La pianista que va a plantar la batalla al mítico Toni 2
Al Toni 2 le ha salido un duro competidor: Hijos de Tomás, un nuevo piano bar con la garantía de la familia La Ancha detrás, capitaneada por los hermanos Redruello.
Eva Páez es una de las artistas que plantará batalla a Patrick y Jesús Serrano, los clásicos pianistas del templo de la noche madrileña, donde ya es casi imposible entrar a causa de sus largas colas.
Situado en el recién inaugurado Hotel Thompson, en la plaza del Carmen, Hijos de Tomás está inspirado en los bares de los años 40 y 50 que aterrizaron en la Gran Vía tras la estela de los speak easy norteamericanos. Sofás rojos, artesonados de madera, mesas de mármol decoradas con velas y, por supuesto, un gran piano de cola , el protagonista absoluto del local. Ése es el lugar de operaciones de Eva Páez, arquitecta, programadora, pianista, cantante, actriz y mujer polifacética donde las haya.
A los cuatro años ya despuntaba cantando en el cole y le recomendaron tomar clases de piano. Pasó años dando lecciones de este instrumento, pero se cansó de «estar atrapada en una partitura», de tocar sólo a Mozart y a Beethoven y de que no le enseñasen nada de la música contemporánea. Por eso, esta madrileña de Boadilla del Monte ha viajado por todos los estilos musicales: desde el heavy metal a los coros a capela, desde el indie al pop.
Eva compagina su labor al piano con un show de improvisación musical en el teatro Off de la Latina, donde parodia a las influencers junto a otras dos actrices.
Su tarea en Hijos de Tomás no se limita a tocar el piano, sino que tiene que ejercer de maestra de ceremonias, dirigir al público, levantar el ambiente y tomar nota de cómo está funcionando la pista.
–Y, ¿cuál es la canción más solicitada? –Mi gran noche de Raphael– contesta sin dudarlo sentada en una silla de la coctelería.
Los clásicos siempre funcionan y el Como una ola de Rocío Jurado se da la mano con la Chica yeyé de Concha Velasco, aunque los temas con toque flamenco van ganando cada vez más adeptos, arrastrados por el éxito de C. Tangana y Rosalía. Cada noche es distinta en este piano bar donde el repertorio va cambiando en función de la audiencia: «Tenemos un público muy variado: turistas más pausados que vienen a escuchar y los que llegan a tomarse la última copa, que corean todas las canciones. Son noches con mucha energía», relata satisfecha.
Desde su piano de cola, Eva tiene que distinguir lo que está funcionando y lo que no: «Nos damos cuenta de todo. Si nos están escuchando o están distraídos. Si tengo un grupo delante que se entrega, me centro en tocar para él». Como sucede en el Toni 2, cualquiera puede subirse al escenario a interpretar sus versiones, como es el caso de Nika, una joven ucraniana que llegó hace 10 meses a España y que canta como los ángeles.
Pero si hay algo que diferencia a Hijos de Tomás del Toni 2 es su cuidada coctelería, que alterna las bebidas clásicas con combinados de autor, inspirados en personajes emblemáticos. En este bar se puede degustar un South Face, la bebida favorita de Al Capone, o un Compay, un ron con licor de tabaco que homenajea al músico cubano.
Tras recorrerse todos los karaokes de la ciudad, Eva disfruta ahora de su pasión improvisando al piano, donde se turna con otros músicos como Juan Zelada. La programación del local está dirigida por Javier Gismero, cantante y guitarrista, que ya era el encargado de organizar los conciertos de las cenas en Fismuler, otro de los restaurantes del grupo La Ancha.
Eva estuvo una vez en el Toni 2, pero todavía tiene la espinita clavada porque no le dejaron cantar: «Son muy elitistas». Por eso ahora lo tiene claro: «Hijos de Tomás es mucho mejor que cualquier karaoke y que el Toni 2».