3.000 MUERTOS Y MÁS DE 30.000 BRITÁNICOS INFECTADOS DE HEPATITIS Y VIH
Ya se conoce el trágico impacto de las transfusiones con sangre contaminada en los años 70 y 80. “Hoy es un día de vergüenza”, lamenta primer ministro, Rishi Sunak
Cerca de 3.000 muertes y más de 30.000 infectados por transfusiones realizadas con sangre contaminada en Reino Unido entre 1970 y principios de los 90. «Un día de vergüenza para el Estado británico». El veredicto lo pronunció el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, en respuesta al informe final de la comisión investigadora del escándalo de la sangre contaminada que se administró en el sistema sanitario público en los años 70 y 80, el NHS, publicado ayer. «Una década de fallos morales», añadió el político conservador en su comparecencia en el Parlamento de Westminster, donde emitió un mea culpa en nombre del Estado por el «catálogo de errores sistemáticos» cometidos en cada fase y punto de la cadena de instituciones y entes sanitarios, sociales, políticos y educativos.
Más de 30.000 personas fueron infectadas por transfusiones realizadas con sangre contaminada en Reino Unido entre 1970 y principios de los 90 en una «catástrofe» sanitaria que pudo evitarse, según la investigación cuasi judicial presidida por Brian Langstaff. Se considera el «tratamiento más desastroso en la historia de la NHS», que propagó los virus de la hepatitis B y del sida a unos estimados 3.000 hemofílicos, incluidos menores de edad.
Un alto porcentaje de los infectados ha muerto prematuramente, sin conocer la verdad de su situación ni exigir la rendición de cuentas por parte de los responsables. La conclusión de la investigación independiente, después de ocho años de andadura y la aportación de testimonios de casi 5.000 personas, debería marcar el inicio del final de la catástrofe.
El gobierno conservador y la oposición laborista se han comprometido a indemnizar tanto a infectados como a los afectados por la tragedia, es decir, el círculo de familiares o cuidadores de las víctimas directas.
Sunak hizo hincapié en los «errores colectivos e individuales» destapados en la revisión, en la «actitud de negación» de los problemas y en el «deliberado encubrimiento» de las malas prácticas a lo largo del proceso, cotejados finalmente por Lagstaff.
El informe confirma que niños escolarizados en un internado donde el NHS gestionaba una unidad de atención de hemofílicos fueron tratados, con fines experimentales, sin el consentimiento de sus padres y a sabiendas de que los productos de plasma tenían un alto riesgo de estar contaminados.
La investigación abierta en 2018 ha concluido que el sistema público de Sanidad y el Gobierno británico «encubrieron» el escándalo durante décadas después de que las víctimas fueran expuestas a riesgos «inaceptables» a sabiendas. «La respuesta de los que estaban en posiciones de autoridad agravó más el sufrimiento de los afectados», manifestó Lagstaff.
Sunak emitió una «sentida disculpa» a las víctimas y sus familiares. «Lo siento de verdad», exclamó en la Cámara de los Comunes. Fue una jornada de gran expectativa y algunas familias y grupos de hemofílicos presenciaron en directo la intervención parlamentaria, en la que diputados de todos los partidos expresaron pesar y la voluntad de enmendar los errores del pasado. «Reconozco que no protegimos a los más vulnerables de nuestro país», manifestó Keith Starmer, el líder laborista y candidato favorito a entrar en Downing Street en las elecciones previstas en el otoño. «Os falló la política. Eso incluye a mi propio partido. Solo vale una palabra:
(lo siento)».
El gobierno anunciará este martes los detalles de un paquete completo de indemnizaciones, «al coste que requiera», dijo Sunak. El primer ministro se comprometió también a estudiar las doce recomendaciones del panel investigador y a implementar medidas adecuadas para impedir que una tragedia similar pueda volver a suceder.