El Mundo Nacional

«Me he sentido en casa, como una maña más»

La Princesa de Asturias, condecorad­a en Zaragoza por su año en la Academia

- MARINA PINA

Visiblemen­te feliz y emocionada, la Princesa Leonor protagoniz­ó ayer el acto en solitario más importante de los cuatro que ha realizado, y uno de los más personales, porque comienza a despedirse del año que ha pasado en Zaragoza. La Heredera recibió las Medallas de las Cortes, de Aragón y el título de hija adoptiva de Zaragoza en una mañana llena de simbolismo, en la que quiso agradecer el cariño recibido este tiempo.

Doña Leonor recordó que el 17 de agosto llegó a Zaragoza «con ilusión y muchas ganas de aprender y conocer». Pero pasado el curso, el balance es muy positivo: «Lo que he vivido aquí supera con creces lo que pensaba hace diez meses. Me he sentido en casa, acogida y acompañada en una tierra que siempre formará parte de mi vida», dijo.

Las semanas en Zaragoza se agotan para la Princesa, que solo le quedan cinco para recibir su despacho de alférez. La heredera al Trono llegó siendo una niña que ingresaba en un mundo desconocid­o: «No sólo me he formado como cadete, sino que descubrir la exigencia académica, intelectua­l y física me hace apreciar aún más al Ejército de Tierra y a nuestras Fuerzas Armadas».

La primogénit­a de Felipe VI recogerá su petate y se marchará de Zaragoza con el empleo de alférez en mano. «Les aseguro que lo que vivimos mientras nos reformamos en la Academia nos une para siempre y nos hace crecer y madurar. Aquí hemos aprendido mucho», confesó.

La cita en la que las autoridade­s aragonesas rindieron honores a la Princesa se convirtió en una ocasión para recorrer los lugares históricos de la Corona de Aragón. Así, en el palacio de la Aljafería, uno de los tres edificios que quedan de la arquitectu­ra hispanomus­ulmana de los Taifas, que luego pasó a ser sede de la Corona de Aragón y, en 1942, residencia de los Reyes Católicos, apareció Doña Leonor a las diez y media de la mañana con su uniforme de dama cadete.

Tres cuartos de hora después, en la plaza del Pilar, la Princesa recibía el título de hija adoptiva de la ciudad. Doña Leonor recorrió a continuaci­ón a pie los metros que separan la plaza de la Seo del Salvador,

«Lo que he vivido aquí supera con creces lo que pensaba»

donde se coronaban los reyes de Aragón. Allí fue recibida por el Gobierno regional y dos ex presidente­s, Javier Lamban e Hipólito Gómez de las Roces, quien ya impuso la condecorac­ión a Felipe VI hace 38 años. Antes de entregarle la Medalla de las Cortes de Aragón, el presidente Azcón destacó: «Los aragoneses caminamos en nuestro quehacer diario con la tranquilid­ad de las gentes de bien y las personas leales, al lado de la Constituci­ón».

Doña Leonor agradeció en sus palabras el trato de los aragoneses durante este año. «He sentido el respeto y la amabilidad. Su apoyo ha sido y está siendo continuo. Estoy muy agradecida por lo que he vivido aquí este tiempo y lo que me está dando esta ciudad». La Princesa dijo sentirse «una maña más». Doña Leonor terminó la Jornada en el Museo Alma Mater de Zaragoza, donde asistió a un cóctel para más de un centenar de invitados.

Este domingo, mientras Alberto Núñez Feijóo se manifieste contra la amnistía y Pedro Sánchez siga exigiéndol­e una disculpa a Javier Milei por sus insultos, se cumplirán 2.000 días de bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Puestos uno detrás de otro, son cinco años, cinco meses y 16 días de interinida­d del organismo. Y aún quedará por delante al menos un mes y medio adicional de espera para retomar los contactos con visos de llegar a buen puerto. Como poco.

Porque las negociacio­nes no van a fructifica­r en ningún caso hasta después de las elecciones europeas. Esta vez hay más posibilida­des que antes de un acuerdo, pero no antes de julio. O sea, después de la vuelta –si vuelve– del comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, quien pidió en marzo una excedencia en el cargo para iniciar su campaña para convertirs­e en el nuevo secretario general del Consejo

de Europa. Hasta entonces, él se había encargado de ejercer la labor de intermedia­ción comunitari­a que había solicitado el PP.

Para suplirlo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, nombró a la vicepresid­enta para Valores y Transparen­cia, Vera Jourová, pero ésta se ha dado mus en estos dos meses que lleva al mando: PP y PSOE ni siquiera han recibido una notificaci­ón de la Comisión sobre quién se hace cargo y quienes son los interlocut­ores. Formalment­e, no hay negociador. La campaña europea, que comienza mañana, pospone los trabajos para reactivar una negociació­n que, además, el PP da por congelada hasta después del 9-J.

La elección del cargo al que aspira Reynders está prevista para la Asamblea Parlamenta­ria que se celebrará del 24 al 28 de junio. Si sale derrotado, el liberal belga –que compite con el suizo Alain Berset y con el estonio Indrek Saar– podría regresar de inmediato a su cargo. Su ventana de oportunida­d para intentar cerrar un acuerdo se produciría como comisario en funciones, aunque quiere repetir. Los comisarios comienzan a trabajar formalment­e en noviembre, pero en septiembre y octubre pasan los exámenes. Y si gana las elecciones para secretario general del Consejo de Europa, no tomaría posesión hasta mediados de septiembre. En ese caso, ¿podría retomar las negociacio­nes Reynders? En principio, sí, porque para ser mediador no hace falta tener un cargo institucio­nal específico.

Reynders, que ha puesto mucho empeño y crédito personal en desbloquea­r el poder judicial español, ha apostado siempre por renovar de inmediato a los 20 vocales y el presidente del CGPJ y, de manera análoga, reformar la Ley del Poder Judicial para que sean los jueces quienes elijan al menos a la mitad de los miembros del Consejo. Algo, esto último, que es una línea roja para el PSOE, que no quiere virar hacia un modelo «gremial».

Hay otra fecha en el horizonte que aplaza sí o sí las negociacio­nes. El 3 de julio se presentará el informe de la Comisión sobre el Estado de derecho en la Unión, y fuentes conocedora­s de los trabajos aseguran que será «duro» con España, a la que ya se plantea amonestar por reformas como la Ley de Amnistía, que borra delitos de corrupción y terrorismo y que está previsto que se apruebe el 30 de mayo. Por tanto, llevaría un mes en vigor en ese momento. Los jueces tienen dos para aplicarla. ¿Estará Carlos Puigdemont ya en suelo español cuando la Comisión emita sus quejas? Los juristas consultado­s no lo descartan, aunque descuentan que el Supremo y la Audiencia Nacional elevarán al Tribunal de Justicia de la UE cuestiones prejudicia­les que paralizarí­an la aplicación de la norma.

En Ferraz y Génova el enquistami­ento del CGPJ se expresa de manera muy distinta. La semana pasada, el ministro de Justicia, Félix Bolaños, insistió en que la renovación del CGPJ y la mejora de la justicia son «prioridade­s» del Gobierno y reclamó retomarlas cuanto antes. Pero el negociador del PP, Esteban González Pons, fue muy tajante el lunes: «Después de aquellos famosos cinco días en que Pedro Sánchez vino acusando a los jueces de perseguirl­e, y anunció medidas para poner bajo control a la Justicia española, nosotros no podemos en este momento seguir negociando».

«Nuestro papel como garantes del Estado de Derecho nos hace que estemos con los jueces y no con quien quiere maniatarlo­s. En este momento no hay conversaci­ón. La actitud no da para tenerla», dijo, porque ve a los socialista­s «capaces de todo».

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CEBOLLEDA / EFE Doña Leonor, durante la entrega de la Medalla de las Cortes de Aragón, junto a Azcón y Robles.
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VERONICA POVEDANO
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