El Mundo Primera Edición - Weekend
El hotel de un rey, versión 2.0: ultralujo y diseño en la palpitante Casablanca
El nuevo Royal Mansour, segundo cinco estrellas del monarca Mohamed VI, envuelve en glamour la Ciudad Blanca, corazón económico del país
El nombre Royal Mansour sugiere muchas cosas, todas en el imaginario de lo exquisito. En esa «medina dentro de una medina», como se definía cuando abrió sus puertas en Marrakech, la artesanía, la gastronomía, el bienestar y el servicio en este hotel se han convertido en una forma de arte. Un escaparate de lo mejor de Marruecos, del ultralujo más refinado. Al fin y al cabo, el rey Mohamend VI aloja en su hotel a su familia y amigos, además de al viajero más versado en l´art de vivre. Desde hace unos días, el nombre Royal Mansour sugiere, además de todo lo anterior, modernidad y diseño. Se acaba de inaugurar el segundo hotel de la colección real, esta vez en la vibrante Casablanca. Es 100% Royal Mansour y 100% diferente al anterior. Es el hotel que necesitaba esta cosmopolita y efervescente ciudad portuaria, corazón económico del país, que hoy vuelve a pisar con fuerza en el tablero de los destinos emergentes. Ojo con Casablanca. El nuevo hotel del rey de Marruecos recoge el pulso de la urbe. Sólo hay que subirse al rooftop en el piso 23 al atardecer, el mejor lugar para beberse en formato cóctel unas vistas despampanantes del Atlántico y un skyline punteado de edificios art decó y uno de los minaretes más altos del mundo, el de la imponente Mezquita Hassan II. El propio edificio es un viejo conocido en la Ciudad Blanca. Construido en los años 50, el que fuera el primer cinco estrellas de la urbe atrajo durante décadas a celebridades y connoisseurs, desde el político y Nobel de la Paz, Yaser Arafat ,al mítico chansonnier, Charles Aznavour; y del boxeador del ‘Combate del siglo,’ Muhammad Ali, a Sean Connery, el agente 007.
De ahí que el icónico rascacielos haya sido deconstruido y reconstruido piso a piso en una obra ingente que ha durado ocho años. El resultado es una deslumbrante reinterpretación de esa era dorada. En el nuevo Royal Mansour, los maravillosos uniformes de los empleados del hotel parecen salidos de una película de Wes
Anderson. El estilo art decó domina habitaciones y espacios comunes con muebles de sinuosas formas, suelos y paredes de hasta 70 tipos de mármoles distintos, riquísimas telas, alfombras geométricas y un extenso repertorio de glamurosas lámparas. El arte discurre por todo el hotel (hasta 600 piezas), aunque para obras maestras, los cuartos de baño de cada una de las 149 habitaciones, repletos de champús y cremas de marocmaroc. Para crear el nuevo Mansour han participado, al parecer, 10.000 artesanos. Los apartamentos privados, del piso 16 al 18, son la máxima expresión del viaje al modernismo y están tematizados según las distintas afinidades intelectuales: literatura, moda, música y cine, cada una con objetos vintage ad hoc, desde una colección de vinilos a un maniquí con vestidos de alta costura que se cambian cada tres meses.
Los amantes de lo natural disfrutan también en el patio, donde el paisajista madrileño Luis Vallejo ha creado un oasis vegetal asombroso. Es el lugar también donde disfrutar del menú de La Brasserie, creado por otro artista, el chef Eric Frechon, con tres estrellas Michelin. La emoción se repite en la barra del Sushi Bar que firma el japonés Keiji Matoba, así como en La Grande Table Marocaine, donde las harinas, los tagines y las pastillas conducen al huésped a la noche árabe… Una noche que en Casablanca, cuidado, puede ser eterna.