PATIO GLOBAL ADAM THOMAS
Ha expresado su deseo de «gasear a los refugiados» y «matar a los judíos»
A los 13 años fue acusado de abusos racistas y fue puesto en un programa de prevención
QUIÉN. Adam Thomas, 27 años, que bautizó a su hijo como Adolf en homenaje a Hitler, fue condenado a seis años y medio de cárcel por pertenencia a la organización neonazi National Action, proscrita como grupo terrorista. QUÉ. La Campaña contra el Antisemitismo y Comminity Securtiy Trust cuestionan su salida de prisión por sus comentarios extremistas contra los judíos y los negros y su propósito de «matar a los niños de raza mixta». cia de sus padres, y a los 13 años se le incluyó en el programa de Prevención de la Delincuencia por abusos racistas.
Curiosamente, pasó un tiempo en Israel viviendo en un kibutz y se interesó por el judaísmo, pero al volver al Reino Unido se radicalizó y entró en contacto con Claudia Patatas, 16 años mayor que él y próxima también a grupos neonazis (lleva las iniciales SS tatuadas en la espalda). Él trabajaba como guardia de seguridad en Amazon y ella como fotógrafa de bodas.
Su álbum familiar estaba cuajado de fotos en las que posaban junto a esvásticas y con la capucha del Ku Klux Klan mientras su mujer tenía en sus brazos al pequeño Adolf...
«Es un nombre que no levanta sospechas en Portugal», llegó a decir Adam con descaro en el juicio. «Pero definitivamente es un duplicado del nombre de Adolf Hitler. Es innegable y nunca lo he mantenido en secreto. Refleja el interésquetengoporelasunto y mi admiración por todo lo que representa».
Vista la falta de remordimiento de la pareja, el juez les sentenció a seis años de cárcel por pertenencia a grupo terrorista y ante las pruebas acumuladas por la policía, que se incautó en su domicilio de un arsenal de parafernalia extremista y del Manual del Anarquista para fabricar explosivos. La madre consiguió una rebaja de la pena y salió de la cárcel hace cinco años, aunque no se ha hecho público si ha recuperado la custodia del niño.
Thomas, que ahora tiene 27 años, ha pasado en prisión por cursillos de desradicalización para corregir su ideología, aunque la propia Junta de Libertad Condicional reconoce que no ha quedado demostrado si el trabajo «ha sido efectivo».
Fuera de la prisión será «monitorizado» por GPS, deberá vivir en «un domicilio asignado», limitar sus movimientos y contactos y acatar un toque de queda, La Campaña contra el Antisemitismo y Community Security Trust han dado la voz de alarma y han reclamado a las autoridades que mantengan una estrecha vigilancia «de todos los extremistas que salen de la cárcel sin garantías de haber dejado atrás su ideología peligrosa».