El Mundo Nacional

Sin gol, jugar no sirve

EL MUNDO. MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2022 España realiza ante Marruecos un nuevo ejercicio de posesión estéril / La nula presencia en el área rival deviene en una tanda de penaltis desastrosa donde fallaron Sarabia, Carlos Soler y Busquets

- Posesión* Disparos A puerta Pases completado­s AFP

España, gobernador­a durante dos horas de un partido de dirección única, se obligó a una tanda de penaltis. Una tanda de penaltis agobiante, asfixiante, angustiosa. Una tanda de pentaltis probableme­nte inmerecida, pero ineludible bajo el chillido, terrible, de 40.000 marroquíes (o público que iba con Marruecos). Una tanda de penaltis para vivir o morir en el torneo más importante del mundo. Una tanda de penaltis para soñar o para llorar en el único lugar donde no se permiten los fallos. Murió y lloró España, incapaz de transforma­r su fútbol en goles, perdida en una posesión estéril, y muerta de miedo desde esos 11 metros que fueron su sepultura. Se va la selección de Qatar con un Panenka en contra, metáfora de un hundimient­o que pocos sospecharo­n tras el arranque ante Costa Rica. España tiene una idea y la ha defendido hasta el final, pero esa idea tiene fisuras y un torneo como este no perdona. España cayó ante un rival muy inferior al que le bastó con el sudor y el amor propio para resistir hasta el precipicio y, allí, empujar a un equipo tembloroso, muerto antes de tirarse el primer penalti.

De más a menos, la amargura del final deja en suspenso un proyecto, el de Luis Enrique, que ahora deberá impulsarse o morir. Es una decisión trascenden­te la que tienen el propio técnico y la Federación, pues esta generación dispone de camino por delante, y lo visto invita a pensar si otro proyecto es posible. Sin jugadores que transforme­n el dominio en goles, sin futbolista­s determinan­tes que resuelvan los sudokus, resulta difícil pensar en metas más altas. Las prórrogas y los penaltis quisieron depositar al equipo en semifinale­s en la pasada Eurocopa, pero verse obligado siempre a esa suerte no vale. Porque pueden pasar cosas como las de ayer. Y situacione­s como la vivida, unos octavos de final ante Marruecos, rara vez volverán. Y si vuelven será, como mínimo, dentro de cuatro años.

Es verdad que a esto del fútbol se juega con una sola pelota, y dice la física, y la lógica, y todo, que si un equipo tiene esa pelota, el otro equipo no puede meter gol. Eso no quiere decir que el equipo que tiene la pelota vaya a marcar gol antes que el otro, ni siquiera quiere decir que ese equipo vaya a marcar gol. Por eso es tan extraño este deporte. La pelota la tuvo, pues, casi todo el tiempo España, que buscaba lo que busca siempre, amasar el partido, atraer la atención hacia un sitio y entrar por el otro, pero ayer le costó, también como siempre.

Porque Marruecos no se fue a por España. Lejos de testar esos problemas, obvios, que tiene el

LOS NÚMEROS DEL PARTIDO

Marruecos (*): 17% en disputa.

Marruecos (3)

España

España (0) después Pedri iniciaban el juego en el puesto de teórico lateral de esa banda. No sirvió de mucho.

No pudo la selección entrar por ahí ni por ningún otro sitio. Apenas se le puede reconocer en el primer parcial una ocasión clara, que vino de un pase maravillos­o de Jordi Alba por encima de la defensa que Asensio estrelló en el lateral de la red dando la impresión de que se intuía en fuera de juego (no lo estaba). Por lo demás, España alcanzó la línea de fondo en media docena de ocasiones, pero erró en ese último pase y, si no había error, la asistencia no encontró quien la rematara, entre otras cosas porque en el campo no había un delantero centro. La ausencia de Morata en el once fue el otro punto llamativo. Un jugador que salía a gol por partido desde que empezó el torneo se quedaba fuera.

A la vuelta del descanso nada cambió. Si cabe, España tuvo más la pelota todavía, generó menos ocasiones, es decir ninguna, y sufrió también menos ocasiones, es decir, ninguna también. Entró Morata por Asensio y Soler por Gavi, y al fin Luis Enrique quitó a Ferran, desastroso, pero realmente desastroso, toda la tarde, para darle carretera a Nico Williams. No hubo manera. Marruecos, cada vez más cansada de correr detrás de la pelota, comenzó a pensar en los penaltis, y eso que quedaba por delante una vida entera.

Cuando más pasaba el tiempo, mejor era para Marruecos y peor para España, con el vértigo de la eliminació­n que siempre acecha al favorito. Tuvo ligeras ocasiones, especialme­nte a balón parado, con un remate de Morata, otro de Laporte y un balón de esos que van al área, no toca nadie y que salvó Bono cuando era gol. Pero no hubo manera. La prórroga era inevitable, y el caso es que a ella llegaba mejor España que su rival, puro anhelo de los penaltis.

Sin embargo, la selección también estaba cansada. No paró España hasta el último instante, cuando Sarabia, que había salido para los penaltis, estuvo a punto de evitarlos con un remate al poste. Había merecido más España, y probableme­nte la eliminació­n no sea justa, pero en esto del balón, sin gol, jugar no vale para nada.

SARABIA, QUE HABÍA SALIDO PARA LOS PENALTIS, ESTUVO A PUNTO DE EVITARLOS CON UN ENVÍO AL POSTE EN EL MINUTO 120 DE PARTIDO

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