LA ESCUELA SIGUE LASTRADA POR LA LA PANDEMIA
Los últimos estudios muestran que se ha subestimado el impacto del Covid en edades pediátricas: el conocimiento perdido durante los cierres aún no se ha recuperado en el mundo, mientras que ha sido la octava causa de mortalidad de cero a 19 años en Estado
Ahan sido los olvidados de la pandemia, es posible que los niños acaben siendo los más perjudicados por el virus que paralizó al mundo: muchos han perdido familiares, otros quedaron confinados en un periodo crucial de sus vidas y todos están creciendo en una sociedad aún noqueada por los efectos directos e indirectos del Covid.
Ahora, dos nuevos estudios publicados en la tarde de ayer apuntan a que el impacto de la pandemia en los niños podría haber sido infravalorado, tanto en sus consecuencias médicas como en las educativas. Por un lado, una exhaustiva investigación que publica Nature Human Behaviour ha calculado que, como media, los estudiantes han perdido el equivalente a más de un tercio de curso durante la pandemia.
La mayor parte de este «déficit de aprendizaje», como lo llaman los expertos, se produjo al inicio de la crisis y aún no se ha recuperado. Si no se remedia, es probable que los más afectados sigan arrastrando esta carencia hasta su vida adulta.
Además, otro estudio publicado en JAMA Network Open ha destacado que el Covid podría haber sido subestimado como una causa de mortalidad entre niños y adolescentes. Según esta nueva investigación, liderada por Seth Flaxman, de la Universidad de Oxford, el coronavirus fue la octava causa de mortalidad entre agosto de 2021 y julio de 2022 en personas de entre o y 19 años en EEUU.
Si se contemplan sólo enfermedades –excluyendo heridas, ataques y suicidios– el Covid-19 pasa a ser la quinta causa de mortalidad en edades pediátricas en ese periodo. Y, si nos centramos en enfermedades infecciosas o respiratorias, ha sido la principal causa de fallecimientos.
Como todas las estimaciones sobre mortalidad, habrá que esperar a que estos resultados se asienten y otros estudios puedan confirmarlos o no. Mientras, lo que parece ya claro es que el impacto de la pandemia en la educación infantil ha sido pronunciado en todo el mundo.
El nuevo estudio sobre déficit de aprendizaje es un metaanálisis que ha analizado toda la literatura científica disponible sobre este asunto. En total, se han considerado 42 investigaciones realizadas en 15 países, incluida una en España. Su estimación es que los niños en edad escolar han perdido el conocimiento y las habilidades equivalentes al 35% de un año escolar.
«Como media, los niños han perdido en torno a un tercio de lo que habrían aprendido en un curso escolar normal, y este déficit de aprendizaje llegó bastante pronto en la pandemia», explicó Bastian Betthäuser, investigador de la Universidad de Oxford y el Sciences Po de París, además de primer firmante del estudio. «Los niños todavían no han recuperado el aprendizaje que perdieron, lo que significa que los programas gubernamentales tuvieron éxito al evitar nuevos déficits cuando la pandemia continúo, pero no tuvieron éxito en solucionar los déficits de aprendizaje que se habían producido antes».
El déficit de aprendizaje, además, se ha cebado especialmente con los niños de familias o países con una menor renta, los cuales se han visto «desproporcionadamente afectados por los cierres», avisa Betthäuser.
mantener el libre comercio, detener las colectivizaciones y cuidar de los campesinos. Incluso abogaba por llegar a un entendimiento con los anarquistas, que Azaña consideraba como el «cáncer de la República», y concluyó: «Con un régimen parlamentario y democrático las posibilidades son mucho mejores». Obviamente, no era cuestión de ideología, sino de estrategia. Stalin todavía albergaba esperanzas de hacer frente al enemigo común junto a las democracias europeas. Los acuerdos de Múnich, en 1938, cuando Francia e Inglaterra pactaron con Hitler, le obligaron a cambiar de parecer.
Pero, en 1936, la política de no intervención en la Guerra Civil de Inglaterra y Francia, motivada por el deseo de evitar una nueva guerra mundial, había dejado aislada a la República, que «no podía comprar armas en los arsenales europeos. Se dirigió a todos los países excepto Italia, puesto que, en julio, ya había aviones italianos en Marruecos», recuerda el historiador. En Oro, guerra, diplomacia, Viñas relata el lento acercamiento diplomático entre la República y la URSS: «Un territorio en el que la fantasía se ha desmadrado», recalca con sorna. «Para Stalin, era vital abrir una embajada en España, porque no entendía nada de lo que estaba ocurriendo aquí. El libro también marca el comienzo y el final de la ayuda soviética, sobre lo que hay múltiples interpretaciones y todas erróneas».
Los rusos simplemente permitieron que «la
República pudiera comprar armas en Rusia y en el mercado negro con las divisas obtenidas gracias a la venta del oro». El oro también se utilizó «para financiar todo el comercio exterior, porque tenían que importarlo casi todo: el granero español estaba en manos de los nacionales, mientras que las grandes ciudades seguían en el republicano, y había que alimentarlas». Uno de los muchos problemas consistía en que el Banco de España apenas tenía divisas: «Estaba casi todo en monedas de oro y algunos lingotes, y con eso no se puede comer, ni se puede pagar nada». Así, una parte del oro fue a parar a Francia (2.200 cajas), que mantuvo «una postura más ambigua que Inglaterra», y la mayoría (7.800 cajas) se trasladó a Cartagena. De ahí zarparon rumbo a Odesa, el 25 de octubre de 1936, cargadas en cuatro barcos soviéticos: el Kubán, el Nevá, el Kim y el Volgolés. En cada uno de ellos viajaba un funcionario español para controlar todo el proceso. Una vez en la URSS, «hubo que fundir las monedas en lingotes, para
STALIN PERMITIÓ QUE “LA REPÚBLICA COMPRARA ARMAS CON LAS DIVISAS OBTENIDAS CON LA VENTA DEL ORO”
“LA GUERRA CIVIL NO SE HIZO PARA IMPEDIR UNA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA, SINO PARA RESTAURAR LA MONARQUÍA”