El asesino fue el semáforo
Doha, calurosa y húmeda, coge vida cuando cae el sol mientras cuida los últimos detalles
EN UN LUGAR DONDE LLUEVE, COMO MUCHO, 10 DÍAS AL AÑO, LLAMA LA ATENCIÓN EL VERDE DE SUS JARDINES; EL METRO, MAJESTUOSO Y VACÍO
poca. O no sea. Los operarios de las innumerables obras esperan órdenes metidos en sus coches con el aire acondicionado puesto. Todos excepto dos jardineros que, asfixiados con pantalón y manga larga, hacen lo que pueden con un césped verde, muy verde, llamativamente verde con la que cae según avanza la mañana (vamos ya por 35 grados y una humedad horrible). En un lugar donde llueve, como mucho, 10 días al año, los jardines están radiantes. Igual es que aquí las plantas crecen con gas. A saber.
El estado de Qatar no ha reparado en gastos, eso ya está contado. Pero, ¿en qué se nota? Pues por ejemplo en el futurista metro que ha construido. Son apenas tres líneas que conectan todos los estadios y en las que apenas viajan los propios qataríes, pues ellos son más de ir en sus coches particulares (total, el litro de gasolina ronda los 0,50 céntimos de euro). Con unas estaciones enormes, luminosas, limpísimas, y unos trenes que parecen sacados de 2060, la presencia de voluntarios de esos que a veces confunden más que ayudan también salta a la vista. Son muchos, van de azul o de morado, depende, y en un inglés de aquella manera sonríen (poco) y asienten (mucho). El metro, a todo esto, es gratis, porque tampoco es que haga mucha falta amortizarlo. Da cosa pensar qué ocurrirá con una obra tan brutal cuando se acabe el fútbol.
En todo caso, siempre es mejor el metro que morir deshidratado esperando a cruzar un semáforo. Al tipo que sincronizó los de Doha se le fue la mano con el tiempo para que pasen los coches (tres o cuatro minutos largos) y el tiempo para que crucen las personas (máximo 30 segundos) por un lugar que no tiene por qué ser un paso de peatones. No no, puede ser un paso de peatones o no, pero se cruza igual. También para llegar al espectacular Centro de Convenciones de Qatar, habilitado como centro principal de prensa, y donde los seleccionadores y jugadores ofrecerán las ruedas de prensa el MD-1 (término pretencioso que significa el día anterior al partido). En ese gran edificio hay hasta un simulador de un estadio de fútbol. Es fácil imaginarse el tamaño de esa pantalla. Bastante lejos de allí, la vida bulle en Msheireb, el dowtown de Doha, adornado por restaurantes y bares muy atractivos donde comen y beben (agua, refrescos o cócteles rosas coronados por fresas) hombres y mujeres por igual, unas con hiyab y otras sin él. Por la noche, al parecer, es mejor todavía, pero eso vendrá más adelante.
PD. Si no va a venir a Doha, olvíde la dichosa Hayya.
PD2. El fútbol, el Mundial, lo impregna todo. La riquísima mousse de Qatar Airways está coronada por un balón de chocolate blanco. Los adornos del metro son balones. La gente se hace fotos junto a monumentos que son balones. En los edificios se ven siluetas gigantes de Mbappé, Neymar, Messi, Kane, De Bruyne y... Pedri. Sí, Pedri. Es lo que hay. E igual no es poco. Si el calor, y los semáforos, lo permiten, claro.