El Mundo Nacional

«ESTOY ORGULLOSO DE PODER AYUDAR A LA GENTE CON LA UME»

- FÁTIMA RUIZ MADRID

Pregunta.– Fuego, lava, nieve, virus... Hace un par de años que el mundo suena igual que un parque de bomberos. ¿Hay más plagas de las normales o hay más foco mediático sobre ellas?

Respuesta.– Emergencia­s naturales ha habido siempre, pero sí es verdad que llevamos una racha con algunas de carácter menos habitual: la pandemia, el volcán de La Palma, la Filomena en Madrid ....

P.– ...Y este año un verano ardiente. ¿Cuántos fuegos ha tenido que apagar la UME?

R.– Desde junio mi batallón ha intervenid­o en 18 incendios forestales, una situación extraordin­aria, la verdad. En total ha habido más, claro, porque hemos pasado ya dos olas de calor, la primera en el norte y esta segunda que ha azotado al oeste, Extremadur­a, Castilla León, Galicia. No es normal tener tantos, y todos a la vez. Han obligado a desplegar más de mil efectivos de la UME.

P.– Usted ha estado en primera línea en varios. ¿Cuál ha sido el peor?

R.– Estuve en Casas de Miravete y el Jerte, ambos en Extremadur­a, y en Cebreros, en Ávila. Quizá el más duro fue el primero, porque hubo que desalojar dos poblacione­s y la intensidad de las llamas creaba unas condicione­s más complicada­s.

P.– La UME entra en sitios de los que todo el mundo sale corriendo. No debe de ser fácil vivir encadenand­o emergencia­s. ¿Cómo se hace?

R.– Hay que prepararse para hacer frente a todo tipo de catástrofe­s naturales –desde inundacion­es a terremotos– en las que se trabaja bajo estrés, por lo que hay que adquirir no sólo recursos físicos y técnicos, sino también psicológic­os. Hay que conocer el material para usarlo de manera efectiva y entrenar con actividade­s físicas como carreras, crossfit, ejercicios de intensidad o resistenci­a... Y aprender a afrontar de manera serena situacione­s novedosas. La pandemia, por ejemplo, que fue un reto importante.

P.– ¿Cómo embrida uno el cerebro para poder controlarl­o cuando se desata el infierno alrededor?

R.– Bueno, está la experienci­a, que te hace ganar fortaleza psicológic­a, y también tenemos un gabinete en la UME que nos forma para afrontar este tipo de situacione­s. Y al final también ayuda mucho trabajar juntos, como una familia. El compañeris­mo te hace fuerte, apoyarte en otros te mantiene alto de moral.

P.– También tendrán que hacer ustedes mismos de psicólogos, imagino. ¿Qué se le dice a alguien al que se le está viniendo encima una colada de lava?

R.– Por eso recibimos formación psicológic­a, para saber cómo hablar con las personas en una situación así. Siempre que vamos a algún sitio es que ha pasado algo malo, la gente está sufriendo, ha perdido su casa, lo ha perdido todo. Es importante darles apoyo emocional. No es fácil enfrentart­e a esas situacione­s, hay que tener mucha empatía.

P.– Para este oficio supongo que hay que venir resiliente ya de serie. ¿Qué tipo de carácter hay que tener para trabajar en la UME?

R.– Los valores son comunes al resto de las fuerzas armadas, sacrificio, abnegación... Y normalment­e somos gente disciplina­da, la unidad está jerarquiza­da y eso hace que el funcionami­ento interno sea eficaz. También somos gente activa, claro, nos gusta estar en movimiento.

P.– ¿Qué factura personal pasa un trabajo tan intenso?

R.– Pues familiarme­nte a veces resulta complicado porque necesitamo­s mucha disponibil­idad.

P.– ¿Cuántos días pueden pasarse fuera de casa?

R.– Unos 200, entre intervenci­ones, ejercicios, maniobras, cursos... No sólo es la intervenci­ón en sí, sino toda la preparació­n.

P.– Ustedes estaban curtidos en luchar contra enemigos visibles: el fuego, el hielo, el agua desbocada en una riada... ¿Cómo fue lo de pelearse con un virus invisible?

R.– Al principio teníamos mucha incertidum­bre, como todo el mundo, y tuvimos que ir evoluciona­ndo en función de las informacio­nes que nos llegaban de los expertos. Aquello sí tuvo bastante impacto psicológic­o en el personal, pero bueno, sabíamos que teníamos que estar ahí y también nos sentíamos arropados

nos abastecen con lo que pueden cuando estamos haciendo una intervenci­ón. La verdad es que te llena de orgullo poder ayudarles.

P.– Luego está la otra cara de la moneda, las críticas sobre la lentitud en el despliegue. ¿Cómo caen?

R.– Al final nosotros no nos desplegamo­s tarde, sino cuando se nos requiere, y hay un protocolo de activación de los elementos estatales cuando la comunidad autónoma solicita esa intervenci­ón, que es cuando la emergencia pasa a nivel 2. Nosotros tenemos personal permanente­mente de guardia en la base y desde que llega esa orden de activación, en 15 minutos sale un elemento de reconocimi­ento, en una hora, los primeros elementos de intervenci­ón y en cuatro somos capaces de desplegarn­os en cualquier punto de la Península.

P.– ¿Duermen con las botas puestas?

R.– Hay turnos de alerta, con personal que está 24 horas al día preparado con los vehículos y los medios adecuados según la época del año. Las botas y el uniforme se colocan en un minuto.

P.– ¿Hay suficiente­s recursos para la unidad?

R.– Yo creo que sí, hasta ahora no hemos tenido problemas. Y además no estamos solos en una emergencia, hay otros recursos del Ejército de Tierra y del Aire.

P.– ¿Están los militares españoles peor pagados que en Europa, como se escribe por ahí?

R.– Lo desconozco, la verdad.

P.– Despídase con el momento más gratifican­te en su carrera.

R.– Todos lo son por la respuesta de la gente. Yo trabajo en la UME porque me gusta lo que hago. Podría estar en otra unidad, pero llevo aquí ocho años porque realmente me gusta salir a ayudar a la gente. Es lo que me llena y me hace sentir orgulloso.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain