La constitución de la familia (trans): ¿Olona enseña a Vox?
EN LAS películas de héroes, villanos y viceversa –es decir, en todas– llega una escena detonante en la que el antagonista tiene en apuros al débil. Y le suelta algo así: «¿Ahora qué va a hacer por ti fulanito?». Risa malévola estridente y, de repente, aparece el héroe o la heroína –un héroe mujer, no la droga– para salvar al desvalido del mal que lo amenaza, que puede ser desde Godzilla a la soledad en una residencia de ancianos. Nada nuevo bajo cientos y cientos de taquillazos.
A raíz de lo ocurrido estos días en redes sociales, Almodóvar acabará contratando a Macarena Olona para rodar una peli sobre la defensa de los valores modernos de la familia. A la ex de Vox la están breando por elogiar un anuncio de whisky en el que un abuelo ayuda a integrarse a su nieto transexual. «La familia es la llave del armario que encierra nuestra identidad. Amor, comprensión, libertad», dijo ella en Twitter. Y, boom, heroína para unos y mucha droga para otros.
Lo trans está en cierto peligro. No porque nuestra ley lo desproteja. Tampoco desprotegía a los homosexuales. Cuenta Teresa Freixes en Homenaje a la Constitución (Fernando Palmero, Confluencias Editorial) que el
Tribunal Constitucional consideró que no era necesario modificar la Carta Magna para sostener la constitucionalidad de la ley de matrimonios homosexuales: «La Constitución no dice que los hombres tengan que casarse con mujeres», apostilló. Sin embargo, la modificación del Código Civil para añadir que el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo puso a España a la vanguardia mundial en derechos del individuo. La Constitución no desprotegía a los homosexuales pero, joder, estaban muy desprotegidos.
Lo trans está en peligro porque ningún político lo quiere defender y todos, instrumentalizar. Y al escribirlo me he acordado de los antecedentes del feminismo, cuando Olympe de Gouges denunció en su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía (1971) el falso universalismo de los términos hombre y ciudadano. La CE protege a los trans como a los homosexuales, porque protege a los hombres y a las mujeres, al ciudadano, pero a veces eso no es suficiente.
Olona no es una heroína –mujer héroe– de nada ni de nadie. Aun así, con este gesto ha normalizado lo trans de cara a ciertos votantes de Vox que hasta el momento sólo la habían escuchado rajar de la ley trans –como todo feminismo salvo el de Irene Montero– y defender las terapias para homosexuales en un debate en el Congreso. Quizá Olona ha aprendido algo de ayer a hoy. Quizá ya lo sabía. Y quizá, también, quiera enseñarlo.