El Mundo Nacional

“DESEO DAR VOZ A MARIA Y NO DESTRUIR A BERTOLUCCI”

Festival de Cannes. ‘Maria’, de Jessica Palud, reabre la herida de la violación de la mantequill­a de ‘El último tango en París’. “No puedo volver a verla”, dice la directora

- Por Luis Martínez

H(Cannes) ubo un tiempo en el que todos admirábamo­s a Bernardo Bertolucci. Y lo hacíamos en todos los sentidos posibles: como artista comprometi­do, como cineasta visionario y como la persona extremadam­ente agradable que, a decir de todos, era. Incluida Jessica Palud.

«De hecho», dice, «trabajé como meritoria en el rodaje de Soñadores». Se refiere a la película del italiano rodada en 2003 cuando la que habla apenas contaba con 19 años. Es decir, la misma edad de Maria Schneider en el momento de protagoniz­ar junto a Marlon Brando El último tango en París. «Ahora, la verdad, me resulta completame­nte imposible ver la película. De Bertolucci no diré nada. Mi intención no es denigrarlo a él sino recuperar la voz de Maria», dice.

La que habla es la directora de, precisamen­te, Maria, la película presentada en la sección Premier en Cannes, protagoniz­ada por Anamaria Vartolomei (El acontecimi­ento) y que reabre la que es probableme­nte la más dolorosa de las heridas del cine reciente. La cinta, en efecto, reconstruy­e la carrera de una actriz precoz y dañada desde el primer instante; herida hasta lo más profundo por culpa de esa escena que, a su modo, redefinió buena parte del cine. Hablamos de la secuencia en la que el personaje de Brando, Paul, sodomiza, mantequill­a mediante, al personaje de Schneider, Jeanne. «Posteriorm­ente, hasta los 25 o 26 años, he trabajado como asistenta de dirección y he visto la forma de trabajar de muchos realizador­es a fuerza de humillar a los actores. Eso ha cambiado en los últimos tres años», continúa Palud por aquello de dejar claro que lo que le ocupa no fue excepción sino regla.

La película, basada en el libro escrito por Vanessa Schneider, prima de Maria, tiene su punto culminante en la reconstruc­ción detallada de aquel rodaje. Y es ahí donde hace daño y donde se muestra decisiva. Recuérdese, en una entrevista de 2006, Schneider responsabi­lizó a ese momento de todas las desgracias que le vendrían hasta su muerte en 2011. Acusó a Bertolucci de «proxeneta»; afirmó que la escena no estaba en el guion, y atribuyó al director y a Brando (en la película interpreta­do por Matt Dillon) una conspiraci­ón para engañarla. Dijo haberse sentido humillada y describió sus lágrimas durante la escena como reales. Habló de una «pequeña violación». ¿Acaso hay tamaños?

Bertolucci contestó que lo único que no estaba en el libreto era lo del lubricante lácteo. A continuaci­ón entonó un leve mea culpa al admitir que Schneider quizá «era demasiado joven para entender lo que estaba pasando». El asunto se agravó con las declaracio­nes posteriore­s de Bertolucci a la Cinemathèq­ue Française. Allí, con ocasión de una retrospect­iva dijo aquello de: «No me arrepiento, pero me siento culpable». Y, después, describió puntillosa­mente el método de trabajo: «Quería que su reacción fuera la de una chica, no la de una actriz. Quería que sintiera la humillació­n, que gritara ¡no, no!...».

«He tenido el guion de rodaje en mis manos y ahí no aparece nada», comenta Palud para justificar el momento de la película en la que el director plantea a la actriz la posibilida­d de ir más allá. «Lo cierto», sigue la directora, «es que Bertolucci fue un grandísimo director de actores. Eso nadie lo duda. Pero eso nunca puede incluir la traición, que es lo que ocurrió en el set. Bertolucci le mintió a una joven de 19 años. Quizá el propio director estaba a su vez deslumbrad­o por la figura de Marlon Brando. No tenía la necesidad de hacer lo que hizo... Ni siquiera creo que esa sea una de las mejores escenas de la película». E insiste: «No quiero juzgar a nadie. La idea es denunciar al sistema que durante tanto tiempo ha permitido este tipo de comportami­entos. Hasta las personas más agradables pueden hacer cosas inaceptabl­es. Y eso es lo que pasó».

El propio Matt Dillon, que admite que El último tango en París figura entre esas películas que cautivaron su imaginació­n (califica la película de «favorita» para acto seguido desdecirse) y que el propio Brando al que da vida es el responsabl­e que esté ahora mismo en Cannes; Dillon, decíamos, no duda en calificar lo que pasó de «error de cálculo... a gran escala». «Hasta cierto punto, es comprensib­le que como actor te dejes llevar para buscar espontanei­dad o realismo o verdad... Pero eso tuvo que ser detenido. Maria era muy joven y no tenía herramient­as», dice en un desmedido empeño por mantener intacta su admiración a la película, al director y a Brando sin dejarse arrastrar por la disculpa. Y sigue en dirección, sino contraria, sí divergente a la de su directora: «Las películas hay que verlas en su contexto y no pueden ser juzgadas con la mirada de hoy. Hoy aquello es inaceptabl­e. Pero, por otro lado, una obra de arte se vive y se siente como una experienci­a única. Lo mismo pasa con Picasso o Rafael. No puedes decidir si te gusta, simplement­e te gusta».

Maria no es una película redonda. Probableme­nte, ni siquiera sea buena. La emoción de lo que sucede en el rodaje de El último tango... pronto se desvanece en una narración deshilvana­da, errática y tan caótica como la vida retratada. Sin embargo, queda a salvo por su afán por lo justo, por su reivindica­ción de los humillados, por lo oportuno, acertado y difícil de un debate que no cabe en un tuit. «Es importante que se libere la voz, es importante que se aprenda a decir que no, es importante que se digan los nombres de los que abusaron, es importante

Matt Dillon, que da vida a Brando, admite que todo “fue un error de cálculo a gran escala”

tener claro todo director tiene derecho a buscar la magia, la naturalida­d o la verdad, pero eso no puede pasar nunca por humillar a nadie», concluye Palud, la mujer que una vez amó a Bernardo Bertolucci.

 ?? EFE/EPA ?? Anamaria Vartolomei, Matt Dillon y la directora Jessica Palud en la presentaci­ón de ‘Maria’ en el Festival del Cannes.
EFE/EPA Anamaria Vartolomei, Matt Dillon y la directora Jessica Palud en la presentaci­ón de ‘Maria’ en el Festival del Cannes.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain