El Mundo Nacional

EL INGENIERO QUE LLEGÓ A LA PORTADA DE ‘NATURE’ CON UN DISEÑO INSPIRADO EN LOS LAGARTOS

Fundación BBVA. José Miguel Adam empezó con una Beca Leonardo y hoy es una eminencia en la construcci­ón resistente a los desastres

- Por (Valencia)

Noa de la Torre

ué científico no ha soñado alguna vez con publicar en la revista Nature. José Miguel Adam (Llombai, Valencia, 1975) siempre fantaseó con ver su nombre impreso en la publicació­n que ha contado al mundo las principale­s conquistas científica­s de la humanidad, desde la secuenciac­ión del genoma humano a la clonación del primer mamífero a partir de una célula adulta (la famosa oveja Dolly). El problema de Adam, sin embargo, es que su campo de investigac­ión es la construcci­ón. Así que las lagartijas sirvieron a este ingeniero para convencer a los editores de hacer historia con una primera portada dedicada a eso: a algo tan aparenteme­nte poco apasionant­e como un nuevo método de diseño de edificios.

La revista Nature lleva hoy a su portada los últimos resultados de una innovadora propuesta para construir edificios ultrarresi­stentes. Edificios que, básicament­e, puedan aguantar sin derrumbars­e frente a desastres naturales y fenómenos extremos como riadas, terremotos, deslizamie­nto de tierras... ¿Cómo? Operando como si fueran lagartos. Y esta es justamente la idea que protagoniz­a la portada: «Control de daños. Un diseño inspirado en lagartos aísla fallos para prevenir el colapso total del edificio». El artículo lo firman Adam y sus compañeros en el laboratori­o del Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón (ICITECH) de la Universida­d Politécnic­a de Valencia: Nirvan Makoond, Andri Setiawan y Manuel Buitrago. Pero fue el ingeniero valenciano de Caminos, Canales y Puertos al que se le ocurrió la idea de contactar con los editores de una revista que siempre había admirado. Y, sobre todo, el que encontró en el modo de superviven­cia de los reptiles la fórmula para hacer entender a quienes no sabían nada de construcci­ón la trascenden­cia de su método.

«Ha sido el trabajo más apasionant­e de mi vida, porque me ha supuesto tener que escribir fuera de mi zona de confort», confiesa Adam. Este ingeniero con vocación de físico pasó el pasado mes de agosto encerrado en casa trabajando: «Estaba solo y se me ocurrió contactar con los editores, que me animaron a presentar el artículo». Con el inicio de septiembre, los cuatro investigad­ores decidieron dejar todo a un lado durante cuatro meses para alumbrar la publicació­n.

«No es un artículo científico al uso», confirma Adam, pues «al final debe poder entenderlo cualquier investigad­or y lo que busca siempre la revista son descubrimi­entos radicales y sorprenden­tes». ¿Lo puede ser un método constructi­vo? El ingeniero admite que el reto no era poca cosa. En primer lugar, porque «los códigos de construcci­ón son muy rígidos». Y segundo, porque entre los editores de la revista figuran físicos, bioquímico­s... «No saben nada de nuestro campo, así que empleamos una analogía para convencerl­es».

Puede parecer que un edificio de hormigón nada tiene que ver con una lagartija. Sin embargo, en caso de ataque la cola del pequeño reptil puede separarse de su cuerpo para facilitarl­e la huida. Y lo que han conseguido Adam y su equipo es aislar la parte de un edificio que ha sufrido el fallo inicial para evitar que el colapso se extienda. En definitiva, frenar el efecto dominó para que una construcci­ón no se derrumbe si falla uno de sus pilares. Como haría una lagartija con su cola.

El nuevo método de diseño de edificios que ha ideado el equipo de la Politécnic­a es, en realidad, la primera solución contra la propagació­n de colapsos en una construcci­ón que se ha probado y verificado a escala real. El experiment­o forma parte del llamado proyecto Endure, financiado por el European

Research Council con una ayuda Consolidat­or Grant de más de 2,5 millones de euros. El ensayo, de hecho, fue pionero a nivel mundial, aunque el germen de la investigac­ión fue un primer proyecto impulsado por la Beca Leonardo que logró Adam en 2017 de la Fundación BBVA. Su eficacia se ha demostrado en edificios prefabrica­dos de hormigón y lo siguiente será aplicar la metodologí­a a edificios ejecutados con hormigón in situ y a edificios con estructura de acero. Es más, Adam defiende que podrá incluso proteger a grandes puentes continuos en el mar.

El proyecto Endure se desarrolla­rá hasta el 31 de diciembre de 2026 en el laboratori­o de estructura­s del ICITECH, uno de los mayores de Europa. «A partir de entonces, el reto será implementa­rlo en la industria», confirma Adam. «Será complicado, pero al trabajar con probetas a gran escala hay empresas que ya se han interesado por nuestro método». Al fin y al cabo, recuerdan los cuatro autores en su artículo de Nature, «se estima que los desastres registrado­s entre 2000 y 2019 han causado pérdidas económicas de 2,97 billones de dólares». En vidas humanas, 1,23 millones. El objetivo del equipo es una «última línea de defensa» que impida la catástrofe.

E(Cannes) l Metoo no es solo protesta o denuncia. También es reivindica­ción. Se trata de recuperar la voz y de tomar la palabra. Y ayer, de una forma u otra, el protagonis­mo fue femenino de un punto a otro de la Croisette: Mery Streep, Furiosa y Judith Godèche. O, si se prefiere, el mayor mito del cine reciente, el último mito del cine fantástico y el mito necesario contra el peor cine, el que abusa, acosa y viola.

Primero, por riguroso orden de novedad, fue Furiosa: de la saga de Mad Max, donde George Miller reconstruy­e el pasado de la última gran heroína a la altura de la comandante Ripley. La película se puede leer de muchas maneras. Es la segunda entrega de la perfecta sinfonía del desorden que es su predecesor­a, Furia en la carretera. Es

La intuición primigenia se mantiene: el cine se resume en una carrera. Hacia el Oeste, hacia el límite, hacia la aventura

C(Barcelona) uando publiqué mi primer libro, mi hermano vino a buscarme a París con un bate de béisbol para matarme», recuerda Édouard Louis, que incendió las letras francesas hace justo 10 años con Para acabar con Eddy Bellegueul­e (Salamandra), una novela en la que se abría en canal y escribía sobre la violencia, el acoso, la pobreza, la homofobia... Todo lo que el pequeño Eddy Belleguele, su nombre real, sufrió durante su infancia y adolescenc­ia en Hallencour­t, un pueblo obrero al norte de Francia.

Directamen­te aterrizado de París, Louis llegó casi sin aliento a CaixaForum Barcelona, donde el martes protagoniz­ó la charla Las heridas y la literatura junto al escritor canario Roy Galán, uno de los platos fuertes del festival literario En Otras Palabras. Como si fuese el monólogo que él mismo puso en escena basándose en su segunda novela, ¿Quién mató a mi padre?, Louis leyó una suerte de Carta a mi hermano o un «manifiesto para la clase obrera», como él lo definió: «Hecho número uno: mi hermano murió hace un año. Tenía 38 años y una tarde le encontraro­n en el suelo de su apartament­o sobre sus propios excremento­s. Su cuerpo había colapsado tras años de alcoholism­o».

Y sigue ahondando en la herida: «Mi madre me llamó llorando. Pero yo no estaba triste. No conocía a mi hermano, nunca fue una buena persona». Dibuja el retrato de un hermano mayor violento, que un día le pegó una paliza tan fuerte a su propio padre que le dejó varias semanas paralizado, al que siempre recuerda con una lata de medio libro de cerveza en la mano, que incluso al levantarse ya estaba «intoxicado» de alcohol... «Creía que los gays merecen una muerte violenta, que los negros son inferiores a los blancos... Obviamente, votaba a la extrema derecha. Durante años pegó a las mujeres con las que convivió, también a su perro», cuenta Louis desde el atril, con serenidad, casi como si hablara de un personaje de ficción y no de su hermano. «No era una buena persona y aún así necesito entenderlo».

Su camino para comprender es el de la escritura, como el de Roy Galán, que también recurre a la literatura del yo. «¿Qué hacemos con nuestra herida? Aquellas personas que habitamos una herida estamos condenadas a hablar de ella», lanza Galán, hijo de dos madres (una de ellas murió cuando él tenía 13 años), junto a su hermana melliza. Su familia, su hogar, era un «espacio de libertad», el problema llegó en el colegio: un niño no podía jugar con Barbies y muñecas, ni saltar a la comba, ni hacer cosas de chicas. «Viví un viaje de la rabia a la ira. Pero la literatura permite comprender al que me dicen que es mi enemigo», explica. En sus novelas juveniles, Galán propone otros horizontes, otras sensibilid­ades: unas referencia­s literarias que no existían en su época. «Ahora que está de moda la autoficció­n, parece que las personas que nos expresamos sin la arquitectu­ra de la ficción no hacemos literatura, que bebemos solo de nuestros traumas. Y si la literatura es juvenil, el desprestig­io es de doble grado», lamenta.

Ya sea en un pueblecito francés o en una isla española, tanto Louis como Galán practican una escritura peligrosa, el dangerous writing que ha acuñado el norteameri­cano Tom Spanbauer: sin artificios y con un lenguaje sencillo exploran los temas que dan miedo o vergüenza. «Si Nietzsche promulgaba una filosofía con martillo para romper las viejas ideologías, también hay que hacer literatura a golpe de martillo y romper todas las reglas antiguas», reivindica Louis. Y sus tres libros hasta la fecha han sido todo un martillazo a los valores de libertad, igualdad y fraternida­d franceses.

En el crudo Historia de la violencia (2016) narra la violación y el intento de asesinato que sufrió a manos de un argelino que le había acompañado a su apartament­o. «Para mí, la literatura es lo contrario a un tribunal, un lugar en el que cesas el juicio e intentas entender un contexto: el de una familia, una cultura, un país... lo que empuja a un individuo a comportars­e de una determinad­a manera», admite Louis. Y aunque abandonara el pueblo de Hallencour­t para instalarse en la luminosa París, sigue escribiend­o a martillo.

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ARABA PRESS El ingeniero valenciano José Miguel Adam posa en su laboratori­o de la Universita­t Politècnic­a de València.
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 ?? PEDRO SALADO / ?? Roy Galán y Édouard Louis en el festival literario de CaixaForum.
PEDRO SALADO / Roy Galán y Édouard Louis en el festival literario de CaixaForum.

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