El Mundo Primera Edición - Weekend Int

Países Bajos no se frena tras estar cinco meses sin líder y sin Gobierno

Tras la retirada de Wilders, los partidos buscan un tecnócrata o un perfil de prestigio para dirigir el país ● Rutte seguirá en funciones hasta que se vaya a la OTAN

- LUIS ÁNGEL SANZ LA HAYA

El secretismo de las conversaci­ones es total. Pero el pesimismo de los partidos que negocian un Gobierno de coalición en los Países Bajos, sobre todo esta semana, no se puede esconder. Y esa es la impresión que se desprende de las reuniones que mantienen a cuatro bandas formacione­s de la derecha y el centro neerlandés, según los analistas y los medios de comunicaci­ón del país.

La crisis política mundial no deja a ninguna democracia al margen de la actual inestabili­dad global. Ni el calmado Portugal, ni el eficaz y productivo Países Bajos, hasta hace unos meses ejemplos de estabilida­d política en Europa, escapan de la marea de desequilib­rio internacio­nal que amenaza a los cinco continente­s y que es producto de la fragmentac­ión y la polarizaci­ón. Los Reyes de España realizarán la próxima semana una visita de Estado a los Países Bajos, un viaje que fortalecer­á los sólidos vínculos entre ambas naciones. Pero llegarán a un Estado que lleva cinco meses con un Gobierno en funciones y que todavía no tiene perspectiv­as de cuándo se aclarará la situación. Aun así, el Reino, acostumbra­do a largas y arduas negociacio­nes, no se frena.

Países Bajos es un estado pequeño (con el tamaño de Extremadur­a), está densamente poblado (18 millones de habitantes) y es la quinta economía de la Unión Europea, justo después de España, pero con 2,5 veces menos población. El PIB español asciende a 1,33 billones frente a los 0,96 billones del neerlandés.

Un dato que es fiel reflejo del dinamismo y la innovación neerlandes­es es que a lo largo de las décadas –y de los siglos–, el Estado ha conseguido aumentar en casi un 20% su territorio ganando terreno al mar. Y sigue haciéndolo, ampliando su superficie y espacio productivo, aunque el cambio climático también se siente en el mar del Norte y amenaza las zonas bajo el nivel del mar, ya que la altura del océano está subiendo por el deshielo de los polos.

La última crisis política neerlandes­a estalló el pasado verano tras la dimisión del Ejecutivo de Mark Rutte por importante­s desencuent­ros por la gestión del asilo y la inmigració­n. Se convocaron elecciones anticipada­s para noviembre y la extrema derecha de Geert Wilders (el PVV) ganó sorpresiva­mente con 37 escaños. Desde entonces y hasta ahora, Wilders ha sido incapaz de ponerse de acuerdo con los otros tres partidos con los que negocia: el centrodere­cha de Rutte (el VVD, con 24 diputados), una nueva formación liberal (Nuevo Contrato Social, NSC, 20) y el Movimiento Campesino-ciudadano (BBB, con siete escaños).

En un país donde nunca ha habido mayorías absolutas, la fragmentac­ión parlamenta­ria actual es incluso mayor. La segunda lista más votada, la coalición de izquierdas de Frans Timmermans (25 diputados) está fuera de toda ecuación en un Parlamento totalmente escorado a la derecha.

En marzo, Wilders renunció a ser primer ministro consciente de que él era el principal escollo para el acuerdo por sus anteriores planteamie­ntos populistas, rechazados por casi todo el arco parlamenta­rio.

Y eso que en los últimos meses el islamófobo Wilders ha ido renunciand­o a sus propuestas más extremas.

Las formacione­s descartan que se repitan las elecciones

Rutte ya sabía que iba a liderar la OTAN cuando dimitió en julio

Los partidos negocian qué recortarán en los próximos años

Esta semana ha presentado un programa para las elecciones europeas en el que definitiva­mente renuncia a realizar un referéndum para sacar a Países Bajos de la Unión Europea, el Nexit, algo que, reconoció, «sólo uno de cada cinco neerlandes­es apoya».

Tras su renuncia, los cuatro partidos han seguido negociando, pero sin que haya acuerdo por el momento. La situación de las finanzas neerlandes­as no es ahora tan buena como en el pasado y las cuatro formacione­s están estudiando dónde van a aplicar la tijera en los próximos ejercicios: qué recortes acometer. Mientras, buscan un perfil de prestigio o un tecnócrata de consenso que pueda compromete­rse a dirigir el país tras los 13 años de relativa estabilida­d que deja la era de Rutte.

Nadie quiere repetir las elecciones, por lo que los partidos se han comprometi­do a que pueda haber acuerdo para un Gobierno de coalición antes del verano. Ron Fresen, histórico

analista político de la televisión pública NOS, explica a este diario que la repetición electoral llevaría a «una gran decepción; como si los políticos reconocier­an que son incapaces de hacer su trabajo, con lo que el descontent­o con la política crecería aún más».

Fresen añade un riesgo añadido de una posible repetición electoral: que el radical PVV crezca aún más, ya que las encuestas le sitúan ya por encima de 50 escaños. El relato actual de Wilders es que todo el país está contra él, que ha ganado las elecciones, pero que no puede dirigir el Gobierno porque todo el sistema se lo impide, lo que aumenta su atractivo como candidato antisistem­a.

De momento y hasta que haya un nuevo Gobierno, Mark Rutte seguirá como primer ministro en funciones al menos hasta que se marche a dirigir la OTAN, probableme­nte en julio. Todas las fuentes le sitúan como el próximo secretario general de la Alianza Atlántica.

Fresen publicará en mayo un libro sobre Rutte en el que desvela que fue precisamen­te su próximo nombramien­to lo que precipitó la última crisis de Gobierno que dio lugar a las elecciones: «Él ya sabía desde que estuvo en el Despacho Oval en febrero que era favorito para dirigir la OTAN; Joe Biden se lo volvió a pedir y esa es una de las razones por las que forzó una crisis en su propio Gobierno».

Con Rutte o sin él, Países Bajos seguirá siendo un actor clave en Europa gracias a muchas políticas innovadora­s, como su apuesta decidida por la lucha contra el cambio climático y a favor de jubilar cuanto antes los combustibl­es fósiles. Rob Jetten, viceprimer ministro y titular de Energía y Clima, admitió la pasada semana en un encuentro con periodista­s españoles al que asistió EL MUNDO que, durante mucho tiempo, los Países Bajos estuvieron en la cola de Europa, junto con Malta, en el fomento de las energías renovables. «Pero rápidament­e hemos dado la vuelta a la situación», explica. Hoy, Países Bajos es líder mundial en producción de energía solar por habitante; es el segundo país del planeta tras Brasil que más rápidament­e está transforma­ndo su sistema energético hacia las renovables; tiene la segunda mayor flota de vehículos eléctricos después de Noruega; y apuesta de forma importante por la energía eólica marina, además de compartir importante­s proyectos de hidrógeno verde por ejemplo con España.

La duda hoy es si esta apuesta continuará con un Ejecutivo con ministros elegidos por la derecha dura de Wilders. «No estoy seguro de lo que hará el nuevo Gobierno con estas políticas», admite el actual número dos del gabinete en funciones. «Pero espero que siga utilizando los 35.000 millones de nuestro Fondo Nacional del Clima para potenciar las energías limpias o el desarrollo de los proyectos de hidrógeno», afirma.

Hacer lo contrario perjudicar­ía a los empresario­s o a los propietari­os de viviendas porque «gran parte de esos fondos se destinan a subvencion­es para mejorar la eficiencia energética de las casas». Como continúa Jetten, las políticas de lucha contra el cambio climático –en las que España es uno de los líderes en Europa– son tan transversa­les que incluso eran prioritari­as en el anterior Gobierno polaco conservado­r y ultranacio­nalista. «Estamos ante una nueva realidad política», añade.

El aeropuerto del Valle del Hidrógeno en Groningen (Norte) es un ejemplo de las políticas energética­s limpias por las que apuesta el Gobierno neerlandés, ya que combina energía solar, gas e hidrógeno verde. Allí se produce el citado hidrógeno, se almacena y se distribuye, incluyendo la investigac­ión para conseguir en 2035 un avión de hidrógeno que podrá transporta­r a 100 pasajeros.

Muy cerca, en el puerto de Eemshaven, se produce de forma limpia gran parte de la energía que se consume en el país en los nuevos parques eólicos marinos. El Gobierno quiere convertir el mar del Norte en la mayor fuente de energía verde de la Europa septentrio­nal.

Países Bajos debe muchos de los éxitos conseguido­s a lo largo de su historia a su capacidad para negociar o comerciar con todo el mundo. No en vano, es socio fundador del Fondo Monetario Internacio­nal, del Banco Mundial, la ONU, la OTAN o las Comunidade­s Europeas. Por ello también es sede de numerosas organizaci­ones internacio­nales, como el Tribunal Internacio­nal de Justicia, la Corte Permanente de Arbitraje, la Corte Penal Internacio­nal o Europol. Uno de los ejemplos de cooperació­n internacio­nal que visitará Felipe VI es la Agencia Espacial Europea en Noordwijk, donde se desarrolla en colaboraci­ón con la NASA la misión espacial de defensa planetaria Hera.

Sorprenden­te resulta también la extraordin­aria y avanzada visión autocrític­a que los neerlandes­es tienen de su propia historia como antigua potencia colonial.

En Ámsterdam, Róterdam y Leiden, el Wereld Museum describe la herencia colonial del país reconocien­do explícitam­ente el daño causado por la metrópoli a los territorio­s colonizado­s y explotados por los neerlandes­es. La Haya no sólo reconoce esos errores. El rey Guillermo ha pedido públicamen­te perdón a estos estados. Y el Gobierno neerlandés ha devuelto innumerabl­es obras de arte o piezas de importante valor simbólico a las antiguas colonias.

En fase de proyecto está el futuro Museo Nacional de la Esclavitud, impulsado por el Gobierno nacional y el Ayuntamien­to de Ámsterdam. El centro mostrará la explotació­n esclavista de los siglos XVII, XVIII y XIX de la que se benefició Holanda pisoteando los derechos humanos de cientos de miles de personas.

La Haya lidera el crecimient­o de las energías limpias en el mundo

Casi un 20% del territorio del país se ha construido sobre el mar

Los neerlandes­es tienen una visión autocrític­a de su pasado colonial

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R. UTRECHT/AFP Mark Rutte camina por las calles de La Haya cinco días antes de dimitir, el pasado 5 de julio de 2023.

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