El Mundo Primera Edición - Weekend
Monjas herejes, diputados de ligoteo en manada. Hombres y mujeres
Belorado, donde se erige el convento de las monjas herejes, tiene nombre de ciudad de la antigua Yugoslavia. Ya saben lo que ha pasado porque nadie habla de otra cosa. Las monjas, azuzadas por un cura coctelero –como si todos los cocteleros no fueran curas– y un excomulgado, han roto con la Iglesia católica ....
...Las herejés las llaman ahora como si cantaran la canción de Las Ketchup. Dicen que no reconocen a ningún papa posterior al Concilio Vaticano II.
A veces, cuando se leen algunos medios se tiene la sensación de que los hombres se juntan para el fornicio y las mujeres para hacer el primo o la prima. O simplemente, ser gilipollas o gilicoñ... (no sé cómo va aquí el lenguaje inclusivo). En resumen: hacer el idiota.
El de Belorado puede ser el último caso. Nadie tiene claros los motivos de las monjas: la misa preconciliar, el dinero, la subida del precio del cacao, una operación inmobiliaria... Lo que es evidente es que, salvo una, todas las monjas se han puesto bajo la tutela de un tal Pablo de Rojas que se hace llamar «duque imperial» y elector del Sacro Imperio, títulos que suenan a la diputación de la glandeza cazurra.
Como es lógico y de acuerdo a las dignidades que detenta, se dice que está atendido por una corte de sirvientes uniformados. Y ese puede que acabe siendo el hábito que tomen las clarisas de Belorado, además del Gin Fizz diario que les preparará el cura coctelero que les hace de portavoz en las televisiones. En cualquier caso, las monjas cambian una tutela por otra, aunque seguro que el elector del Sacro Imperio es más pesado que el obispo y hasta que el propio Francisco. ¿Por qué las monjas optan por el elector?
Será cosa de mujeres. O de cierto tipo de mujeres. También Dulce Delapiedra (tiene apellido como de saga porno), la niñera de Chabelita, dejó todo después de ir a un concierto de la Pantoja en Barcelona. Marchó de Cataluña para irse a vivir a Cantora. (Bastante mejor que peregrinar a Waterloo para ver a Puigdemont).
Otro suceso interesante es lo que está pasando con el diputado de Vox Coco Robatto. Dicen algunas mujeres que estaba con muchas a la vez y que a todas les susurraba las mismas palabritas de amor. Las víctimas podrían ser denominadas las coquinas, si bien la referencia almejil se hace demasiado basta, aunque hay que considerar que el alias del político para jugar a los videojuegos era Rabotto. En cualquier caso, todo suena a urdimbre electoral pese a que nadie puede negar ese dolor que se siente cuando te toman el pelo. Lo de Robatto no deja de ser vida privada, pese a que sirva de chanza a todo el Parlamento. Dicen que hay un grupo transversal de diputados que se juntan para salir los jueves en coalición porque los viernes no hay sesión en el Congreso. Es de suponer que en esas situaciones no importan los partidos. Siempre se han comentado mucho los codazos que se daban las del PP cuando veían al entonces diputado Sánchez acodado en la barra del bar del Congreso.
Los hombres son igual de lelos que las mujeres en cuestiones amorosas. El amor es otro tipo de fe. «¿Yo? Melibeo soy y a Melibea adoro, y en Melibea creo y a Melibea amo», decía Calisto a Sempronio en La Celestina. Pero, como pasa con la religión, con el amor hay que asegurarse de que se cree en el «menos gilipollas de todos», como diría Houellebecq.
Silvia Caballol, la mujer del obispo de Solsona, estuvo el viernes en Espejo público. Ha dicho que Novell no era tan conservador como decíamos los medios (o sea,del gusto de las monjas de Belorado) y que en realidad no era independentista sino que en sus homilías predicaba la «libertad de los pueblos». Lo que no desmiente, de momento, es que el obispo haya encontrado trabajo en Semen Cardona, empresa especializada en la extracción de esperma de cerdos y conejos. Hay procesos mecanizados pero también, en algún caso, hay que tirar de la manualidad.
Esperemos que las monjas de Belorado no acaben así con...