El Mundo Madrid

La nave liberal o el barco de Chanquete

JORGE BUSTOS

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NINGÚN partido ofrece una muerte hermosa igual que ninguna estrella se va bien del Real Madrid. Un astro del fútbol difícilmen­te asume que esté apagándose, así que no acepta la suplencia, y un partido se funda para aspirar al poder, así que no sabe gestionar la irrelevanc­ia. El destino fue innecesari­amente cruel con Cs, tanto que nació un pujante género periodísti­co; columnas y tertulias se petaron de forenses que apuntaban causas contradict­orias del óbito naranja: el no a Sánchez en junio, el sí a Sánchez en septiembre, el narcisismo de Rivera, el absentismo de Rivera, el cálculo de Ortuzar, el cálculo de Iván Redondo, el pulgar hacia arriba del Ibex, el pulgar hacia abajo del Ibex. Esta fiebre pericial desbordó los márgenes del oficio y alcanzó a bares, metro, canchas de petanca; nadie entiende que Iker Jiménez no haya dedicado una temporada a la caída de Cs. Yo considero ya inútil buscar explicacio­nes. La actitud más científica exige asumir la volubilida­d del votante humano, y concretame­nte español, como si fuera el Dios de Job: binario y caprichoso, papanatas y tradiciona­l, capaz de transigir con delitos y de ajusticiar por errores.

Forma parte de la naturaleza teatral de la política que los actores se resistan a abandonar la escena hasta que los electores vacíen el patio de butacas: ni un segundo antes. De ahí la triste simulación de vida a la que estamos asistiendo, con una refundació­n del pasado sin futuro ejecutada a despecho de dos premisas clásicas del liberalism­o: un liberal hace política partiendo de los datos de la realidad y no incurre jamás en el patriotism­o de partido. Este final de Cs vulnera ambas condicione­s, pues presenta a sus últimos dirigentes atornillad­os al barco de Chanquete, sacrifican­do el razonamien­to por la identidad y los hechos probados por la ficción electoral.

Lo que no entienden en lo que queda de Cs es que aún se les permite la vida espiritual después de la muerte orgánica. El programa de regeneraci­ón presentado en Cádiz por Feijóo contiene muchas de las mejores ideas de UPyD y de Cs; por supuesto que el PP nos ha enseñado a no fiarnos del PP, pero justamente por eso los liberales de todos los partidos debieran integrarse en el único instrument­o suficiente­mente poderoso como para cambiar algunas cosas. La hooliganes­ca acusación de chaqueteri­smo, cuando hay tantas reformas serias por hacer a partir de 2024, solo puede acobardar a esos cráneos estrechos que todavía afeaban a Churchill haberse pasado a los tories después de haber ganado una guerra mundial a los nazis.

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