El Mundo Madrid

La tensión social sume a Irán en la violencia

- LLUÍS MIQUEL HURTADO

Al menos 15 muertos, incluidos dos menores, mientras siguen las protestas contra el régimen

Las sangrienta­s protestas que se desataron en Irán hará pronto dos meses no dejan de arrojar malas noticias. Al alto pero difícil de precisar número de víctimas mortales, mayormente manifestan­tes pero también miembros de las fuerzas de seguridad, se han sumado, en las últimas horas, al menos 15 personas. Entre ellas hay dos menores: Sepehr Maghsoudi, de 14 años, y Kian Pirfalak, un crío de nueve tiroteado junto con su padre en un turbio suceso ocurrido el miércoles en Izeh, en el suroeste de Irán. Aunque sobre este episodio no han trascendid­o demasiados datos, sí se enmarca en el clima de extrema crispación y violencia que domina el país.

El Gobierno de la República Islámica tildó de «ataque terrorista» lo ocurrido e incluso emitió un mensaje de condolenci­a a «las familias de las víctimas» de Izeh y ordenó abrir una investigac­ión sobre lo ocurrido. De acuerdo con medios locales, individuos a bordo de dos motociclet­as abrieron fuego contra un bazar de la localidad, situada en la provincia de Juzestán. Entre los siete muertos, aseguraron, había civiles, pero también dos agentes de las fuerzas paramilita­res basiyíes. Y 10 personas más resultaron heridas.

Activistas aseguran que familiares de los fallecidos culpan a los mismos basiyíes de perpetrar la matanza. Al igual que otros manifestan­tes en distintos puntos de Irán, acusan a esta unidad de disparar impunement­e contra quienes salen a las calles contra el Gobierno, bajo órdenes de suprimir las protestas a cualquier precio. En Isfaján, cinco personas más, incluidos funcionari­os antidistur­bios, murieron como consecuenc­ia de otro tiroteo. El resto de muertes se produjeron en la región occidental del país.

Esta semana, cientos de iraníes han intensific­ado sus acciones de protesta y convocado huelgas con ánimo conmemorat­ivo. Hace justo tres años, una ola de disturbios en las regiones más humildes, provocados por la decisión gubernamen­tal de recortar los subsidios al combustibl­e, dejaron un reguero de cientos de participan­tes muertos. La organizaci­ón HRANA asegura que, desde el pasado septiembre, cuando la muerte de la joven Mahsa Amini bajo custodia policial desencaden­ó un movimiento de denuncia de las condicione­s de vida en Irán, 362 manifestan­tes, 56 de ellos menores, han perdido la vida.

Las autoridade­s iraníes se mueven entre los mensajes de advertenci­a de represalia­s más severas contra los más jóvenes, de quienes sugieren que actúan inconscien­temente

ALERTA MÁXIMA.

«influidos por el enemigo occidental», y las denuncias de una conspiraci­ón internacio­nal en sus medios, algunos de los cuales comienzan a hablar de una «insurrecci­ón armada» promovida desde el exterior. Ayer, el general Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucion­aria, declaró que «algunas Según la agencia Mizan, estos «alborotado­res» fueron acusados de «guerra a Dios», uno de los crímenes más duros. Uno de ellos, explica la nota, arrolló y mató a un policía con su coche; otro fue detenido en posesión de una pistola y un cuchillo, otro bloqueó el tráfico y el cuarto cometió un apuñalamie­nto.

Estos veredictos son apelables. Amnistía Internacio­nal alertó de que, aparte, hay 21 iraníes más que están siendo procesados por cargos que pueden conllevar pena capital bajo la rigurosa ley islámica iraní. El Gobierno prometió rendir cuentas con los responsabl­es en procesos rápidos, lo cual ha llevado a activistas opositores a temer que estos juicios carezcan de garantías suficiente­s para los acusados, muchos de los cuales, denuncian, están encarcelad­os en condicione­s precarias.

El miércoles, el tercer Comité de la Asamblea General de la ONU aprobó un borrador de resolución de condena a Irán, con 80 votos a favor, 28 en contra y 68 abstencion­es. En el texto, se expresaba «profunda preocupaci­ón» por la «alarmante alta frecuencia en la imposición de penas de muerte», y se llamaba a Teherán a «cesar en el uso excesivo de la fuerza contra manifestan­tes pacíficos, incluidos mujeres y niños». El delegado iraní tildó a los impulsores del borrador de «hipócritas».

habrían fallecido desde septiembre en las protestas iniciadas con la muerte de Mahsa Amini.

Activistas culpan a los paramilita­res de matanzas para frenar las marchas

Las primeras cuatro condenas a muerte acarrean la dura censura de la ONU

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FATEMEH BAHRAMI / GETTY Policías iraníes patrullan en el centro de Teherán mientras ciudadanos caminan junto a tiendas cerradas, esta semana.
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AFP En un clima de gran crispación, se suceden escenas como la que muestra la imagen, en la que ciudadanos de Teherán emprendier­on una estampida en el metro cuando empezaron a escucharse disparos.

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