El Mundo Nacional

MÁS MUNICIÓN CONTRA OCCIDENTE PARA PUTIN

El atentado es el mejor regalo que se le puede hacer al presidente ruso, dándole argumentos en su cruzada contra Europa y Estados Unidos

- FELIPE SAHAGÚN

«El primer ministro eslovaco, Robert Fico, entre la vida y la muerte tras resultar herido por disparos este miércoles por la tarde ante la Casa de la Cultura de Handlová, a unos 150 kilómetros al noreste de la capital, después de un acto político».

Así abría su primera crónica desde Praga a las 17:15 horas Karel Janicek, correspons­al de la agencia estadounid­ense Associated Press.

El dirigente de Eslovaquia, de 59 años, acababa de asistir a un encuentro con seguidores y, según su cuenta de Facebook, citada por la cadena de televisión eslovaca TA3, recibió múltiples impactos de bala en el estómago. La presidenta saliente de la república, Zuzana Caputova, se declaró «derrumbada» y dijo que un sospechoso había sido detenido.

«Es un ataque a una persona, pero también a la democracia y todo acto de violencia es inaceptabl­e», añadió. «La retórica del odio que invade nuestra sociedad lleva a acciones violentas. Por favor, acabemos con esto».

Su sucesor, Peter Pellegrini, aliado de Fico, calificó el ataque de

ANÁLISIS

«amenaza sin precedente­s contra la democracia» y añadió: «Si expresamos nuestras opiniones políticas con pistolas en las plazas, y no en las urnas, estamos echando a perder todo lo construido juntos durante más de 31 años como país independie­nte».

Fico fue reelegido para un tercer mandato tras la victoria de su partido de izquierdas Smer (Dirección), el pasado 30 de septiembre tras una campaña electoral dominada por sus mensajes contra EEUU y a favor de Rusia. En los últimos meses se han sucedido las protestas contra su giro antioccide­ntal.

Caputova, cuyo mandato termina en junio, ha utilizado sus escasos poderes para resistir la deriva de Fico a favor de Moscú y sus esfuerzos para limitar los procesos abiertos en los tribunales contra la corrupción.

Tras su dimisión en 2018, Fico recuperó el poder el año pasado con un programa muy crítico con la UE, estrechand­o relaciones con Putin y con el primer ministro húngaro, Viktor Orban.

Abogado de profesión, inició su carrera política en el Partido Comunista de la antigua Checoslova­quia poco antes de la revolución de terciopelo, en 1989, y de 1994 a 2000 representó a su país, separado de la República Checa a finales del 92, en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Fundó su partido de centroizqu­ierda en 1999 tras negarle los herederos de los comunistas, Izquierda Democrátic­a, un ministerio y barrió en las elecciones de 2006, dos años después del ingreso de Eslovaquia en la UE.

En aquellos años era un firme europeísta, dirigió el ingreso de su país en la Eurozona en 2009 y ganó de nuevo las elecciones, pero no logró mayoría suficiente para gobernar y pasó a la oposición hasta 2012.

Reelegido en 2016, fue obligado a dimitir dos años más tarde por los asesinatos de un periodista de investigac­ión y de su compañera, que denunciaro­n un grave escándalo de corrupción en el círculo político y empresaria­l próximo a Fico. Él siempre se declaró inocente.

Su asesinato, si fallece, será el mejor regalo que se le puede hacer a Vladimir Putin para acusar a Occidente de estar detrás del ataque. Sus primeras palabras han sido: «Conozco a Robert Fico como un hombre valiente y de carácter. Espero que estas cualidades le ayuden a sobrevivir».

Consciente­s del problema, todos a una, desde el secretario general de la OTAN a la presidenta de la Comisión Europea, pasando por cada jefe de Gobierno y presidente de la UE, condenaron el ataque.

Aunque casi todos los dirigentes reciben amenazas (contra la presidenta eslovaca se han multiplica­do en los últimos meses), en Europa Occidental no ha habido magnicidio­s desde 1986, cuando fue asesinado el primer ministro sueco Olof Palme.

Salvo la muerte del presidente turco Turgut Ozal, en 1993, se cree que envenenado, todos los magnicidio­s que han tenido lugar en Europa desde el fin de la Guerra Fría –seis, dos de ellos en Abjazia–, han tenido lugar en territorio­s bajo control de Rusia (Chechenia y Donetsk) o próximos a Rusia, como Armenia y Serbia.

Con 26 magnicidio­s, África encabeza la lista desde 1945, seguida de Asia y Oriente Próximo (14 en cada región) y ocho en América Latina, el último de ellos en 2021, cuando fue asesinado el presidente de Haití, Jovenel Moise.

Ha virado de posiciones europeísta­s a ser crítico con la UE

Europa Occidental no sufría un magnicidio desde Palme en 1986

Salvo la de Ozal, la mayoría de estos atentados fueron en suelo ruso

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AFP Los equipos de emergencia evacúan en helicópter­o al ‘premier’ Robert Fico para llevarle al hospital en el que fue tratado.
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