Sensaciones europeas
De vez en cuando, en algunos países, se eligen ministros por su valía. Gente honrada, que sabe de lo suyo, que puede hablar de tú a tú con otra gente honrada que también sabe mucho. A veces, de estas conversaciones salen proyectos ambiciosos, calificados de transversales porque son producto del saber y del querer de personas con distintas ideologías, ilusionadas por una idea atrayente.
Winston Churchill, en un discurso en la
Universidad de Zúrich en 1945, dijo: «Debemos construir una especie de Estados Unidos de Europa». Y Europa tuvo la suerte de que aparecieran personajes como Spaak, Schuman, Adenauer, Monnet… Y se pusieron a construir los Estados Unidos de Europa. Todos sabíamos que era una tarea larga. Seguramente es inadecuado comparar esta construcción con la de una catedral. La de Burgos empezó a construirse en 1221 y la dieron por acabada 40 años más tarde. La volvieron a dar por acabada en 1765, porque siguieron trabajando en ella.
Esto es lo que pasa con el sueño de aquellas personas. Enrico Letta, ex primer ministro italiano, tiene el encargo de actualizarlo. El problema, el de siempre. La cesión de soberanía de cada una de las naciones. La «fragmentación», le llaman. Pero si queremos competir con Estados Unidos, con Rusia, con China, necesitamos algo más que un mercado común. Necesitamos
que Europa esté a la altura.
Otro personaje que me parece interesante y de quien yo me fiaría para el cambio es Mario Draghi, expresidente del BCE y también ex primer ministro italiano, que dice que la organización de la UE, el proceso de toma de decisiones y la financiación necesitan actualizarse. En cuanto a la financiación, se dio un paso importante con el crédito de 750.000 millones de euros conseguido por la UE como tal, y distribuido entre los proyectos que cada nación tenía que presentar, alineados con los objetivos de la UE.
En España han sucedido recientemente tres cosas: el reparto de 140.000 millones de los 750.000 a los que me he referido antes; la OPA del BBVA sobre el Sabadell; las elecciones catalanas. Tres cosas, tres sensaciones. Me parece que del reparto no se ha hecho la publicidad detallada necesaria, pero quiero suponer que, de una manera honrada, se han asignado los fondos a los proyectos que ayudan a la estrategia de la UE; que la creación de un gran banco europeo también está dentro de esa estrategia; que en las elecciones catalanas se ha oído muy poco hablar de Europa.
Y cuarto: que muy pronto tendremos elecciones europeas y que –otra sensación– me parece que nos las vamos a tomar más en serio que otras veces. Esta paradoja está ligada a las consecuencias de la fragmentación de nuestro mercado. ¿Sabe por qué no tenemos mercados financieros integrados? Porque todo el mundo quiere ondear su bandera nacional en el mercado de su país y, al mismo tiempo, porque los líderes políticos no quieren poner su cara junto a la palabra finanzas. «...Los signatarios están determinados a establecer los fundamentos de una unión sin cesar más estrecha entre los países europeos».