El Mundo Nacional

«Lo sentimos de verdad»

Cientos de marroquíes tiñen la Puerta del Sol de Madrid de rojo y verde para festejar la victoria

- JAVIER BARBANCHO

Mohammed es el dueño del restaurant­e Albahia en la calle Lavapiés de Madrid, uno de los establecim­ientos marroquíes más conocidos de la zona. Detrás de la barra le ayudan a llevar el local varios familiares, entre ellos sus dos hijos. Ayer, ambos vestían la camiseta de Marruecos, pero su acento era madrileño castizo. «¡Me cago en la leche! Es que no subimos al ataque, tío», le decía el pequeño, con el nombre de Hakimi en la espalda, al mayor. Son el ejemplo de una generación. Nacidos en España, apoyan al país que representa sus raíces. Y quizás no haya mejor imagen para explicar la situación actual del país norteafric­ano que los hijos de Mohammed gritando de alegría al ver que Achraf Hakimi, nacido en Getafe, anotaba a lo panenka el gol decisivo de la tanda de penaltis contra España.

En el Albahia, dos banderas de España y Marruecos recibieron a los 60 aficionado­s que se dieron cita

BENGALAS, CÁNTICOS Y MUCHA POLICÍA CONTROLAND­O LA SITUACIÓN EN LA CAPITAL. EN EL RESTO DE ESPAÑA SE PRODUJERON PEQUEÑOS INCIDENTES SIN GRAVEDAD

para los octavos de final. «No estoy nervioso porque pase quien pase estaré feliz. Amo a este país», repetía Mohammed. En las sillas puestas para la ocasión se sentaron adolescent­es, hombres de mediana edad, mujeres e incluso ancianos, que sufrieron sin parar durante los más de 120 minutos que duró el duelo. «Escribe de fútbol, eh, aquí sólo queremos hablar de fútbol, no hacemos otras cosas que dicen por ahí», comentaban al descanso, mientras conversaba­n sobre los disturbios que habían tenido lugar en Bélgica al superar la fase de grupos: «Allí son más conflictiv­os, aquí no debería pasar nada. En Madrid no se va a liar», insistían.

En el descanso, un aficionado salía a la calle con una bandera marroquí mientras repetía «Viva Marruecos y Viva España». «Voy con Marruecos, pero tengo que dar gracias a España, de verdad. Es el país en el que vivo. Quiero que la gente lo sepa. Escríbelo por favor», pedía un joven, también llamado Mohammed. En la primera parte el té de después de comer tranquiliz­ó los ánimos, pero con los penaltis llegó la locura. «¡Vamos a ganar en el Día de la Constituci­ón!», bromeaba uno. En la tanda final, dos héroes y dos cánticos: «¡Bono! ¡Bono! ¡Bono!» y «¡Ohhhh, Achraf Hakimi, ohhhh, Achraf Hakimi!».

Después de pedir perdón a los españoles que se encontraba­n a su lado, «lo sentimos, lo sentimos de verdad, esto es histórico para nosotros», y tras despedir a Mohammed, mandamás del Albahia («yo estaba contento si pasaba España, te lo aseguro. Somos amigos»), los 60 aficionado­s marroquíes subieron la cuesta de Lavapiés, caminaron cantando por Tirso de Molina y la Plaza de Jacinto Benavente y se unieron a sus compatriot­as en la Puerta del Sol. Allí, al lado del Oso y el Madroño y bajo un amplio dispositiv­o policial para evitar cualquier altercado, medio millar de ciudadanos norteafric­anos y los hijos de los inmigrante­s de primera y segunda generación celebraron el pase de su país a cuartos de final del Mundial. Apareciero­n bengalas rojas y verdes, banderas de Marruecos, cánticos nacionales y una mezcla de jóvenes y familias que también llenaron la plaza de Callao. «Que reine el espíritu deportivo», pedía el lunes en EL MUNDO la Embajadora de Marruecos en España.

La imagen de Madrid fue correcta, controlada siempre por el dispositiv­o policial especial en los distritos de Tetuán y Centro, pero en algunas zonas del país se vivieron momentos de descontrol en las celebracio­nes. Hubo cortes en las calles y plazas elegidas como sede de la fiesta marroquí y pequeños incidentes. Los 872.759 marroquíes que viven en España son ya de cuartos de final, donde se enfrentará­n a Portugal. En semifinale­s les esperaría Francia o Inglaterra y en el otro lado del cuadro Brasil y Argentina son las grandes amenazas. «Espera a la final que los agarramos nosotros», prometía un argentino que observaba las celebracio­nes en Sol. A su lado, una pareja se hacía un selfie. Ella con la camiseta de España, él con la de Marruecos. La vida sigue y el Mundial también, aunque ya no para la selección de Luis Enrique.

EL RESTAURANT­E ‘ALBAHIA’, UNO DE LOS MÁS CONOCIDOS DEL BARRIO DE LAVAPIÉS, VIBRÓ CON EL PARTIDO. «VIVA MARRUECOS Y VIVA ESPAÑA», REPITIERON DURANTE EL DUELO

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JAVIER BARBANCHO Aficionado­s marroquíes celebran en la Puerta del Sol de Madrid la clasificac­ión de su país para cuartos.
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El restaurant­e marroquí ‘Albahia’, en el barrio madrileño de Lavapiés, ayer durante el partido.
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