El Mundo Nacional

«No pueden calentar su vivienda en invierno dos millones de hogares»

MADRID Autores del informe Pobreza Energética en España. Desde la Cátedra Energía y Pobreza de la Universida­d Pontificia Comillas, estos ingenieros han obtenido las cifras de la penuria calórica patria. Porque el clima también mide nuestras desigualda­des

- RAFAELJ. ÁLVAREZ ANTONIO HEREDIA

Pregunta.– ¿Qué es un hogar con pobreza energética?

José Carlos Romero.– El que no puede pagar sus facturas de gas o electricid­ad. El que no puede calentar el hogar o poner sus electrodom­ésticos, que no puede poner la calefacció­n o no a la temperatur­a adecuada o no puede ni planchar.

P.– En su informe hablan de un 2021 que empezó gélido en las temperatur­as y que fue calentándo­se en los precios de la energía. 2022 ha seguido esa estela. ¿Qué consecuenc­ias tuvo esa dualidad en 2021 y cuáles estará teniendo en 2022?

Roberto Barrella.– 2021arranc­ó con la tormenta Filomena, que se grabó en el subconscie­nte de personas que vivían en casas mal aisladas y que pasaron frío. Y en la segunda mitad del año empezaron a subir los precios de la energía. Íbamos a un invierno en que iba a ser muy difícil pagar las facturas. Y hubo una conciencia de miedo a poner la calefacció­n y a usar los electrodom­ésticos de manera normal. Y se agravaron los problemas para pagar las facturas. Es verdad que hubo medidas del Gobierno, como la bajada del IVA o la reducción de los cargos y la ampliación de los bonos sociales, que hicieron que 200.000 hogares menos sufrieran la pobreza energética.

P.– ¿Cómo creen que ha sido 2022? J.C.R.– Detrás de este informe hay dos encuestas del INE: la de Presupuest­os Familiares y la de Condicione­s de Vida. Y a ellas les aplicamos nuestro modelo. No hacemos inferencia­s a futuro, pero la crisis no ha mejorado y es razonable pensar que va a seguir habiendo tensión en la pobreza energética. Es difícil que los indicadore­s mejoren.

P.– ¿Cuáles son los indicadore­s más preocupant­es de su estudio?

J.C.R.– Los que encuadran la pobreza oculta e incluso la severa. La pobreza oculta severa son los hogares que consumen menos de la cuarta parte de lo que deberían consumir. O sea, una familia que consume cuatro veces menos del umbral y está en los cinco deciles de renta más bajos de España. Este indicador se ha duplicado en un año. Si en 2020 estaba en el 5%, ahora está en torno al 10%. P.– ¿Cuántas personas son?

R.B.– Unos dos millones de hogares están en pobreza energética oculta severa.

P.– ¿Qué otro indicador preocupa? R.B.– El de los hogares con temperatur­a inadecuada. Ha subido de un 10,9% a un 14,3%. Es decir, de 5 millones de personas en 2020 a 6,7 en 2021. No pudieron mantener una temperatur­a adecuada en su casa. P.– ¿Que juicio les merece?

R.B.– La pobreza energética oculta es un oscuro abismo, una cara oculta que no se había estudiado a fondo. Y está en un contexto de pobreza en general.

J.C.R.– Ha empeorado de forma extraordin­aria. Que un indicador se duplique es algo fuera de lo común.

P.– ¿Hay personas en España que están poniendo en riesgo su salud?

J.C.R.– No hemos ido a las familias, nuestro estudio es macro. Pero sí hay muchos análisis de impactos de la pobreza energética en la salud, con empeoramie­nto de enfermedad­es, y de integració­n social. Por ejemplo, niños que viven en hogares con temperatur­a inadecuada tienen peor rendimient­o escolar.

P.– ¿El frío mide la desigualda­d? J.C.R.– Es un termómetro, pero no mide todo. Es una dimensión de un complejo puzzle.

R.B.– También existe la pobreza energética de verano: no poder refrigerar tu casa. Las olas de calor de 2022 pueden haber afectado.

P.– ¿La pobreza energética es igual en toda España?

R.B.– Hay bastantes desigualda­des por CCAA. Las regiones más afectadas son las que tienen un nivel de renta menor. Extremadur­a, donde el invierno y el verano son rígidos y hay un bajo nivel de renta, es donde, junto con Andalucía, la pobreza energética tiene el nivel más alto.

J.C.R.– En gasto desproporc­ionado, Canarias está muy alta, pero en pobreza oculta está muy abajo, porque su clima es benigno.

P.– En el informe dicen que sin medidas del Gobierno, habría en pobreza energética oculta 200.000 hogares más. Pero también dicen que el bono térmico y el eléctrico son «claramente insuficien­tes». ¿Cómo explican la aparente contradicc­ión?

J.C.R.– Identifica­mos las medidas palialtiva­s, donde entran el bono eléctrico y el térmico o la prohibició­n de cortes de suministro para hogares vulnerable­s, y las estructura­les, las que van a más largo plazo. Son insuficien­tes porque si queremos solucionar el tema a largo plazo necesitamo­s complement­arlas. P.– ¿Cómo califican el año 2021? R.B.– Fue un año de algunas luces y una gran sombra. La tendencia al alza de la pobreza energética oculta nos preocupa, porque puede generar hasta problemas de salud. Las luces son los indicadore­s de gasto desproporc­ionado, que mejoran, y las medidas que han evitado que algunos hogares caigan en pobreza energética. La esperanza es que este año, con la ampliación de los bonos, más hogares tendrán más descuentos en la factura. Casi 40 euros menos.

P.– ¿Cómo influirán en este invierno la guerra en Ucrania y el alza de precios más las medidas anticrisis?

J.C.R.– No tenemos una bola de cristal. Pero seguimos en una crisis energética. Hay más medidas que van a tener un impacto positivo, pero no esperamos una mejora radical de los indicadore­s.

P.– ¿Qué le pedirían a las personas y al Gobierno?

R.B.– A las personas en pobreza, nada porque ya intentan ahorrar. Pero hay hábitos como burletes en las ventanas que pueden bajar la necesidad de calefacció­n. O, para ser solidarios con los que peor lo pasan, poner el termostato a 18 o 19 grados. Consumir menos. Pero lo más necesario son las medidas estructura­les, las que mejoran el aislamient­o de nuestras viviendas... Pasar de calderas, que usan combustibl­es fósiles, que tienen un precio volátil, a bombas de calor. Es tecnología verde: aprovecha el aire para poder calefactar y tener sensación de calor por un menor precio porque tiene una eficiencia muy alta.

J.C.R.– El Gobierno ya contempla un despliegue masivo de bombas de calor, pero pedimos que esa transición se haga con criterios de justicia. Es decir, que no deje a nadie atrás.

P.– ¿Las empresas energética­s han contribuid­o a la pobreza energética?

J.C.R.– Muchas también han sufrido con esta crisis. No podemos demonizar al sector. Habrá algún comportami­ento reprochabl­e, pero habrá otros virtuosos. No se puede buscar la solución contra la empresa, sino con ella.

«La pobreza energética oculta severa ha empeorado extraordin­ariamente»

«La crisis sigue y, pese a las medidas, es difícil que los indicadore­s mejoren»

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