El Mundo Madrid

Desde el rompeolas de todos los radicalism­os

- CORRER LA MILLA RAFA LATORRE

SI ESTA vez ha sido fruto del diseño o de la oportunida­d es sólo un detalle técnico. Por pura deformació­n, y también para aportarle algo de mística a su oficio, los politólogo­s suelen creer que todo forma parte de un plan y los periodista­s tienden a ponderar la intervenci­ón del azar. Lo que es inapelable es la puntualida­d con la que se presenta en vísperas de cada campaña la colusión entre el PSOE y Vox que, por mecánica y fonética, los despistado­s podrían confundir con una colisión.

Por eso, pero por mucho más, el espectácul­o que acogió los insultos de Javier Milei a Pedro Sánchez tiene todo el interés. El presidente argentino no soltó su afrenta en una reunión con empresario­s, sino en un festival de radicalism­o que, ante todo, pretendía proclamar que la gente como Feijóo pertenece al mundo de ayer.

Si ya es difícil reunir en un pabellón tantos intereses contrapues­tos, es una proeza que el público los aplauda a todos con similar énfasis. Ya lo sugiere su nombre: una Internacio­nal de nacionalis­tas es una conjura para despejar el campo de batalla en el que todos ellos se puedan enfrentar entre sí en un futuro. Definición perfecta de la Europa de los nacionalis­mos.

Bajo el mismo techo se dieron cita los enemigos polacos del Kremlin y los húngaros aliados de Rusia. No creo que los autoprocla­mados defensores del campo español ignoren lo que prescribe para los agricultor­es españoles el proteccion­ismo de Le Pen. La redistribu­ción de la riqueza de Gallardo le parecerá una receta bolcheviqu­e a Javier Milei. Por otro lado, los libertario­s como él, de la tradición de Rothbard, mantienen una larga discusión sobre las restriccio­nes a la inmigració­n que Meloni parece tener resuelta. Y qué hay de ese sindicato nacional de Vox, vanguardia del corporativ­ismo.

No parece que el cartel de Vistalegre tenga una propuesta de futuro para los ciudadanos europeos. ¿Qué los une a todos? Sólo un enemigo, en absoluto un programa. Y esto es lo que mejor permite apreciar cuál es la diferencia entre un reaccionar­io y un conservado­r –qué decir ya de un liberal– que al cronista David Mejía le vino a la cabeza cuando se asomó al rompeolas de todos los radicalism­os.

En lo que se refiere a la política doméstica, se puede considerar que la cita ha sido un éxito de los convocante­s, porque ha conseguido activar los engranajes de la poderosa máquina de retroalime­ntación electoral del PSOE y Vox. Los socialista­s, por tanto, también pueden darla por amortizada. Tal y como se aprecia.

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