LA EDITORIAL DEL EX MINISTRO MANUEL PIMENTEL DA EL SALTO A HISPANOAMÉRICA
Libros. Almuzara, nacida en Córdoba hace ahora 20 años, abre sede en Madrid y Ciudad de México para consolidar sus 14 sellos editoriales. Acumula ya más de cuatro mil títulos y cerró 2023 con cinco millones de facturación tras haber sorteado varias crisis
Manuel Mateo Pérez
Almuzara nació un 23 de abril, el mismo día del fallecimiento del padre de las letras españolas. Y estos días cumple veinte años. Sopla las velas desde Córdoba, a la que esta editorial ha convertido en ciudad española del libro. Y se diría, a tenor de los resultados, que estas dos décadas han dado para mucho. Almuzara no es solo una editorial, es un grupo editorial que se codea en España e Hispanoamérica con importantes corporaciones. Su catálogo lo constituyen más de cuatro mil títulos y el año pasado cerró la cuenta de resultados con más de cinco millones de euros de facturación. Córdoba, la ciudad donde nacieron Góngora y los poetas del grupo Cántico, se ha quedado pequeña para el grupo. Almuzara ha abierto sede en Madrid y Ciudad de México, capital desde donde tiene previsto multiplicar su presencia en Hispanoamérica.
Almuzara nació en la cabeza del exministro de Trabajo Manuel Pimentel (PP) y creció desde el empuje y la determinación de
Antonio Cuesta. Uno y otro son las cabezas calientes del grupo editorial más importante de Andalucía. Cuando Pimentel abandonó la política dio forma a un viejo sueño: crear una editorial en Andalucía que compilara el talento de los creadores del sur y los diera a conocer en las ciudades que aún hoy patrimonializan la actividad editorial en nuestro país.
Antonio Cuesta, que estudió veterinaria, derecho y diseño industrial, supo desde joven que su carrera profesional no andaría muy lejos de la literatura que consumió en las largas tardes del estío cordobés y, cuando Pimentel se cruzó en su camino, se subió a la estela de su sueño partiendo desde cero, asumiendo todos los roles que una editorial demanda, desde la contratación del autor, las corrección de las galeradas, el diseño del libro, el proceso de impresión, la compleja tarea de distribuirlo y, frente al último escalón, colocarlo sobre los anaqueles de las librerías con el propósito de que su criatura destacara de entre cientos de novedades.
Veinte años después el balance es positivo y alentador. Almuzara ha multiplicado el número de sus sellos editoriales. Hoy, el grupo lo conforman catorce marcas: Almuzara, Toro Mítico, Guadamazán, Berenice, Arcopress, Sekotia, LID Editorial, Cántico, Erasmus, Ediciones Lea, Libros en el Bolsillo, Almuzara Universidad, Mascarón de Proa y Pinolia.
Estas dos décadas no han sido fáciles. Antonio Cuesta y Manuel Pimentel recuerdan para este periódico las crisis padecidas en España en estos últimos años, la económica de 2008 y la pandemia de hace apenas unos años; y que, en un primer momento, abocó a la industria del libro a la más desangelada indecisión. La quiebra de la distribuidora con la que trabajaban desde hacía años dejó a las puertas de la ruina al grupo, pero el empuje de sus dueños y trabajadores logró no solo la supervivencia sino el restablecimiento de la salud empresarial.
Almuzara ha creado modelos identitarios únicos en el ecosistema editorial como Esto no estaba en mi libro de…, una colección que se ha convertido en menos de una década en un clásico de la divulgación, la cultura y la historia. Berenice, el sello culto del grupo, edita buena literatura y Cántico, una de las últimas en incorporarse al resto de marcas, hace honor a los poetas que estuvieron detrás de aquel grupo cordobés editando algunos de los libros en verso más esclarecedores de los últimos años. Antonio Cuesta, el director editorial del grupo, considera que uno de los valores de tanto sello editorial es dar a conocer el talento literario de autores hasta ahora desconocidos o inéditos: «Hemos editado a autoras y autores andaluces que nadie había leído y que hoy forman parte de la nómina de los grandes escritores españoles. Esa es la obligación y a la vez la mayor satisfacción que una editorial puede lucir en su hoja de servicios», remarca.