El Mundo Madrid

Simeone no es ya la solución

- IÑAKO DÍAZ-GUERRA

«Competimos contra monstruos», soltó Simeone nada más dirigir al Atleti en un ridículo 1-4 contra Osasuna. Y no le entró la risa ni nada. Hay que reconocer que como actor es bueno. ¿Como entrenador? También, claro. ¿Y como líder para el futuro? Ahí se pone fea la cosa. Fue el mejor, ahora es un empleado sumiso y, bajo su supervisió­n, el equipo que se hizo gigante desde la rebeldía es un grupo de oficinista­s sin más interés en su trabajo que cumplir el horario. Fichar de 9 a 5 e irse a casa a esperar la nómina.

«Cumplimos el objetivo», repiten como robots. Falso. El objetivo no es ser cuarto, es respetar la camiseta cada día y este curso el Atleti no se ha presentado a jugar en 15 partidos. Ha sido vergonzoso y esa actitud sería la tumba de cualquier otro entrenador. Simeone, mientras, se limita a negar el problema.

¿Y cuáles son esos monstruos de los que habla el Cholo? ¿Están aquí con nosotros, Diego Pablo? En esta Liga desvaída el único monstruo es un Madrid que circula a 21 puntos. Tampoco compitió con el Barça de Xavi, pese a que más que una de terror es una sitcom. Entonces, esos colosos a los que se refiere el líder de un equipo con 380 millones de presupuest­o deben ser el Girona, que acabará por delante con 60 millones; el Athletic (130 millones), que le arrolló en Copa y le hubiera complicado la Champions de no llevar de juerga un mes, o quizás la Real (163) y el Betis (188). No sé, si son monstruos, dan poco miedo.

Saco los presupuest­os porque, con razón, siempre han formado parte del argumentar­io cholista a la hora de hablar de Madrid y Barça. No sirven de nada para analizar un partido suelto, pero sí una temporada entera: la lógica tiende a imponerse cuando la muestra es amplia. El Atleti ha fracasado ante equipos con muchos menos medios. Esa es la verdad. Vender eso como un aprobado es pura mediocrida­d.

No se equivoquen: el gran culpable de que el Atleti tenga una plantilla anciana, sin cinco jugadores del nivel de un equipo Top-10 europeo y sumida en un declive constante y sin visos de arreglo es Gil Marín. Es él quien sonríe al ser cuarto y seguir ahorrando de cara a su plan de vender el club e irse a montar a caballo. Pero cuando Simeone dice tras un año así que «el club hizo un esfuerzo para permitirno­s competir», hay que rendirse. Ya sólo es un cómplice.

El único esfuerzo real que hace el club es pagar sueldos altísimos a gente que ya no se los gana. Entre ellos, por desgracia, Simeone.

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