Crece el rechazo de los accionistas de Repsol a su plan medioambiental
El apoyo de los dueños de la petrolera a la estrategia verde pasa del 83% al 69%
El choque frontal entre el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, y grupos ecologistas críticos con las metas climáticas de la energética acaparó todos los focos en la Junta de Accionistas el pasado viernes. En plena batalal del greenwashing entre Repsol e Iberdrola, la sostenibilidad se ha convertido en una piedra de toque para la petrolera donde, en los últimos dos años, ha aumentado el rechazo de los accionistas a su hoja de ruta ambiental.
El viernes, Repsol sometió a votación consultiva entre sus inversores su estrategia de transición energética. Era el punto 10 del orden del día. Dos años antes, en la Junta de 2022, Repsol llevó ya a examen su plan ecológico. Entonces, la estrategia verde obtuvo el apoyo del 83% del capital, mientras que este año el respaldo ha caído al 69,7%, un recorte de 13 puntos porcentuales.
El porcentaje de votos en contra ha subido del 14,5% al 20,6% entre 2022 y
2024. También han crecido las abstenciones, del 9,7% en 2024, frente al 2,5% de hace dos años. La caída del respaldo al plan verde sorprende, en parte, porque este año todos los grandes asesores de voto, -ISS, Glass Lewis y el europeo Corporance- habían recomendado
votar a favor de este punto. Si bien, algunos de ellos basaban su recomendación no tanto en la política ambiental en sí misma, sino en premiar el hecho de que Repsol la someta a consulta en la Junta, un ejercicio de transparencia poco común en el sector y en el propio Ibex. De hecho, menos de una decena de compañías del selectivo español incluyen este punto en el orden del día.
Los dos mayores accionistas de Repsol, Norges Bank, el fondo de Pensiones de Noruega, y BlackRock habrían respaldado el plan climático, según fuentes del mercado. Si bien, ambos inversores apenas poseen el 8,7% de los derechos de votos en la energética, cuyo capital está muy diluido.
El resultado de la Junta de Repsol son también consecuencia de una tendencia global. Desde 2022, la guerra en Ucrania ha alterado las tendencias de voto de gigantes como BlackRock, que luego imitan otros inversores. El respaldo accionarial a las políticas climáticas de sus empresas ha sufrido un retroceso a nivel mundial, pues grandes fondos han empezado a compatibilizar sus exigencias verdes con una preocupación creciente por la seguridad de suministro y la independencia energética.