Ucrania: no miren al frente
Putin ha perdido la guerra. No ha logrado ninguno de sus objetivos militares y, por tanto, ninguno de sus objetivos políticos. Las fuentes de inteligencia abierta han verificado visualmente, uno por uno, la destrucción o captura de 1.513 tanques rusos, el 40% del total activo antes de comenzar la guerra. Y así sucesivamente en todas las categorías de armamento. Ucrania no solo resiste, sino que contraataca, recuperando el 54% del territorio ganado por Rusia desde el 24 de febrero. La anexión es otro fracaso: Jersón, la única capital de provincia conquistada por Rusia, ha sido recuperada. El ejército ruso se atrinchera y fortifica en el Donbás para defender sus posiciones durante el invierno y esperar que la movilización decretada por Putin y la primavera le proporcione una segunda oportunidad. La OTAN es más fuerte y está más cohesionada que nunca. EEUU aguanta tras los malos resultados de los republicanos en las elecciones de mitad de mandato. China se mantiene crucialmente al margen, no suministrando armas a Moscú. Y el Parlamento Europeo acaba de aprobar, por 494 votos a favor, una resolución calificando a Rusia como Estado patrocinador del terrorismo. La respuesta rusa ha partido del otrora cocinero de Putin, Yevgueni Prigozhin, un empresario corrupto especialista en contratas públicas amañadas, convertido en dueño del ejército privado Wagner (un nombre, hablando de desnazificación, que refleja la pasión de su fundador, el teniente coronel Dmitri Utkin, por el Tercer Reich). Prigozhin ha enviado a Bruselas un martillo ensangrentado, parecido a aquel con el que sus mercenarios se grabaron matando a golpes en la cabeza a un desertor. Y Moscú ha lanzado a sus ciberperros contra la web del Parlamento. Pero cuanto peor le va a Putin en el frente, más castigo inflige a la población ucraniana, aspirando a hacer inviable e invivible el país, y más tentaciones tendrá de castigarnos a los que, con las entregas de armas y fondos, más responsables somos de su derrota militar. Los europeos no estábamos preparados para el regreso de la guerra al continente. Pero reaccionamos. Y ahora tampoco estamos preparados para una guerra larga. Pero tendremos que hacerlo. Porque esta guerra no se ganará solo en el frente, sino también en la retaguardia, y será larga y dolorosa.