España rellena el formulario
En el único amistoso antes del torneo, llegan las buenas noticias de Asensio, Ansu y Nico / Sólo los clásicos despistes matizan una buena noche
Todo el mundo puede concluir que lo de menos, en el último amistoso antes de comenzar un Mundial, es el resultado. Y puede que todo el mundo tenga razón, pero del mismo modo, todo el mundo concluirá que, al margen de las circunstancias concretas, es mejor ganar y ofrecer una imagen aceptable. Hasta insípida, si se quiere, ante un rival de muy poca envergadura, pero resolver la cuestión con una victoria discreta es seguramente el mejor camino. Nadie podrá lanzar las campanas al vuelo y profetizar cosas que nunca ocurrián, como tampoco nadie podrá augurar un accidente que también parece lejos. España sólo ha tenido un amistoso para soltar los músculos antes de debutar en el campeonato del mundo y lo ha ganado frente a Jordania. Pues bien. Sin más, y sin menos. Así sorteó el grupo de Luis Enrique la vista a Amman.
A seis días de debutar en un Mundial, un partido jugado con la mitad de temperatura que luego habrá en Doha, en un terreno de juego irregular, nada que ver con los que habrá en Doha, y con un rival menor, nada que ver (a priori) con los que habrá en Doha, no parece un test demasiado fiable como para tenerlo en cuenta. Ya dijo el seleccionador que iba a darle minutos a los jugadores que más lo necesitaban, y a partir de ahí Luis Enrique confeccionó un once extraño que, sin embargo, carburó razonablemente bien ante Jordania, más entusiasta que cualquier otra cosa. Tuvo sus desconexiones, cómo no, porque si no España no sería España, pero lo visto en Amman no cambia nada de lo que se verá el próximo miércoles en el debut contra Costa Rica. O sí.
O sí, porque las pruebas en la parte de arriba sí pueden hacer modificar a Luis Enrique ciertos principios. Morata, que ha llegado algo fatigado a la concentración, vio cómo Marco Asensio volvía a hacer un partido estupendo como falso 9. Indetectable para los centrales, el madridista se movió como quiso en esa zona donde a muchos se les apagan las luces. E hizo una cosa que a su entrenador le gusta mucho. Bajar a recibir, controlar, girarse y encarar. Una vez que ha dividido a la defensa, casi siempre escoge bien. Así llegó el gol de Ansu Fati, la otra buena noticia, buenísima, de la tarde noche.
El futbolista del Barcelona tiene gol. Tras hacer todas esas cosas Asensio, recibió él dentro del área y, pese a golpear con defecto, y pese a contar con la colaboración inestimable del portero jordano, fue gol. Con todos los peros que se quiera, pero fue gol. Ansu tiene gol, y mucho, y eso, ante un campeonato del mundo, no es poca cosa. Al contrario, es mucha cosa. Suya fue la cristalización de una razonable actuación coral pese a las modificaciones. Fue extraño ver a Laporte de lateral izquierdo, pero quizá no era cuestión de darle muchos minutos a Jordi Alba (que salió luego) teniendo a Gayá lesionado. Fue rara la mezcla entre Koke, Soler y Gavi en el medio. El centrocampista del PSG, por cierto, atraviesa un momento delicioso. Le sale todo a Soler, dinámico, bien colocado, resolviendo siempre las incógnitas a su favor. De una jugada suya nacería el segundo gol, obra de Gavi al poco de volver del descanso.
Conviene subrayar que España fue España en el mejor sentido y en el peor. Porque justo después de ponerse por delante con el gol de Ansu, un despiste mayúsculo de Pau Torres, algo desconectado del partido, permitió a su delantero, Al Naimat, probablemente el mejor jugador de Jordania, quedarse solo delante de Robert Sánchez, pero remató de manera muy inocente. Por cierto, esa fue otra de las noticias, y es que jugaron los dos porteros que no jugarán