Ucrania vuelve al contraataque en suelo ruso
Arde otra base enemiga horas después del golpe mortal con drones ucranianos
De nuevo Ucrania contraataca. Un tercer aeródromo ruso ardió ayer parcialmente por un ataque con drones, un día después de que Kiev demostrara su capacidad de penetrar cientos de kilómetros en el espacio aéreo ruso, llegando a dos aeródromos.
Esta vez fue en la ciudad rusa de Kursk, ubicada algo más cerca de Ucrania que las dos bases atacadas el lunes. Primero, en redes sociales aparecieron imágenes de humo negro sobre un aeródromo en las primeras horas de la mañana. Después, Roman Starovoit, gobernador de la región de Kursk, dijo que los servicios de emergencia habían extinguido el fuego y que nadie había resultado herido. El aeropuerto, en la ciudad de Kursk, es utilizado por la aviación civil y por el ejército ruso.
En ocasiones anteriores, el ejército ucraniano evitó asumir la responsabilidad, manteniendo una política oficial de silencio casi total en torno a las explosiones en territorio ruso. Cuando se le preguntó esta vez sobre los ataques, el ministro de Defensa de Ucrania, Oleskiy Reznikov, repitió una ya habitual broma de que las explosiones en las bases rusas fueron causadas por fumadores de cigarrillos descuidados. «Muy a menudo los rusos fuman en lugares donde está prohibido fumar», dijo.
Moscú también ha evitado en otras ocasiones reconocer que las explosiones eran fruto de una operación de Ucrania. Pero tras los ataques del lunes a dos bases (en Riazan y Saratov) admitió que se trataba de drones ucranianos, que habían viajado cientos de kilómetros impunemente en medio de la oscuridad de la noche.
La planta petrolera Slava, a 80 kilómetros de la frontera con Ucrania, en la provincia de Briansk, también fue objetivo de dos drones ayer. Los ucranianos ya habían causado explosiones en esta zona en el pasado pero en esta ocasión los tanques de combustible no estaban llenos y el incendio no tuvo gran alcance. A pesar de todo, el presidente ruso, Vladimir Putin, convocó al Consejo de Seguridad del país para tratar el asunto de los ataques ucranianos. Moscú prepara medidas de respuesta, dijo un portavoz del Kremlin.
En agosto, Ucrania llevó a cabo una serie de ataques contra bases militares en Crimea, entre ellos al aeródromo de Saki. Pero estos ataques son todavía más embarazosos para Moscú. Engels es la única base que tiene Rusia que está totalmente equipada para los bombarderos gigantes que Rusia ha utilizado en los ataques contra Ucrania, según un asesor de Volodimir Zelenski. Kiev está golpeando la fuente de sus problemas inmediatos. Y nunca había llegado tan cerca de la capital rusa.
En Moscú, cada vez sienten más próxima esta guerra que el Gobierno ruso no quiere llamar por su nombre. Algunos creen que si Ucrania puede atacar tan adentro de Rusia, también podría atacar a Moscú un día. El diario Nezavisimaya Gazeta describió la explosión en la base de Engels como «bastante excepcional» y se preguntó si se trataba de un «fallo total de las defensas antiaéreas» o de los servicios de Inteligencia en el caso de que se trate «de un acto de sabotaje». Diversos comentaristas militares rusos están furiosos y recuerdan que la doctrina nuclear rusa incluye responder en casos así. «Esta capacidad de las fuerzas armadas de Ucrania para alcanzar objetivos militares en las profundidades del territorio de la Federación Rusa tiene un significado muy simbólico e importante», escribió el analista militar ucraniano Serhiy Zgurets en el sitio web Espreso TV.
«Si Rusia evalúa que los incidentes fueron ataques deliberados, probablemente los considerará fallos de protección más significativos de sus fuerzas desde la invasión de Ucrania», argumentó ayer el Ministerio de Defensa británico.
Los drones involucrados en los ataques del lunes fueron lanzados desde Ucrania. Según The New York Times, citando a un alto funcionario del Gobierno de Zelenski, al menos uno de los ataques se realizó con la ayuda de fuerzas especiales cerca de la base.