MICHAEL IGNATIEFF, PRINCESA DE ASTURIAS EN CIENCIAS SOCIALES
Galardón. El profesor de Historia y ex político, discípulo de Isaiah Berlin es uno de los mayores expertos del mundo en nacionalismo
(Madrid)
Michael Ignatieff, ensayista, profesor de Historia y ex líder de la oposición canadiense recibió ayer el premio Princesa de Asturias en Ciencias Sociales. Recién cumplidos los 77 años, es uno de los más lúcidos analistas del fenómeno nacionalista en las últimas décadas y siempre ha tenido un ojo en la situación de Cataluña desde la mirada canadiense.
El presidente del jurado Alejandro Portes, justificó el galardón a Ignatieff por su «intensa y polifacética vida profesional, que se extiende desde el estudio de la filosofía hasta el ejercicio del periodismo y la política». «Aplica la reflexión crítica a los grandes conflictos políticos de nuestro tiempo», aseguró. «En su obra, el análisis de los problemas políticos concretos se hace siempre desde las exigencias normativas propias de los sistemas democráticos. El resultado es una original mezcla de realismo político, humanismo e idealismo liberal donde los valores de la libertad, los derechos humanos, la tolerancia y la salvaguarda de las instituciones son su preocupación fundamental».
«La aportación de este autor constituye una referencia imprescindible para orientarnos en un presente tan cargado de conflictos bélicos, de polarización política y amenazas a la libertad», concluyó Portes en su alocución sobre el canadiense, que sucede como premiado a la historiadora francesa Hélène Carrère dEncausse, una de las grandes especialistas en la historia rusa, que falleció el pasado 5 de agosto a los 94 años.
Esta semana, el pensador, discípulo de Isaiah Berlin, se encuentra en Madrid donde el martes por la tarde pronunció la conferencia La democracia en las urnas: cuando el sistema se convierte en el objeto de debate en la Fundación Areces. Poco antes, Michael Ignatieff concedió una entrevista a EL MUNDO en la que discutió largo y tendido y con gran pasión sobre los principales temas que desafían a nuestra democracia, con las elecciones europeas (9 de junio) y las presidenciales estadounidenses (5 de noviembre) ya próximas en el horizonte.
En su cruzada democrática Michael Ignatieff se ha enfrentado con Viktor Orbán y su deriva autoritaria y es un referente en el estudio del nacionalismo y los derechos humanos. Le fascina tanto la democracia que en 2005 incluso abandonó el las aulas de
En su cruzada democrática se ha enfrentado con Orban y su deriva autoritaria
Harvard para entrar en política como líder del Partido Liberal canadiense, donde ejerció como líder de la oposición. Su aventura, sin embargo, no salió como esperaba y regresó a sus ensayos.
Siempre con la mirada puesta en la situación catalana, Michael Ignatieff aseguró a EL MUNDO pocas horas antes de recibir el Princesa de Asturias que si un profesor español llegara a su país la mañana después de las elecciones que tuvieron lugar el pasado domingo y le contara a los canadienses lo que ha pasado, «los canadienses esbozarían una sonrisa». «Mire, un canadiense como yo, orgulloso del hecho de haber conseguido que mi país funcione a pesar de una enorme división lingüística, cultural y religiosa durante 150 años, se regocija cuando el separatismo es derrotado», afirmó el profesor. Y sin embargo, advirtió: «Creo que potencialmente estamos ante un nuevo escenario. Pero el plebiscito continúa».
El ex profesor de Cambridge, Oxford y Harvard se retractó humildemente de su apoyo a la Guerra de Irak después de ver que las pruebas para la invasión eran una falacia. Y su oposición a la deriva autoritaria de Orbán como rector de la Universidad Central Europeale aconsejó recientemente cambiar la sede de Budapest por la de Viena. El intelectual detrás de títulos como Las virtudes cotidianas. Orden moral en un mundo dividido El mal menor: ética política en una época de terror (ambos en Taurus, 2018) planta cara sin reservas a cualquier enemigo de la libertad.
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