El Mundo Madrid

Pedro Sánchez, Irene Montero e Inés Arrimadas, con los violadores

- F. JIMÉNEZ LOSANTOS

EN SU reciente viaje a Argentina, dejando a su paso una estela de selfis, trolas y espanto intelectua­l, Irene Montero ha dicho que en España se metía a las mujeres embarazada­s en camiones y autobuses y se les obligaba a hacerse ecografías para que no abortaran. «En camiones y autobuses», dijo. «Se las metía», aseguró. No aclaró por qué no hay denuncias particular­es, de oficio o de su ministerio sobre ese atropello.

También insistió en su defensa de la pederastia diciendo que los niños, las niñas y les niñes tienen derecho a tener relaciones sexuales con quien quieran, por mucho que los reaccionar­ios digan que eso es defender la pederastia. Será porque cuando un adulto tiene relaciones sexuales con un menor se considera, en todo el mundo, un delito de pederastia o abuso de menores.

Pero es que todo el mundo es reaccionar­io menos Irene, una analfabeta funcional que, con Victoria Rosell de guionista, ha alumbrado la ley del sí es sí, que Pedro Sánchez, ataviado de Peret, considera «innovadora».

Tan innovadora que están excarcelan­do a violadores ya condenados gracias a la ley de marras. Cuando se proclama que cualquier agresión sexual, hasta un piropo, es violación, la violación deviene abuso sexual, y la pena se rebaja. Ser comunista como Irene tiene ventajas indudables: si eres idiota y haces una idiotez, pero tienes el poder, nadie puede decírtelo a la cara. Si no, hasta Campo te lo dice. Porque fue el ex ministro de Justicia el que denunció –y demostró– que el proyecto mostrenco rebosaba de faltas de sintaxis y de ortografía, amén de atentar contra el bien que decía proteger. Pero la ley, con el voto de Inés, salió adelante.

Ahora, Campo ya no es ministro e Irene ahí sigue, metiendo la pata, para humillació­n de las mujeres, sobre todo las jueces o juezas, mayoría en la Administra­ción, a las que se reprocha falta de «perspectiv­a de género». ¿No tenían género cuando trabajaban años para sacar unas oposicione­s durísimas, sacrifican­do su vida personal hasta alcanzar esa responsabi­lidad? Y llegan unas lerdas, que se negaron a leer tres informes, tres, del CGPJ desaconsej­ando la ley, y dicen que necesitas cursos de «perspectiv­a de género». ¡Que las lerdas te los darán!

Y llegan unas lerdas, que se negaron a leer tres informes del CGPJ desaconsej­ando la ley, y dicen que necesitas «perspectiv­a de género»

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