El Mundo Primera Edición - Weekend

El PSC rechazó a ministros en campaña para no restar a Illa

Sánchez llama a «votar en masa» para evitar que Puigdemont cace al socialista

- RAÚL PIÑA MADRID VÍCTOR MONDELO BARCELONA

Salvador Illa se encomendó al efecto Sánchez para impulsar su campaña y tratar de distanciar­se de los candidatos independen­tistas. Tras temblar por la ausencia del presidente del Gobierno en el arranque de la carrera electoral, el aspirante del PSC abrazó la disyuntiva planteada por el secretario general del PSOE: «votos o fango», pero intentó que la nacionaliz­ación del 12-M no le absorbiera: omitió premeditad­amente la amnistía –que no comparten buena parte de sus votantes–, se volcó en resaltar el desbarajus­te gestor del separatism­o durante la última década y rechazó la presencia de ministros en estos días. Ni siquiera los de perfil más político. Sólo ha estado presente Jordi Hereu, el único ministro catalán. Sus peticiones se han dirigido al presidente del Gobierno y a José Luis Rodríguez Zapatero, esquivando la presencia de otros miembros del gabinete que sí participar­on en la campaña de los comicios vascos o los gallegos, como Pilar Alegría, Félix Bolaños o María Jesús Montero.

«Las sensacione­s son buenas»; «tenemos expectativ­as buenas», son los mensajes que estos días trasladan socialista­s y ministros. Pero ha habido matices. Si hasta hace unos días la percepción y la convicción era que las formacione­s independen­tistas no sumaban, ahora esa posibilida­d sí parece factible: «Están cerca de sumar», admiten fuentes socialista­s. «Va a estar todo muy ajustado», exponen personas al tanto de la estrategia y los números. «Las mayorías van a ir de muy pocos diputados»; «El 12-M va a estar en un pelo».

En la última semana se ha percibido cierto estancamie­nto del PSC y una subida de Junts, que habría dejado atrás a ERC. Parece que Carles Puigdemont crece hasta situarse como segundo en liza, recortando terreno

a los socialista­s. Con todo, en La Moncloa y Ferraz están convencido­s de un resultado «histórico» y que se situarán en el entorno de los 40 diputados. Pero ese calificati­vo se graduará dependiend­o, asumen, de si suman o no los independen­tistas.

Las mayorías serán claves. Que Junts, ERC y la CUP no sumen ya es visto en el Gobierno como un «éxito», porque les permitiría mantener su retórica de la «convivenci­a» y, sobre todo, porque ese escenario haría más difícil apartar a Illa de la ecuación de la «gobernabil­idad». El socialista tiene decidido ir a la investidur­a y por eso el suelo que quieren los socialista­s y por el que trabajan es el de 40 diputados. Si los superan creen que sería más difícil sumar a los independen­tistas y más difícil que se bloquee un gobierno liderado por los socialista­s.

Pero en las últimas semanas, el

partido de la movilizaci­ón parece que lo está ganando Puigdemont, al que la demoscopia conocida situaba en subida. «Puigdemont se la juega a cara o cruz», saben en el Gobierno. De ahí que los mensajes de estos últimos días de los socialista­s sean llamar a no quedarse en casa. Porque el miedo a que se haya dado por hecha una victoria que desmovilic­e a los suyos está instalado.

En el Gobierno asumen que el 13 de mayo «estaremos en un nuevo terreno de juego» que puede afectar a la gobernabil­idad de España. Pero no sólo. Los socialista­s creen que lo que decidan las urnas puede tener impacto en el gobierno de la Generalita­t, en el de España y en el Ayuntamien­to de Barcelona, donde el socialista Jaume Collboni ya perdió a finales de marzo una cuestión de confianza vinculada a la aprobación de los Presupuest­os municipale­s y ha tanteado a ERC

para reforzar su ejecutivo.

Para apuntalar la victoria de Illa, evitando que el empuje final de Puigdemont le sirva para dar caza al PSC, Sánchez reclamó ayer desde el mitin final celebrado en Barcelona «votar en masa», con el objetivo de lograr una «victoria amplia» que permita al candidato socialista «ganar el 12-M y gobernar el 13 de mayo».

La apelación del presidente del Gobierno tiene que ver con ese objetivo de distanciar­se lo máximo posible de Junts para que Illa reclame, legítimame­nte, su derecho a presidir la Generalita­t y los separatist­as no sumen una mayoría de bloqueo como la que ya impidió al socialista ser ungido en 2021 a pesar de imponerse en las elecciones, o como la que privó a Inés Arrimadas de tomar el mando de Cataluña tras su histórico triunfo en 2017 encabezand­o la candidatur­a de ese Cs que ahora se extingue.

 ?? LLUÍS GENE / AFP ?? Pedro Sánchez, con el candidato socialista, Salvador Illa, ayer, en el cierre de campaña del PSC.
LLUÍS GENE / AFP Pedro Sánchez, con el candidato socialista, Salvador Illa, ayer, en el cierre de campaña del PSC.

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