Scholz quiere facilitar la obtención de la ciudadanía a los extranjeros
GETTY La oposición conservadora y los socios liberales del Gobierno rechazan la propuesta
El debate sobre la naturalización de los extranjeros residentes en Alemania ha vuelto a la escena política tras la propuesta del canciller Olaf Scholz de simplificar los requisitos para acceder al pasaporte alemán, un plan que cuenta, de partida, con la negativa de los socios liberales (FDP), del tripartito gubernamental y de la oposición conservadora de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la bávara CSU. Consideran que sólo atraería una inmigración social y convertía la ciudadanía alemana en una «oferta de Black Friday».
La polémica es recurrente, aunque el Partido Socialdemócrata (SPD) siempre abrió el melón en vísperas de elecciones. El momento elegido responde a la necesidad imperiosa de un país envejecido y con leyes de migración poco atractivas. El argumento de Scholz es otro. «Una democracia próspera con la oportunidad de opinar» y por ello es «importante que residentes y votantes no diverjan demasiado», explicó el canciller al presentar una reforma que nace de la ministra de Interior, Nancy Faeser, también del SPD.
Según un proyecto de Interior, se obtendría la ciudadanía tras cinco años de residencia en Alemania, en lugar de los ocho actuales. Si hay «logros especiales de integración», es decir si los inmigrantes demuestran logros académicos o profesionales especiales o hablan alemán especialmente bien, serían tres años.
La respuesta de los liberales no ha podido ser más clara: «No habrá devaluación de la ciudadanía alemana con el FDP», declaró su secretario general, Bijan Djir-Sarai. Para Djir-Sarai «no es el momento de simplificar la ley de ciudadanía» pues no se ha producido «ningún avance en la repatriación y la lucha contra la inmigración ilegal». Resaltó que los ministerios responsables ni siquiera han nombrado al representante especial previsto en el acuerdo de coalición de gobierno para abordar esa cuestión.
El FPD defiende la concesión de la nacionalidad como «el resultado natural de una integración satisfactoria en la sociedad alemana» y no «el principio del proceso de integración», dijo el secretario general del FDP. Sus críticas coinciden en cierto modo con las de los conservadores, que no solo se oponen a la doble nacionalidad, sino que ven en los planes de Scholz una ventana abierta a una inmigración en los sistemas sociales. «La ciudadanía alemana es algo muy valioso y debe tratarse con cuidado», afirma el líder de la CDU, Friedrich Merz. A su entender, la doble nacionalidad no debe ser la norma, sino la excepción y «si el objetivo de la coalición es la inmigración en los sistemas sociales, hay que impedirlo», dijo. El diputado de la CDU y experto en Interior Stefan Heck habló de «concesión inflacionista de pasaportes alemanes», que albergará «enormes explosivos sociales».
El líder del grupo parlamentario de la CSU bávara, Alexander Dobrindt, va en la misma línea: «Vender la ciudadanía alemana no fomenta la integración, sino que más bien pretende lo contrario y provocará un efecto llamada adicional en la inmigración ilegal».
El Ministro del Interior de BadenWurtemberg, Thomas Strobl, también calificó la propuesta de Faeser de profundamente cuestionable. «La ciudadanía es un bien elevado, un compromiso claro con el Estado alemán y sus valores», opinó.
Los aplausos a la reforma han llegado por parte de los Verdes. Para el partido, socio de la coalición de gobierno, y contrario a las deportaciones de todos los ilegales, la reforma de la ley de ciudadanía llega con retraso. Es «la expresión de un país de inmigración moderno», dijo Filiz Polat, jefa del grupo parlamentario.
La Asociación Federal de la Pequeña y Mediana Empresa también apoya los planes de Scholz, sobre todo si se aplica a ingenieros informáticos y personal de enfermería. «Podría suponer una importante ventaja de localización para Alemania a largo plazo», declaró el director general, Markus Jerger.
Los detractores creen que ser alemán se convertiría en «oferta del ‘Black Friday’»