El Mundo Madrid

Querida Marie Kondo, gracias por (la valentía de) contradeci­rte

- REBECA YANKE

ME interesó de verdad la pasión por ordenar y el menos es más que dejó en nosotros Marie Kondo en aquellos años en los que nos dejábamos llevar por un minimalism­o exacerbado, si al sustantivo se le puede dar tal adjetivo. Abrazábamo­s narcisismo­s y las apps nacían como setas, igual que los CEO y los SEO. No había pandemia ni guerra –había guerras–, entre otros sucesos apocalípti­cos, y supongo que nos resultaba de lo más natural dedicar nuestro tiempo a ser lo más perfectos que nos fuera posible.

Nunca me pareció que tuviera sentido aquella máxima de reducir nuestra biblioteca a 35 libros, aunque pensándolo bien sería un bonito proyecto, barra proceso, barra artefacto artístico o modus vivendi que acometer porque… ¿Cuáles serían los elegidos? Me gustaba más su idea de agradecimi­ento, de decirle a un jersey: pues nada, gracias por todo este tiempo, me has calentado, suerte en tu nuevo hogar (si es que mereciera tenerlo). Au revoir, querido amigo.

Porque cuando uno prepara bolsas de ropa para donar, dentro debe haber piezas que estén en buen estado, que uno pueda ponérselas esa misma tarde sin dudarlo, de ser necesario. Esto no lo decía Marie Kondo pero lo digo yo porque es básico y además contemporá­neo: aprender a deshacerse de cosas (y hasta de personas) es sano. Luego está el asunto de qué hacemos con ellas, dónde las llevamos, con qué intención, etcétera.

Algo se ha quebrado dentro de mí cuando he leído que Kondo reniega de sí misma, que cree que en realidad tener una casa ordenada no es tan importante, no al menos como pasar tiempo con su familia. Pero entiendo a esta mujer perfectame­nte. Han pasado cosas terribles, y se da la circunstan­cia de que existen hoy dos clases de personas, aquellas a las que la pandemia ha sacado lo mejor de sí mismas y aquellas a las que la pandemia ha sacado lo peor.

Como cuando sucede algo tremebundo en el trabajo y todos temen quedar en paro y asistes asombrado a lo peor del ser humano en desfile constante de despacho a pasillo y hasta el baño. Igualmente, en 2023, tanto tiempo después del gran desastre mundial que supuso el coronaviru­s, no veo mal tener arranques de sinceridad sobre cada uno de nosotros, especialme­nte si consideram­os que venimos de un tiempo donde nos habíamos intoxicado del anhelo de perfección que nos fue imprimiend­o un ecosistema vital donde primaba el exhibicion­ismo.

Llegados a este punto en que detrás de tanto seudónimo de red social sólo imagino personas dando vueltas a la frase de autoayuda que encaje con su foto o buscando nuevas palabras que usar en el diccionari­o que combinen con su post de la jornada, agradezco la valentía de la japonesa al afirmar que igual su monotema no es tan fundamenta­l como ella misma dio a entender. Y me parece bien también que la expresión del año del diccionari­o Oxford de 2023 induzca a cierto laissez faire. Goblin mode, o modo duende, defiende cierto tipo de dejadez, una que en este momento puede hacer bien: disfrutar de la cama y del sofá, del desorden ocasional, de no hablar de nada profundo, de ver de la tele hasta lo más absurdo y hasta de comer lo que no deberíamos, ¡qué osadía!, cualquier mediodía. Solo una advertenci­a: en algún momento habrá que regresar a la palestra.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain