El Mundo Primera Edición - Weekend
LA EX VELOCISTA QUE OPTÓ POR EL FÚTBOL: “NUNCA ESTÁS NI TAN ARRIBA NI TAN ABAJO COMO SE DICE DE TI”
La campeona del mundo empezó a jugar en un equipo donde era la única chica. Ahora le emociona cómo le miran niñas para las que es un referente
Disciplinada es el adjetivo que mejor le va a la futbolista Salma Paralluelo (Zaragoza, 13 de noviembre de 2003). «Siempre me he sentido muy conectada con el deporte y desde chiquitita le pedí a mis padres apuntarme a esto y también lo otro, porque me encantaba competir y aprender». De padre catalán y madre ecuatoguineana, destacó rápidamente en atletismo y aprendió a cuadrar macronutrientes para rendir mejor en las carreras. A la vez, empezó a jugar con el balón impulsada por su hermano mayor. «Era la única chica del equipo», recuerda. Pero su entrenador le aconsejó que, si quería ser realmente buena en algo, tenía que elegir. Y obviamente el fútbol ganó la partida.
Aunque confiesa que sigue saliendo a correr porque le gusta y su corazón siempre estará dividido, no se equivocó decantándose por el esférico, a juzgar por los resultados. «Me sigo sintiendo atleta y lo recuerdo con nostalgia, pero me pilló una lesión muy grave, una rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla. Ese fue el punto de inflexión. No podía hacer las dos cosas».
Dio a la Selección Española el pase a semifinales en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda (2023). La delantera se convirtió así en una heroína nacional. La autora de un gol histórico que «nunca cansa ver», por mucho que se lo pongan una y otra vez. Ha ganado un premio Princesa de Asturias antes de la veintena y la revista Time la ha incluido en su lista Time100 Next 2023 como personaje emergente. Por no hablar de sus éxitos colectivos con el Fútbol Club Barcelona, donde despunta por su físico y resistencia. «Le debo mucha técnica al atletismo». Todo ha cambiado con la Copa Mundial en mano. Lo que más le emociona a quien no tuvo referentes femeninos es cómo le miran ahora las niñas. Pero sigue con los pies en la tierra y trata de no seguir las polémicas pospartido. «Nunca estás tan arriba ni tan abajo como se dice de ti. Hay que aprender a gestionar los momentos, permanecer tranquila y concentrada en lo que hay que hacer», se sincera.
Un día en su vida comienza temprano, desayunando antes de la cita en la ciudad deportiva, donde entrena dos horas en campo, luego va al gimnasio, le atienden los fisioterapeutas del equipo o visualizan jugadas para comentarlas hasta las 15:30 horas de la tarde. «Por mis dolencias sigo un protocolo para ganar fuerza y movilidad, para mí es muy importante sentirme cómoda en el césped. Hay ejercicios en polea, giros, frenadas, salidas explosivas...». Las jugadoras incluso comen allí. «No soy muy fan de la siesta pero sí dedico tiempo libre al descanso, a ver alguna serie, salir con amigas o escuchar música». Cuenta que le apasiona el soul y el afrobeat. Le ayudan a desconectar. Y trabaja mucho la parte mental. «Intento no darle vueltas a la cosas. Seguir esa parte individual de tratar de buscar mi mejor versión, aceptar que hay subidas y bajadas y sentirme igual de buena cuando hay un partido malo». Su familia también le da paz. Y un paseo por la playa.
No tiene nutricionista, asegura, porque desde los 14 años con el atletismo aprendió a equilibrar sus raciones y en casa cocina muy bien su padre. «He ido probando distintos dietistas pero ahora sé que en un partido tengo que meter más energía porque voy a tener mucho gasto». La suplementación le ayuda a tener ese plus de energía. «Cúrcuma, Omega 3, beta alanina, vitamina D, Resilience para la recuperación muscular...». Eso sí, es muy golosa. «Soy responsable con la alimentación pero para mí el chocolate es necesario de vez en cuando».
Actualmente está inmersa en la campaña Cómete el Juego de Just Eat, la plataforma de comida a domicilio, que dona este año 40.000 euros al fútbol femenino. «Es genial que apoyen a equipos locales en la base aportándoles material». Además, está concentrada en las próximas citas del calendario. La final de la Champions, de la Copa de la Reina y los Juegos Olímpicos de París este verano. «Es un sueño para mí estar ahí, tengo muchas ganas de vivirlo». No piensa en un plan B tras su carrera como futbolista. «Hay más apoyo al deporte femenino pero es un trabajo de todos seguir invirtiendo más medios para crecer».