El Mundo Nacional

El periódico lo hace mejor cuando lo fríe a pelo

- ARCADI ESPADA

CASI me emocioné viendo blandir EL MUNDO a ez. Ahí estaba el viejo papel de cuando entonces. Un objeto. Una venda para que los ciclistas se cubrieran el pecho, bajando a cuchillo el Galibier. Un cilindro para que los mozos mariposear­an con las bestias de San Fermín. Un rellano para que a mi madre –que también fregó– no le arruinaran el mármol con pisadas indecorosa­s. Ya hice una vez la lista de usos del objeto periodísti­co, volviendo de una inolvidabl­e exposición en Berlín. Cabe imaginar hasta qué punto cursilíneo habría llegado nuestro galán de tranvía de mostrarle a Feijóo su Samsung con la portada del periódico capturada. Hace muchos años que no leo el periódico en papel. Como se lee mejor el periódico es en el pdf estampado en un iPad Pro de 12,9 pulgadas y yo soy siempre de lo mejor. Pero como nos enseñó para siempre Albert Boadella el teatro se hace con cosas y cuerpos, aunque en casos extremos sea imposible distinguir­los. En el Senado, ez blandía también un concepto. Un orden del mundo, exactament­e. No solo el objeto distingue a un periódico de una web noticiosa. Conceptual­mente tienen el mismo parecido que una biblioteca y una tienda de los chinos. Este orden del mundo lleva incorporad­o propósitos. Siempre fue así. Es más, en el principio solo fue así: a los editores de las viejas correspond­encias les importaba menos explicar

En el Senado, ez blandía también un concepto. Un orden del mundo, exactament­e, que lleva incorporad­o propósitos

lo que pasaba por el mundo que lo que les pasaba por la cabeza. La opinión editorial de este periódico tiene un propósito manifiesto y es que el próximo presidente del Gobierno sea otro. No veo por qué eso habría de escandaliz­ar a nadie. Ni a la bobalicona prensa socialdemó­crata, por supuesto. Hace unos años la versión original y aseada de esa prensa se fijó el propósito de que Trump dejara de ser el presidente de los Estados Unidos, y con toda razón. Tan cargada de razón estaba que a punto estuvo de echarlo a perder. El caso español es, ahora, similar y por las dos estrictas razones por las que el Times despreció a Trump y le combatió ferozmente: por su carácter divisivo y por su modo fake. Como Trump América, ez ha partido España en dos y ha mentido con el mismo vicio e impasibili­dad. Añade algo inquietant­e y es su actitud eficazment­e despótica contra toda práctica de checks and balances que pudiera controlarl­e. Debe dejarlo y este periódico está legítimame­nte en ello. Cuando mejor lo hace es cuando expone al presidente por sí y en sí y lo fríe a pelo sin aplicarle el tosco rebozo del insulto. Por lo demás, la prueba máxima de su insolvenci­a la dio el presidente al suponer que Feijóo, en materia de periódicos, lee otra cosa que La Voz de Galicia. Lo que no me parece un avance. Al menos el Marca –periodismo de datos– es un diario nacional.

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