El Mundo Primera Edición - Weekend

El nuevo lujo luso: Rollsroyce casi a pie de pista, desayuno en las nubes y el mayor spa de Portugal

Recién inaugurado en Funchal, el hotel The Reserve es ya una referencia en experienci­as VIP, diseño sostenible, oferta gourmet diferente y bienestar

- Por Isabel García

Existe un lujo dentro del lujo. Ése que se mide en los detalles. Y el universo hotelero bien lo sabe. De un baño de espuma con pétalos de rosa en la suite al caer la tarde a un servicio de hacer y deshacer la maleta (también se cuelgan las prendas ya planchadas en el armario) o un cóctel de despedida (además del clásico de bienvenida) al abandonar el establecim­iento. Pero no vayamos tan lejos. La exclusiva atención de algunos cinco estrellas llega mucho antes, en la pista de aterrizaje del aeropuerto, donde un miembro del personal de tierra acompaña al huésped hasta su chófer, que aguarda con un Rolls-royce y una copa de champán.

Son las cosas que suceden si uno se aloja en The Reserve, el nuevo icono del lujo (y el diseño sostenible) de Funchal, la capital de Madeira y la mejor isla del mundo por noveno año según los World Hotels Awards, los Oscar del sector. La exuberanci­a del lugar se cuela a raudales por el ventanal del Jacaranda Club, en la planta 16, donde se realiza el check-in, además de servir el desayuno a la carta o el brunch con saxofonist­a de fondo. Recién inaugurado, este hotel boutique de 40 habitacion­es (como las Pool Suites con piscina privada o la presidenci­al, de 220 m2) se sitúa junto al Savoy Palace, buque insignia de Savoy Signature, grupo líder en la isla con siete complejos dirigidos a todos los públicos.

Eso sí, The Reserve, el último en llegar y miembro de The Leading Hotels of the World, ya ha dejado clara su condición de número uno, ofreciendo «una propuesta a medida para que el cliente se sienta como en casa, anticipánd­onos a sus necesidade­s», afirma su directora, Cristina Mata, en la sofisticad­a recepción, a la que se accede tras dejarse deslumbrar por la fachada cubierta toda de vegetación, emulando los bosques autóctonos de laurisilva. Es más, la decoración reproduce la idiosincra­sia isleña, con piezas que recuerdan trabajos artesanale­s (tapices y bordados) o los sistemas de riego ancestrale­s (levadas). Además, el hotel no solo ofrece los típicos servicios de lujo como una carta de almohadas, amenities premium o una cena íntima en la habitación, sino otros como un concierge disponible las 24 horas por whatsapp. Éste igual reserva una mesa en el restaurant­e japonés Nikkei y una cata de vinos maridada con quesos que un tour en yate o jeep por Madeira. La parada en el pueblo pesquero de Câmara de Lobos, donde pintaba Winston Churchill, no falta.

Luego estaría la experienci­a Above the clouds, un desayuno al amanecer en uno de los picos más altos de la isla, Arieiro, a 1.818 metros. «Esta actividad y las visitas a bodegas son las favoritas», señala Diana Pestana, uno de los mayordomos 5.0.

No en vano, la gastronomí­a es una de las grandes bazas del hotel, con delicias de medio mundo a degustar en sus distintos restaurant­es. De la cocina de autor de Galáxia Skyfood (con vistas en 360º de Funchal y platos como el atún curado casero, preparado frente al comensal) a los platos lusos de Pau de Lume y Terreiro (ojo al bacalao confitado). Sin olvidar el italiano Alameda o los bufés. Ya quedaría probar las cinco piscinas, incluida la infinita con solarium de la planta 17 o la del spa Laurea, el más grande de Portugal (3.000 m2). Quien prefiera el masaje en la habitación sólo tiene que pedirlo.

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Abajo, un chef con la pesca del día en el restaurant­e Pau de Lume y una de las suites.
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Arriba, una de las piscinas infinitas de The Reserve con vistas al océano Atlántico.

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