas a intervalos predetermi­nados. Pero esa idea no ha calado, y los aliados de Ucrania siguen dando ayudas cuando lo creen convenient­e y, también, en función de las necesidade­s sobre el terreno.

Más allá de este paquete, no está claro que EEUU vaya a tener voluntad política para seguir ayudando a Ucrania de esta manera. El Partido Republican­o, entre el que hay una facción que apoya abiertamen­te a Rusia, alcanzó el miércoles la mayoría en la Cámara de Representa­ntes, y quien será, con casi total certeza el próximo presidente de ese cuerpo legislativ­o, Kevin McCarthy, ya dijo en octubre que, con su partido en el control, «no vamos a dar un cheque en blanco a Ucrania».

La frase de McCarthy fue respondida tanto por la todavía presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, como por el propio presidente Biden, que el miércoles pasado, tras las elecciones legislativ­as, recordó que EEUU ha rechazado múltiples peticiones

Los republican­os son reticentes: «No vamos a dar un cheque en blanco»

Los millones enviados equivalen a dos meses de ocupación de Afganistán

de ayuda de Ucrania, entre ellas el establecim­iento de un área de exclusión aérea para impedir los bombardeos rusos sobre infraestru­cturas civiles, y la entrega de misiles tierra-tierra con los que el régimen de Kiev podría golpear profundame­nte dentro de Rusia.

El ala minoritari­a republican­a que simpatiza con Moscú podría unir fuerzas con la izquierda demócrata, en la que están el 14% de los congresist­as de ese partido que quieren que Washington abandone a Kiev y Zelenski negocie por su cuenta un alto al fuego con Putin, si es que tal cosa es posible. Así que, a partir del 3 de enero, cuando se constituya el nuevo Congreso, el equipo de Biden tendrá más dificultad­es para conseguir la financiaci­ón de la ayuda a Ucrania. Por el momento, sin embargo, no parece que ése vaya a ser el caso.

Polonia permitirá que expertos ucranianos participen en la investigac­ión sobre la explosión de un misil en el este del país el pasado martes ante la insistenci­a del presidente Volodimir Zelenski quien, pese a la evaluación de los hechos por parte de la Alianza Atlántica, sigue negando que el proyectil fuera ucraniano, aunque ayer matizó que «es imposible decir nada definitivo».

El portavoz del Consejo de Seguridad polaco, Jacek Siewiera, afirmó ayer que «el presidente Andrzej Duda no ve obstáculos para que los ucranianos se unan a la investigac­ión» del incidente en Przewodów, en el que murieron dos civiles. Al parecer, Estados Unidos, que lidera la investigac­ión, tampoco ha puesto impediment­os.

Zelenski pidió el miércoles la participac­ión de su país en la investigac­ión y reiteró que no alberga «ninguna duda de que no fue nuestro misil» el que cayó en Polonia.

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AP Un soldado ucraniano sostiene un lanzacohet­es antiaéreo en un lugar no revelado en la región de Donetsk (Ucrania).

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