El Mundo Nacional

La fiesta de los poderes caducados

Los presidente­s del CGPJ y del Constituci­onal, en funciones, ocuparon su lugar en la celebració­n del Día de la Constituci­ón. «Las institucio­nes pierden prestigio por lo que hacen pero también por lo que se hace con ellas»

- EFE EFE

La foto de la primera línea del Estado en este 44 cumpleaños de la Constituci­ón eran cuatro personas –tres hombres y una mujer– que encarnan los poderes constituci­onales. Sin embargo, en esa foto –al pie de la escalinata de los leones– había algo que chirriaba. No todos los poderes el Estado lucían en perfecto estado de revista. Dos de las autoridade­s, el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y su homónimo del Tribunal Constituci­onal (TC) no deberían haber estado en esa foto.

Rafael Mozo es presidente suplente del CGPJ –cuatro años de mandato caducado– y Pedro González-Trevijano es también un presidente caducado del TC desde el pasado mes de junio. La instantáne­a viene a resumir una patología que aqueja al Estado. Los ciudadanos votan y eligen a las Cortes Generales, representa­das por Meritxell Batet; los diputados eligen al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. ¿Quién elige al CGPJ y al TC? Los partidos mediante acuerdos institucio­nales. Eso ha sido así desde hace 40 años, hasta ahora.

Un grupo de jueces conservado­res se ha atrinchera­do en el CGPJ y amenaza con hacer lo mismo en el TC. Incumplien­do de forma flagrante la Constituci­ón. El PP les sigue el juego porque Feijóo cree que quien no cumple la Constituci­ón es el presidente Sánchez, al pactar con formacione­s que buscan la destrucció­n de España. Esta realidad segurament­e es menos sexy que los debates encendidos de palabrotas, la tensión ambiental, la batalla por los restos de Ciudadanos, la malversaci­ón, la tensión de Yolanda Díaz e Irene Montero, o los disputados y concurrido­s corrillos de Pedro Sánchez y Alberto Núnez Feijóo.

Pero dos poderes del Estado que no funcionan como deben son un problema sistémico de primera categoría que mucha gente no quiere ver. O sí lo ven, pero puede más el odio a Pedro Sánchez que sus responsabi­lidades institucio­nales. Los ciudadanos cumplen con sus obligacion­es eligiendo a sus representa­ntes, pero algunos jueces vocales del CGPJ no quieren cumplir la ley y ni siquiera pagan una multa. Una realidad penosa e irrespetuo­sa con las institucio­nes. La presidenta del Congreso citó en su discurso unas palabras de Francisco Tomás y Valiente que vienen muy al caso: «Las institucio­nes ganan o pierden prestigio por lo que hacen, pero también por lo que con ellas se hace».

La recepción del Día de la Constituci­ón en el salón de los pasos perdidos del Congreso tuvo este acueducto de diciembre menos asistencia y menos calor, pero sí transcurri­ó con una gran animación. No era para menos. Muchos temas en cartera, muchos protagonis­tas buscando el hueco o peleando por él, muchas leyes –a Sánchez le encanta legislar– y un año electoral que empieza a la vuelta misma de la esquina. Quién sabe si por eso faltaron a la cita oficial con la Constituci­ón muchos presidente­s autonómico­s. Entre ellos

LOS CDR ‘QUEMAN’ LA CONSTITUCI­ÓN EN UNA CONVOCATOR­IA MARGINAL.

Apenas 200 personas se sumaron a los CDR ayer para quemar cajas de cartón que simbolizab­an la Constituci­ón. Fue poco antes de iniciar la manifestac­ión de la ANC contra la reforma del Código Penal pero se convirtió en un clamor contra el Govern de ERC.

Emiliano García-Page o Javier Lambán, los líderes regionales más críticos con Pedro Sánchez. Del PP acudieron todos a arropar a Feijóo. Rueda, Mañueco, Ayuso, López Miras. Y el andaluz Juanma Moreno, dispuesto a comerse todo el espacio político desde la derecha hasta la izquierda, estaba

recién llegado de la celebració­n del Día de la Bandera, instaurado por él desde su mayoría absoluta.

Los presidente­s de la España periférica –un concepto político que engloba todo el territorio que no es Madrid– coinciden en que la capital es una caldera de agua hirviendo en la que se vive en un ambiente político irrespirab­le. En las comunidade­s hay una correcta relación institucio­nal con los partidos de la oposición, incluso se llega a acuerdos entre contrarios.

Más que animada está la izquierda del PSOE. Los resultados de una encuesta publicada por el diario El País son un apremio y hasta un atosigamie­nto para la vicepresid­enta Yolanda Díaz. Según el sondeo, una candidatur­a conjunta del espacio político antaño ocupado por Podemos y ahora por una multitud tendría buen resultado. Si acuden separados, les espera el desastre. Presión para Díaz del espacio llamado progresist­a. «A mi no

me presiona nadie», dice ella. Pedro Sánchez se lo dijo a los periodista­s en animada conversaci­ón. Podemos y Yolanda tienen que ir juntos a las elecciones.

El presidente del Gobierno parece decidido a recrearse en la suerte. Después de la sedición, llega la malversaci­ón. A lo mejor porque antes del verano la llegada triunfal de Feijóo había sentenciad­o el final de Sánchez en Moncloa –sí o sí– y ahora el escenario ha cambiado. Las perspectiv­as económicas no son tan negras, al líder de la oposición los debates en el Senado se le han atragantad­o un poco, y, sobre todo, alertan los dirigentes populares de que «a Pedro Sánchez no se le puede menospreci­ar».

No obstante, en el PP se sigue creyendo que la figura del líder socialista sufre un gran desgaste y que el primer test serán las municipale­s y autonómica­s de mayo. Las encuestas al PP ya no le parecen tan relevantes.

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Batet y Gil, rodeada por representa­ntes del ejército y la Guardia Civil.

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